jueves, 29 de enero de 2015

El Pastor de Hermas: El libro

Presentación

El libro de El Pastor de Hermas es una obra cristiana del siglo II d.C., la cual no forma parte del Canon del Nuevo Testamento y que fue muy apreciado en la Iglesia primitiva, hasta el punto de que algunos Padres de la Iglesia llegaron a considerarlo como canónico o perteneciente al conjunto de la Sagrada Escritura.
Gozó de tanta autoridad El Pastor de Hermas durante los siglos II y III, que incluso Tertuliano (1) e Irineo de Lyon (2) lo citaron como Escritura. Asimismo el Codex Sinaiticus lo vincula al Nuevo Testamento, y en el Codex Claromontanus (3) figura entre los Hechos de los Apóstoles y las Cartas de San Pablo.
La primera versión del libro fue escrita en griego, y no se ha conservado el texto completo, pero sí se conserva la traducción al latín efectuada por su propio autor, Hermas de Roma. Por ello el texto de la obra El Pastor de Hermas que se reproduce íntegramente al final del presente estudio, se ha tomado de los siguientes manuscritos:
  • Codex Athensis
  • Codex Sinaiticus (Manuscrito del siglo IV de la versión griega de la Biblia).
  • Papiro 129 (Hallado a principios del siglo XX en Egipto y que en la actualidad se encuentra en la Universidad de Michigan).
  • Versión copto-sahídica (El sahídico es el dialecto principal del copto y era hablado en Tebas, en el Alto Egipto).
  • Codex Visionum
Existen dos versiones en latín: la Vulgata (4) y la Palatina (5). Además hay otras versiones en lenguas etiópicas, o sea, originarias de Etiopía: una en idioma persa y otra en lengua copta.
Aunque las citas bíblicas son muy escasas, el contenido del texto muestra que el autor dominaba la literatura sapiencial del Antiguo Testamento y de las Cartas de San Pablo. Igualmente es de destacar la influencia literaria judía, principalmente la proveniente de un texto titulado Manual de disciplina, perteneciente a los escritos esenios (6) descubiertos en las cuevas de Qumrán, a orillas del Mar Muerto. Esto significa que el autor prevenía del ámbito judeo-cristiano.

Datación

Debido a que el texto de El Pastor de Hermas menciona al Papa Clemente I (7), antiguamente se suponía que la obra fue escrita en la época de su pontificado, o sea, entre el 88 y el 97 d.C.
Quienes originalmente consideraban que El Pastor de Hermas, como es el caso de Orígenes (8), se apoyaban en un versículo de la Carta a los Romanos, donde Pablo saluda a los cristianos de Roma, entre los que cita a uno llamado Hermas: "Saludad a Asíncrito y Flegón, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos" (Romanos 16:14).
Sin embargo, gracias en gran parte al Códice de Muratori (9), sabemos que la obra fue compuesta por un tal Hermas, hermano del Papa Pío I, en la ciudad de Roma, entre los años 140 al 155 d.C., datación confirmada por otros catálogos eclesiásticos. Diversos exégetas y estudiosos han confirmado esta fecha de composición después de analizar el lenguaje utilizado, el mensaje teológico transmitido y la similitud con el libro del Apocalipsis.

Menciones en los antiguos textos cristianos

El teólogo inglés Joseph B. Lighfoot (10) propuso a finales del siglo XIX la datación de El Pastor de Hermas entre los años 140 al 155 d.C., basado en estos tres testimonios:
Códice de Muratori (9): "Cuando Hermas redactó El Pastor muy recientemente en nuestra época, en la ciudad de Roma, su hermano, el obispo Pío, ocupaba la sede de la Iglesia de la ciudad de Roma".
Catálogo Liberiano (11) y Liber Pontificalis (12): "Bajo el episcopado de Pío, su hermano Hermas escribió un libro que contiene los preceptos que le entregó un ángel que se le apareció como un Pastor".
Doctrina de Marción (13): "Entonces, después de él, Pío, cuyo hermano según la carne era Hermas, el pastor angélico, porque él declama las palabras que le fueron dadas por el ángel…".
Estos tres testimonios parecen citar una misma fuente, la obra perdida de Hegesipo (14), que también sería utilizada por Eusebio de Cesárea (15) para redactar su obra Historia Eclesiástica.

Composición y contenido

El libro de El Pastor de Hermas refleja el estado de la cristiandad romana a mediados del siglo II d.C. Tras una larga etapa de tranquilidad si sufrir persecuciones, parece que no era general el espíritu de los primeros tiempos del cristianismo. Junto a cristianos fervorosos, había muchos tibios. Junto a los santos no faltaban los pecadores. Y esto ocurría en todos los niveles de la Iglesia, desde los simples fieles hasta los ministros consagrados. Por este motivo no es de extrañar que el libro gire en torno a la necesidad de penitencia.
