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Resistencia ante las estructuras totalitarias, ante los movimientos revolucionarios y los modelos de sociedad que necesitan víctimas, y rebeldía contra lo absurdo del mundo: el escritor francés Albert Camus ahondó en sus obras en la búsqueda de fundamentos y posiciones morales que, 100 años después de su nacimiento, siguen más vigentes que nunca.
El centenario de Camus, que se cumple el jueves, ha inundado el mercado editorial con publicaciones sobre su vida y su obra. Sólo la francesa Gallimard lleva 22 títulos lanzados sobre el escritor.
Y es que Camus, que falleció a los 46 años en un accidente de tráfico, es junto a Jean-Paul Sartre uno de los principales representantes del existencialismo.
Camus escribió ensayos, novelas y piezas teatrales, entre ellas títulos como 'El extranjero', 'La peste', 'El mito de Sísifo', 'Los justos' o 'El hombre rebelde', una de sus últimas obras.
Para el autor, el hombre era la medida de todas las cosas. "Je me revolte, donc nous sommes" ("me rebelo, luego existimos"), reza en 'El hombre rebelde'.
Las primeras páginas de este ensayo las escribió durante la ocupación nazi. En él, a lo largo de varios textos político-filosóficos, responsabiliza entre otros a las grandes utopías políticas de la muerte de millones de personas.
La rebeldía de Camús es la del yo contra las injusticias de la existencia humana en un espacio libre de ideologías. En los últimos meses, importantes acontecimientos han puesto de manifiesto la modernidad de su posición: de Nueva York a Madrid, Berlín, Lisboa o Londres, cientos de miles de personas salieron a las calles para protestar ante las consecuencias de la crisis financiera y económica.
El movimiento 'occupy' o de los indignados es una revuelta al estilo Camus. "No persigue ninguna ideología, ninguna utopía histórica, no sabe necesariamente en qué acabará lo que hoy se está viviendo. Es la rebeldía abierta y libre de la que Camus hablaba en 'El hombre rebelde'", señala la crítica literaria Iris Radisch.
'El extranjero' y 'El mito de Sísifo' abordan el sentimiento de lo absurdo que invade al ser humano ante un mundo sin sentido aparente. Mientras que en 'El extranjero' Camus permite a su protagonista Meursault reconocer su absurda existencia, en 'El mito de Sísifo' da un paso más: el hombre acepta la inexplicabilidad de la existencia, de su absurdo destino contra el que después se sublevará.
Para muchos, Camus está considerado tanto escritor como filósofo, aunque él jamás se definió como esto último. "No soy un filósofo. No diseño ningún sistema, reflexiono sobre mis experiencias vitales." Y tenía muchas. Su vida se manifiesta en sus temas y en un lenguaje frío y tímido que en su época se calificó de moderno.
Camus se crió en Argelia en un ambiente humilde, hijo de un colono francés y una analfabeta española. Fue una escuela dura, subrayaría después, en la que aprendió a enfrentarse a la muerte. Desde los 16 años sufrió tuberculosis.
Cuando en 1942 publicó 'El extranjero' y 'El mito de Sísifo' Camus aún no había cumplido los 29 años, pero tenía a sus espaldas un matrimonio desafortunado, una breve militancia en el Partido Comunista y hacía tres años que vivía en París, una ciudad en la que nunca realmente se asentó.
En 1957, este combatiente de la resistencia, periodista y escritor comprometido fue galardonado con el Nobel de Literatura. Pero en lugar de encontrarse en lo más alto de su carrera, estaba al final. Su obra 'El hombre rebelde', en la que denuncia las utopías e ideologías y con ello la postura del procomunista Sartre, fue destrozada por los intelectuales de izquierdas y derivó en su ruptura definitiva con el autor de 'La náusea'.
Camus tuvo que pagar, sobre todo en Francia, sus críticas al socialismo autoritario. Sólo después del fracaso del socialismo en Europa del Este comenzó a reivindicarse su antitotalitarismo y su pensamiento postideológico.