domingo, 22 de septiembre de 2019

Cambio Climático o Castigo Divino.

                   Todo el planeta se encuentra hablando del Cambio Climático, pero muy pocos se han detenido a pensar que Dios nos castiga por medio del clima. El primer clima inhóspito que nos tocó enfrentar como especie es el que tuvo que padecer Adán y Eva luego de su expulsión del paraíso . Después de la caída de nuestros primeros padres el clima se volvió un obstáculo muy problemático para la supervivencia del hombre en  la tierra.
                  Según el padre Manuel Lacunza, gran exégeta apocalíptico, el clima ideal debiera ser un equinoccio perpetuo de 12 horas de duración entre el día y la noche, con temperaturas que oscilen entre los 10 a 22 grados. Esas temperaturas y ese equilibrio perfecto haría que el hombre pudiera extender su vida hasta edades superiores de los 150 años tal como ocurrió en la época de los grandes profetas de la antiguedad.
                  ¿Es verdad que el clima condiciona vida del hombre?, el clima no sólo condiciona la vida del hombre, sino en gran parte, condiciona su desarrollo como sociedad. El clima va de la mano con el desarrollo de las grandes civilizaciones que han poblado la tierra, desde la época de los sumerios hasta llegar a la sociedad occidental. Todas esas sociedades se desarrollaron alrededor de afluentes de ríos y tierras para cultivar. Por consiguiente, el desarrollo humano. se da en climas donde se dispone de agua y de agricultura benigna, características propias de lo que llamamos clima mediterráneo .
               La decadencia de las civilizaciones se da en conjunto con un problema climático, en especial, en períodos donde escasea el agua y la falta de alimentos. Lo cual estimula el aumento de crisis sociales y aumento de plagas.
               En las Sagradas Escrituras se muestra de manera muy directa aquella entre la justa Ira de Dios y la falta de lluvias para producir los alimentos del hombre. En el diluvio ocurrió todo lo contrario, Dios castigó con 40 días y 40 noches de pura lluvia, lo cual inundó a gran parte de la tierra. Exceso de lluvias y carencia de las mismas, son dos fenómenos que obedecen a un castigo de Dios por culpa de los pecados y apostasías de los hombres.
                  El clima seguirá siendo adverso en la medida que el hombre se siga volviendo contra su Creador. El clima no lo cambia ni la ONU  ni nadie. Son muchas las blasfemias, son muchas las ofensas que se cometen a diario contra el Creador, que se ve difícil que Dios cambie sus castigos a menos que exista un arrepentimiento sincero de parte del hombre. Sin arrepentimiento no habrá una vuelta a un clima que sea favorable hacia la vida humana.
                 El deterioro de la capa de ozono, el aumento de la radiación solar, la contaminación radiactiva de más de 2500 bombas atómicas que se han lanzado a la atmósfera, sumados a los desastres de Tchernóbil y la central atómica de Fukushima  , no son elementos suficientes para determinar el clima de la tierra. El eje de la tierra y su posible variación sólo podría haber surgido a raíz de un gran cataclismo, es decir, por medio de un acto de la voluntad divina.
                  Si queremos salvar al planeta, primero salvemos nuestras almas, para eso recurramos a Dios. Mostremos nuestros corazones constritos y arrepentidos para que Dios guarde misericordia con nosotros y con nuestros descendientes. Pidamos a Dios que nos perdone por todo aquello que lo ofendemos a diario, y ofrezcamos nuestros sacrificios para que que se apacigue en parte la Justa Ira de Dios. No existe otro camino para mitigar los efectos climáticos sobre la tierra. Si no hacemos eso como especie, sufriremos gran hambruna y plagas por los cuatro confines de la tierra.
                 

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