Según se desprende del escrito, Hermas, su autor, era un cristiano sencillo, pero lleno de preocupaciones religiosas y con una particular conciencia de sus propias faltas morales. Pesa sobre él principalmente el remordimiento por no haber sabido mantener debidamente las relaciones familiares con su esposa e hijos, y por no haber sabido hacer buen uso de sus bienes terrenales.
Hermas parece ser un judío de origen y formación, quien fue vendido como esclavo y enviado a Roma, en donde fue abriéndose paso en la vida. Como liberto se dedicó a los negocios y compró algunas fincas, que luego fue perdiendo. Sus hijos vivían mal y con su esposa no se llevaba demasiado bien, según él mismo nos cuenta en su libro.
Dos son los temas que nos plantea Hermas en su libro: el primero es la Iglesia, que es presentada en sí misma en su aspecto histórico y en su tiempo final o escatológico. El segundo habla de la relación de Cristo con la Iglesia, usando imágenes de fuerte resonancia bíblica. La utilización de un lenguaje alegórico se extiende por toda la obra, lo cual transmite un mensaje optimista y lleno de esperanza.
Muchos temas van apareciendo a lo largo del libro. De particular interés pueden ser los que se refieren al peligro de las riquezas, a las relaciones entre ricos y pobres, o a la necesidad de saber distinguir los signos de la influencia del buen o del mal espíritu en nosotros y en los demás. Pero el principal tema que aborda el texto del libro es el de la penitencia personal.
El Pastor de Hermas se compone de cinco visiones de género apocalíptico, doce mandatos y diez parábolas. El tono de la obra viene dado por la utilización de la primera persona del singular, presente desde el inicio de la primera visión cuando Hermas dice: "El amo que me crió me vendió a una tal Roda en Roma. Al cabo de muchos años la encontré de nuevo y empecé a amarla como a una hermana" (1ª. Visión, I).
La primera visión es mas bien una amonestación al mismo Hermas por su amor a Roda y a su condescendencia con sus hijos. En la segunda visión Hermas es invitado a dar a conocer el contenido de un libro que es una exhortación al arrepentimiento. La anciana que le habló en la primera visión se muestra como la Iglesia, pero también le dice que el libro aún debe ser completado.
En la tercera visión Hermas ve una torre que también simboliza a la Iglesia, y en la cuarte visión le es profetizada una tribulación, la cual se simboliza en un gran monstruo. La última visión presenta al Pastor, quien le mostrará y enseñará las parábolas del resto de la obra. La tercera parte, dedicada a los mandatos, trata de diversas virtudes cristianas y humanas: la fe, el temor de Dios, la continencia, la inocencia, la sinceridad, la castidad y el matrimonio cristiano.
Como se ha mencionado anteriormente, el punto principal de la obra es la penitencia, que se presenta como el modo de entrar a la Iglesia que nos menciona Hermas en su libro, la cual sería el único canal de salvación. Esta exhortación a la penitencia se refiere a la penitencia pública sacramental, que sólo se puede recibir después del bautismo, y que abarca todos los pecados sin exclusión alguna, lo cual es un dato muy característico en Hermes. Esta penitencia hay que llevarla a cabo enseguida y debe producir una conversión profunda y una enmienda verdadera, pues la santificación que produce en el alma es comparable a la del bautismo.
El Pastor de Hermas muestra cierta audacia imaginativa, pero en general tiene poca profundidad teológica, y se mantiene mas bien en una actitud meramente moralística. No obstante es interesante como reflejo de los problemas religiosos y morales que tenía un cristiano ordinario en aquel entonces.

Glosario

01.- TERTULIANO: Quinto Septimio Florente Tertuliano, más comúnmente conocido como Tertuliano (160 a 220) fue un líder de la Iglesia y un prolífico escritor durante la segunda parte del siglo segundo y primera parte del tercero. Nació, vivió y murió en Cartago, en el actual Túnez.
02.- IRINEO DE LEON: Ireneo de Lyon, conocido como San Ireneo, nació en Esmirna, Asia Menor, el 130, y murió en Lyon, en 202. Fue obispo de la ciudad de Lyon desde 189, estando considerado como el más importante adversario del gnosticismo del siglo II. Su obra principal es Contra las Herejías.
03.- CODEX CLAROMONTANUS: Es un manuscrito realizado en griego uncial (es decir, empleando mayúsculas) fechado aproximadamente en el siglo VI. Originalmente contenía todo el texto griego y latino de las cartas de san Pablo. Toma su nombre de la ciudad francesa de Clermont-Ferrand, donde fue encontrado por el estudioso calvinista Teodoro de Beza.
El códice contiene también el Catalogus Claromontanus, compuesto en Occidente en el siglo IV, que enumera los libros considerados canónicos e indica el número de líneas que tenía cada obra. Además de los libros que actualmente son considerados canónicos, la lista comprende también algunos apócrifos como la Tercera epístola de Pablo a los corintios, los Hechos de Pablo, el Apocalipsis de Pedro. Asimismo, conserva textos de otros escritos como la Carta de Bernabé y el Pastor de Hermas.
04.- LA VULGATA: Es una traducción de la Biblia al latín, realizada a finales del siglo IV por Jerónimo de Estridón. Fue encargada por el papa Dámaso I dos años antes de su muerte (366-384). La versión toma su nombre de la frase vulgata editio (edición para el pueblo) y se escribió en un latín corriente en contraposición con el latín clásico de Cicerón, que Jerónimo de Estridón dominaba. El objetivo de la Vulgata era ser más fácil de entender y más exacta que sus predecesoras.
05.-LA PALATINA: Fue la escuela fundada por el emperador Carlomagno en el palacio de su capital, Aquisgrán, durante el denominado Renacimiento carolingio, un periodo de florecimiento intelectual durante la oscura Alta Edad Media. Se convirtió en el centro educativo más renombrado de la época y sirvió de ejemplo para la creación de otras escuelas (escuelas carolingias).
06.- ESENIOS: Eran los componentes de una secta judía, establecida probablemente a mediados del siglo II a.C. en Qumrán tras la revuelta macabea, y cuya existencia hasta el siglo I está documentada por distintas fuentes. Sus antecedentes inmediatos podrían estar en el movimiento hasideo, de la época de la dominación Seléucida (197 a 142 a. C.)
07.- PAPA CLEMENTE I: Clemente de Roma o San Clemente I, fue un religioso cristiano de finales del siglo I, obispo de Roma, y a quien la Iglesia Católica le considera su cuarto papa. Se venera como santo y mártir en la Iglesia católica y se celebra su festividad el 23 de noviembre. En Roma existe una antiquísima basílica, la Basílica de San Clemente de Letrán, levantada sobre su tumba. Elegido en el 88, murió en el 97. Exiliado por el emperador Trajano al Ponto, fue arrojado al mar con un áncora al cuello.
08.- ORIGENES: Nació en 185 en Alejandría, y falleció en Tiro o Cesárea Marítima en 254. Es considerado un Padre de la Iglesia, destacado por su erudición y, junto con San Agustín y Santo Tomás, uno de los tres pilares de la teología cristiana.
09.- CODICE DE MURATORI: El fragmento muratoriano o fragmento de Muratori, también llamado canon de Muratori o muratoniano,  es la lista más antigua conocida de libros considerados canónicos del Nuevo Testamento. En la lista figuran los nombres de los libros que el autor consideraba admisibles, con algunos comentarios. Está escrito en latín y fue descubierto por Ludovico Antonio Muratori (1672-1750) en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, y publicada por él mismo en 1740.
10.- JOSEPH B. LIGHFOOT: Joseph Barber Lightfoot nació en Liverpool el 13 de abril 1828 y murió en Bournemouth, Hampshire, el 21 de diciembre de 1889. Desde julio de 1870 a noviembre de 1880 ejerció como uno de los revisores del Nuevo Testamento inglés; desde 1871 a 1879 fue canónigo de San Pablo y en 1874 y 1875 predicador en Oxford. En 1875 dejó el profesorado Hulsean y fue profesor de teología en Lady Margaret en Cambridge, lo que combinó con la rectoría de Terrington en St. Clement, Norfolk; en 1875 era secretario del gabinete de la reina. El 25 de abril de 1879 fue consagrado obispo de Durham.
11.- CATALOGO LIBERIANO: Consiste en una lista de los treinta y seis primeros papas de la Iglesia Católica, desde San Pedro hasta Liberio de quien proviene el nombre con el que se conoce esta compilación.
12.- LIBER PONTIFICALIS: Es una compilación de reseñas biográficas de los primeros papas, desde San Pedro hasta Esteban V. Obra de distintos autores se atribuye a Anastasio, aunque sólo fue el último de los compiladores que trabajó en la lista papal, que fue bibliotecario de la Sede Romana en el siglo IX y durante cinco días antipapa.
13.- DOCTRINA DE MARCION: El marcisionismo toma su nombre de su principal creador, el teólogo y exitoso comerciante Marción (85-150 d. C.). Nacido en Sinope, en Asia Menor (hoy Sinop, Turquía), hijo de un obispo excomulgado, Marción prosperó como comerciante y naviero. Viajó a Roma entre 135 y 140 d.C. buscando ser nombrado dignatario de la Iglesia, sin lograrlo. Fue excomulgado por hereje en el año 144 de nuestra era. En el momento de su muerte (150) había logrado exitosamente el primer cisma del Cristianismo, cuyos efectos se prolongarían hasta el siglo III.
14.- HEGESIPO: Fue un escritor paleocristiano, considerado el primer historiador de la Iglesia. Vivió 20 años en Roma durante el pontificado del papa Aniceto y el de Eleuterio, y enfrentó las teorías gnósticas que surgían dentro de la Iglesia. En el año 177 volvió a Jerusalén donde murió ya anciano. Dentro de la Iglesia Católica es considerado como el padre de la historia de la Iglesia ya que publicó la primera lista de obispos romanos, desde Simón Pedro hasta Aniceto.
15.- EUSEBIO DE CESAREA: Eusebio de Cesárea (del 275 al 339), también conocido como Eusebius Pamphili (Eusebio, amigo de Pánfilo). Fue obispo de Cesárea y se le conoce como el padre de la historia de la Iglesia porque sus escritos están entre los primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo.
Monografias.com
18 de agosto del 2012

El Pastor de Hermas: El libro

Visión Primera
[1] I. El amo que me crió me vendió a una tal Roda en Roma. Al cabo de muchos años la encontré de nuevo, y empecé a amarla como a una hermana. Después de cierto tiempo la vi bañándose en el río Tíber. Le di la mano y la saqué del río. Y, al ver su hermosura, razoné en mi corazón diciendo: "¡Cuán feliz sería si tuviera una esposa así, en hermosura y en carácter!" Y reflexioné meramente sobre esto y nada más.
Después de cierto tiempo, cuando estaba dirigiéndome a Cumas y glorificando las criaturas de Dios por su grandeza, esplendor y poder, en pleno camino me quedé dormido. Y el Espíritu cayó sobre mí y me llevó por un terreno sin caminos por el cual no podía pasar nadie. El lugar era muy abrupto y quebrado por hendiduras a causa de las aguas. Así pues, cuando hube cruzado el río, llegué a un país llano y me arrodillé, y empecé a orar al Señor y a confesar mis pecados.
Entonces, mientras oraba, se abrió el cielo vi a la señora a quien había deseado saludándome desde el cielo, diciendo: "Buenos días, Hermas". Y, mirándola, le dije: "Señora, ¿qué haces aquí?" Entonces ella me contestó: "Se me ha traído aquí para que te acusara de tus pecados delante del Señor". Le dije: "¿Es acerca de ti que me acusas?". "No", respondió ella, "pero oye estas palabras que te diré: Dios, que reside en los cielos y creó de la nada las cosas que son, y aún las aumentó y multiplicó por amor a su santa Iglesia, está enojado contigo porque pecaste contra mí." Yo le contesté: "¿Pequé contra ti? ¿En qué forma? ¿Te dije alguna vez alguna palabra inconveniente? ¿No te consideré siempre como si fueras una diosa? ¿No te respeté siempre como una hermana? ¿Cómo pudiste acusarme falsamente, señora, de tal villanía e impureza?".
Riendo, ella me dijo: "El deseo hacia el mal entró en tu corazón. Es más, ¿no crees que un acto es malo para un justo si el mal deseo entra en su corazón? Es verdaderamente un pecado, y un pecado grande", dijo ella. Y prosiguió: "porque el justo tiene sólo propósitos justos. En tanto que sus propósitos son rectos, pues su reputación se mantiene firme en el cielo, y halla al Señor fácilmente propicio en todo lo que hace. Pero los que albergan malos propósitos en sus corazones, se acarrean la muerte y la cautividad, especialmente los que reclaman para sí mismos este mundo presente y se jactan de sus riquezas, y no se adhieren a las cosas buenas que han de venir. Sus almas lo lamentarán, siendo así que no tienen esperanza, sino que se han abandonado a sí mismos y su vida. Pero ora a Dios, y Él sanará tus pecados y los de toda tu casa, y de todos los santos."
[2] II. Tan pronto como hubo dicho estas palabras se cerraron los cielos y yo fui presa de horror y de pena. Entonces dije dentro de mí: "Si este pecado es consignado contra mí, ¿cómo puedo ser salvo? ¿O cómo voy a propiciar a Dios por mis pecados que son patentes y burdos? ¿O con qué palabras voy a rogar al Señor que me sea propicio?"
En tanto que consideraba y ponderaba estas cosas en mi corazón, vi delante de mí una gran silla blanca de lana como la nieve. Y allí vino una señora anciana en vestido resplandeciente, con un libro en las manos, se sentó sola y me saludó: "Buenos días, Hermas". Entonces yo, apenado y llorando, dije: "Buenos días, señora". Y ella me dijo: "¿Por qué estás tan abatido, Hermas, tú que eres paciente y bien templado y siempre estás sonriendo? ¿Por qué estás tan caído en tu mirada y distante de la alegría?" Y le dije: "A causa de una de las palabras de una dama excelente contra la cual he pecado". Entonces ella dijo: "¡En modo alguno sea así en un siervo de Dios! Sin embargo, el pensamiento entró en tu corazón respecto a ella. En los siervos de Dios una intención así acarrea pecado. Porque es un propósito malo e insano en un espíritu devoto que ya ha sido aprobado, el hecho de desear algo malo; especialmente si es Hermas el templado, que se abstiene de todo mal deseo y está lleno de toda simplicidad y de gran inocencia".
[3] III. "Con todo, no es por esto que Dios está enojado contigo, sino con miras a que puedas convenir a tu familia, que ha obrado mal contra el Señor y contra vosotros sus padres. Pero por apego a tus hijos, tú no les amonestaste, sino que toleraste que se corrompieran de un modo espantoso. Por tanto, el Señor está enojado contigo. Pero Él quiere curar todos tus pecados pasados que han sido cometidos en tu familia, porque a causa de sus pecados e iniquidades tú has sido corrompido por las cosas de este mundo. Pera la gran misericordia del Señor tuvo piedad de ti y de tu familia, y te corroborará y te afianzará en su gloria. Sólo que no seas descuidado, sino que cobres ánimo y robustezcas a tu familia. Porque como el herrero trabajando a martillazos triunfa en la tarea que quiere, así también el recto discurso repetido diariamente vence todo mal. No dejes, pues, de reprender a tus hijos; porque sé que si se arrepienten de todo corazón, serán inscritos en los libros de vida con los santos".
Después que hubieron cesado estas palabras suyas, me dijo: "¿Quieres escucharme mientras leo?" Entonces le dije: "Sí, señora". Ella me dijo: "Estate atento y escucha las glorias de Dios". Yo escuché con atención y con asombro lo que no tuve poder de recordar porque todas las palabras eran tan terribles, que ningún hombre puede resistir. Sin embargo, recordé las últimas palabras porque eran apropiadas para nosotros y suaves. "He aquí el Dios de los ejércitos, que con su poder grande e invisible y con su gran sabiduría creó el mundo, y con su glorioso propósito revistió su creación de hermosura, y con su palabra estableció los cielos y fundó la tierra sobre las aguas, y con su propia sabiduría y providencia formó su santa Iglesia, a la cual Él también bendijo; he aquí, quita los cielos y los montes y las colinas y los mares, y todas las cosas serán allanadas para sus elegidos, para que Él pueda cumplirles la promesa que había hecho con gran gloria y regocijo, siempre y cuando ellos guarden las ordenanzas de Dios, que han recibido con gran fe".
[4] IV. Cuando hubo terminado de leer y se levantó de su silla, se acercaron cuatro jóvenes y se llevaron la silla, y partieron hacia Oriente. Entonces ella me dijo que me acercara y me tocó el pecho, y me dijo: "¿Te gustó lo que te leí?" Y yo le dije: "Señora, estas últimas palabras me agradaron, pero las primeras eran difíciles y duras". Entonces ella me habló y me dijo: "Estas últimas palabras son para los justos, pero las primeras eran para los paganos y rebeldes". En tanto que ella me estaba hablando, aparecieron dos hombres y se la llevaron, tomándola por los brazos, y partieron hacia el punto adonde había ido la silla, hacia Oriente. Y ella sonrió al partir y, mientras se marchaba, me dijo: "Pórtate como un hombre, Hermas".
Visión Segunda
[5] I. Yo iba camino a Cumas, en la misma estación como el año anterior, y recordaba mi visión del año anterior mientras andaba; y de nuevo me tomó un Espíritu, y se me llevó al mismo lugar del año anterior. Cuando llegué al lugar caí de rodillas y empecé a orar al Señor y a glorificar su nombre, porque me había tenido por digno y me había dado a conocer mis pecados anteriores. Pero después que me hube levantado de orar, vi delante de mí a la señora anciana, a quien había visto el año anterior, andando y leyendo un librito. Y ella me dijo: "¿Puedes transmitir estas cosas a los elegidos de Dios?". Y yo le contesté: "Señora, no puedo recordar tanto, pero dame el librito para que lo copie". "Tómalo", me dijo, "y asegúrate de devolvérmelo". Yo lo tomé, y me retiré a cierto lugar en el campo y lo copié letra por letra, porque no podía descifrar las sílabas. Cuando hube terminado las letras del libro, súbitamente me arrancaron el libro de la mano, pero no pude ver quién lo había hecho.
[6] II. Y después de quince días, cuando hube ayunado y rogado al Señor fervientemente, me fue revelado el conocimiento del escrito. Y esto es lo que estaba escrito: "Hermas, tu simiente ha pecado contra Dios y han blasfemado del Señor, y han traicionado a sus padres a causa de sus grandes maldades; sí, han conseguido el  nombre de traidores de los padres y, con todo, no sacaron provecho de su traición; y aun añadieron a sus pecados actos inexcusables y maldades excesivas. Así que la medida de sus transgresiones fue colmada. Pero da a conocer estas palabras a todos tus hijos, y tu esposa será como tu hermana, porque ella tampoco se ha refrenado en el uso de la lengua, con la cual obra mal. Después que tú les hayas dado a conocer todas estas palabras que el Señor me mandó que te revelara, entonces todos los pecados que ellos han cometido con anterioridad les serán perdonados. Sí, y también a todos los santos que han pecado hasta el día de hoy, si se arrepienten de todo corazón y quitan la doblez de ánimo de su corazón. Porque el Señor juró por su propia gloria, con respecto a sus elegidos: que si, ahora que se ha puesto este día como límite, se comete pecado, después no habrá para ellos salvación, porque el arrepentimiento para los justos tiene un fin. Los días del arrepentimiento se han cumplido para todos los santos, en tanto que para los gentiles hay arrepentimiento hasta el último día. Por consiguiente, tú dirás a los gobernantes de la Iglesia que enderecen sus caminos en justicia, para que puedan recibir en pleno las promesas con gloria abundante. Los que obráis justicia, estad firmes y no seáis de doble ánimo, para que podáis ser admitidos con los santos ángeles. Bienaventurados seáis, cuantos sufráis con paciencia la gran tribulación que viene, y cuantos no nieguen su vida. Porque el Señor juró con respecto a su Hijo, que todos los que nieguen a su Señor serán rechazados de su vida, incluso los que ahora están a punto de negarle en los días venideros. Pero a los que le negaron antes de ahora, a ellos les fue concedida misericordia por causa de su gran bondad".
[7] III. "Pero, Hermas, no guardes ya rencor contra tus hijos ni permitas que tu hermana haga lo que quiera, para que puedan ser purificados de sus pecados anteriores. Porque ellos serán castigados con castigo justo, a menos que les guardes rencor tú mismo. El guardar un rencor es causa de muerte. Pero tú, Hermas, has pasado por grandes tribulaciones tú mismo por causa de las transgresiones de tu familia, debido a que no te cuidaste de ellos. Porque tú les descuidaste y te mezclaste a ellos con tus propias actividades malas. Pero en esto consiste tu salvación: en que no te apartes del Dios vivo, en tu sencillez y tu gran continencia. Estas te han salvado si permaneces en ellas, y salvan a todos los que hacen tales cosas y andan en inocencia y simplicidad. Estas prevalecen sobre toda maldad y persisten hasta la vida eterna. Bienaventurados todos los que obran justicia; nunca serán destruidos. Pero tú dirás a Máximo: "He aquí que viene tribulación sobre ti si tú crees apropiado negarme por segunda vez. El Señor está cerca de todos los que se vuelven a Él, como está escrito en Eldad y Modat, que profetizaron al pueblo en el desierto".
[8] IV. Luego, hermanos, un joven de extraordinaria hermosura en su forma me hizo una revelación en mi sueño, y me dijo: "¿Quién crees que es la señora anciana de la cual recibiste el libro?". Y yo dije: "La Sibila". "Te equivocas", me dijo, "no lo es". "¿Quién es, pues?", le dije. "La Iglesia", dijo él. Yo le dije: "¿Por qué, pues, es de avanzada edad?". Me contestó: "Porque ella fue creada antes que todas las cosas; ésta es la causa de su edad; y por amor a ella fue formado el mundo". Y después vi una visión en mi casa. Vino la anciana y me preguntó si ya había dado el libro a los ancianos. Yo le dije que no se lo había dado. "Has hecho bien", me contestó, "porque tengo algunas palabras que añadir. Cuando haya terminado todas las palabras, será dado a conocer por tu medio a todos los elegidos. Por tanto, tú escribirás dos libritos, y enviarás uno a Clemente y uno a Grapte. Y Clemente lo enviará a las ciudades extranjeras, porque éste es su deber; en tanto que Grapte lo enseñará a las viudas y huérfanos. Pero tú leerás el libro a esta ciudad junto con los ancianos que presiden la Iglesia".
Visión Tercera
[9] I. La tercera visión que vi, hermanos, fue como sigue: Después de ayunar con frecuencia, y rogar al Señor que me declarara la revelación que El había prometido mostrarme por boca de la señora anciana, aquella misma noche vi a la señora anciana, y ella me dijo: "Siendo así que eres tan insistente y estás ansioso de conocer todas las cosas, ven al campo donde resides, y hacia la hora quinta apareceré ante ti y te mostraré lo que debes ver". Yo le pregunté, diciendo: "Señora, ¿a qué parte del campo?" "Adonde quieras", me dijo. Yo seleccioné un lugar retirado y hermoso, pero antes de hablarle y mencionarle el lugar, ella me dijo: "Iré donde tú quieras". Fui, pues, hermanos, al campo y conté las horas, y llegué al lugar que yo había designado para que ella viniera y vi un sofá de marfil colocado allí, y sobre el sofá había un cojín de lino, y sobre el cojín una cobertura de lino fino.
Cuando vi estas cosas tan ordenadas y que no habla nadie allí, me asombré y me puse a temblar y se me erizó el pelo, y un acceso de temor cayó sobre mí porque estaba solo. Cuando me recobré y recordando la gloria  de Dios me animé, me arrodillé y confesé mis pecados al Señor una vez más, como había hecho en la ocasión anterior.
Entonces vinieron seis jóvenes, los mismos que había visto antes, y se quedaron de pie junto a mí y me escucharon atentamente mientras oraba y confesaba mis pecados al Señor. Y ella me tocó y me dijo: "Hermas, termina ya de rogar constantemente por tus pecados; ruega también pidiendo justicia para que puedas dar parte de ella a tu familia". Entonces me levantó con la mano y me llevó al sofá, y dijo a los jóvenes: "Id y edificad". Y después que los jóvenes se hubieron retirado y nos quedamos solos, ella me dijo: "Siéntate aquí". Y yo le dije: "Señora, que se sienten los ancianos primero". "Haz lo que te mando", dijo ella, "siéntate". Entonces, cuando yo quería sentarme en el lado derecho, ella no me lo permitió, sino que me hizo una seña con la mano de que me sentara en el lado izquierdo. Como yo estaba entonces pensando en ello y estaba triste, porque ella no me habla permitido sentarme en el lado derecho, me dijo ella: "¿Estás triste, Hermas? El lugar de la derecha es para otros, los que han agradado ya a Dios y han sufrido por su Nombre. Pero a ti te falta mucho para poder sentarte con ellos; pero así como permaneces en tu sencillez, continúa en ella, y te sentarás con ellos, tú y todos aquellos que han hecho sus obras y han sufrido lo que ellos sufrieron".
[10] II. "¿Qué es lo que sufrieron?", pregunté yo. "Escucha", dijo ella: "Azotes, cárceles, grandes tribulaciones, cruces, fieras, por amor al Nombre. Por tanto, a ellos pertenece el lado derecho de la Santidad. A ellos y a los que sufrirán por el Nombre. Pero para el resto está el lado izquierdo. No obstante, para unos y otros, para los que se sientan a la derecha como para los que se sientan a la izquierda, hay los mismos dones y las mismas promesas, sólo que ellos se sientan a la derecha y tienen cierta gloria. Tú, verdaderamente, deseas sentarte a la derecha con ellos, pero tienes muchos defectos; con todo, serás purificado de estos defectos tuyos; sí, y todos los que no son de ánimo indeciso, serán purificados de todos sus pecados en este día".
Cuando hubo dicho esto, ella deseaba partir; pero, cayendo a sus pies, yo le rogué por el Señor que me mostrara la visión que me había prometido. Entonces ella me tomó de nuevo por la mano y me levantó, y me hizo sentar en el sofá en el lado izquierdo, en tanto que ella se sentaba en el derecho. Y levantando una especie de vara reluciente, me dijo: "¿Ves algo muy grande?" Y yo le dije: "Señora, no veo nada". Ella me dijo: "Mira, ¿no ves enfrente de ti una gran torre edificada sobre las aguas, de piedras cuadradas relucientes?" Y la torre era edificada cuadrada por los seis jóvenes que habían venido con ella. Y muchísimos otros traían piedras, y algunos de ellos de lo profundo del mar y otros de la tierra, y las iban entregando a los seis jóvenes. Y éstos las tomaban y edificaban. Las piedras que eran arrastradas del abismo las colocaban en el edificio tal como eran, porque ya se les había dado forma. Y encajaban en sus junturas con las otras piedras, y se adherían tan juntas la una a la otra que no se podía ver la juntura. Y el edificio de la torre daba la impresión de haber sido edificado de una sola piedra. Pero en cuanto a las otras piedras que eran traídas de tierra firme, algunas las echaban a un lado, otras las ponían en el edificio, y otras las hacían pedazos y las lanzaban lejos de la torre. Había también muchas piedras echadas alrededor de la torre y no las usaban para el edificio, porque algunas tenían moho, otras estaban resquebrajadas, otras eran demasiado pequeñas, y otras eran blancas y redondas y no encajaban en el edificio. Y vi otras piedras echadas a distancia de la torre y caían en el camino y, con todo, no se quedaban en el camino, sino que iban a parar a un lugar donde no había camino. Y otras caían en el fuego y ardían allí, y otras caían cerca de las aguas y, pese a todo, no podían rodar dentro del agua, aunque deseaban rodar y llegar al agua.
[11] III. Cuando ella me hubo mostrado estas cosas, deseaba irse con prisa. Yo le dije: "Señora, ¿qué ventaja tengo en haber visto estas cosas, si no sé lo que significan?" Ella me contestó y me dijo: "Tú eres muy curioso al desear conocer todo lo que se refiere a la torre". "Sí, señora", le dije, "para que pueda anunciarlo a mis hermanos, y que ellos puedan gozarse más y, cuando oigan estas cosas, puedan conocer al Señor en gran gloria". Entonces me dijo: "Muchos las oirán, pero cuando oigan, algunos estarán contentos y otros llorarán. Sin embargo, incluso estos últimos, si oyen y se arrepienten, también estarán contentos. Oye, pues, las parábolas de la torre; porque te revelaré todas estas cosas. Y no me molestes más sobre la revelación; porque estas revelaciones tienen un término, siendo así que ya han sido completadas. No obstante, no cesarás de pedirme revelaciones; porque eres muy atrevido".
"La torre que ves que se está edificando, soy yo misma, la Iglesia, a quien viste antes y ves ahora. Pregunta, pues, lo que quieras respecto a la torre, y te lo revelaré, para que puedas gozarte con los santos". Yo le digo: "Señora, como me consideraste digno, una vez por todas, de revelarme todas estas cosas, revélamelas". Entonces ella me dijo: "Todo lo que se te pueda revelar, se te revelará. Sólo que tu corazón esté con Dios y no haya dudas en tu mente sobre las cosas que veas". Le pregunté: "¿Por qué es edificada la torre sobre las aguas, señora?". "Ya te lo dije antes", dijo ella, "y verdaderamente tú preguntas diligentemente, así que por tus preguntas descubrirás la verdad. Oye, pues, por qué la torre es edificada sobre las aguas: es porque vuestra vida es salvada y será salvada por el agua. Pero la torre ha sido fundada por la palabra del Todopoderoso y el Nombre glorioso, y es fortalecida por el poder invisible del Señor".
[12] IV. Yo le contesté y le dije: "Señora, esto es grande y maravilloso. Pero los seis jóvenes que edifican, ¿quiénes son, señora?".
"Estos son los santos ángeles de Dios, que fueron creados antes que cosa alguna; a ellos el Señor entregó toda su creación para que la aumentaran y edificaran, y para ser señores de toda la creación. Por sus manos, pues, es realizada la edificación de la torre". "Y ¿quiénes son los otros que acarrean las piedras?" "Son también ángeles de Dios; pero estos seis son superiores a ellos. El edificio de la torre será terminado, y todos juntos se regocijarán en el corazón cuando estén alrededor de la torre, y glorificarán a Dios que la edificación de la torre haya sido realizada". Yo inquirí de ella, diciendo: "Señora, me gustaría saber, respecto al fin de las piedras y su poder, ¿de qué clase son?". Ella me contestó y dijo: "No es que tú entre todos los hombres seas especialmente digno de que te sea revelado, porque hay otros antes que tú, y mejores que tú, a los cuales deberían haber sido reveladas estas visiones. Pero para que sea glorificado el nombre de Dios, se te ha revelado y se te revelará, por causa de los de ánimo indeciso, que preguntan en sus corazones si estas cosas son así o no. Diles, pues, que estas cosas son verdaderas, y que no hay nada aparte de la verdad, sino que todas son firmes, y válidas, y establecidas sobre un fundamento seguro".
[13] V. "Oye ahora respecto a las piedras que entran en el edificio. Las piedras que son cuadradas y blancas, y que encajan en sus junturas, éstas son los apóstoles y obispos y maestros y diáconos que andan según la santidad de Dios, y ejercen su oficio de obispo, de maestro y diácono en pureza y santidad para los elegidos de Dios, algunos de los cuales ya duermen y otros están vivos todavía. Y, debido a que siempre están de acuerdo entre sí, tuvieron paz entre sí y se escucharon el uno al otro. Por tanto, sus junturas encajan en el edificio de la torre. Pero están las que son sacadas de la profundidad del mar y colocadas en el edificio, y que encajan en sus junturas con las otras piedras que ya estaban colocadas; éstos, ¿quiénes son? Son los que han sufrido por el nombre del Señor. Pero las otras piedras que son traídas de tierra seca, me gustaría saber quiénes son éstos, señora. Ella contestó: "Los que entran en el edificio y todavía no están labrados, a éstos el Señor ha aprobado porque anduvieron en la rectitud del Señor y ejecutaron rectamente sus mandamientos". "Pero los que van siendo traídos y colocados en el edificio, ¿quiénes son?". "Son jóvenes en la fe, y fieles; pero fueron advertidos por los ángeles que obren bien, porque en ellos fue hallada maldad". "Pero los que fueron desechados y puestos a un lado, ¿quiénes son?". "Estos han pecado y desean arrepentirse, por tanto no son lanzados a gran distancia de la torre, porque serán útiles para la edificación si se arrepienten. Los que se arrepienten, pues, si lo hacen, serán fuertes en la fe si se arrepienten ahora en tanto que se construye la torre. Este privilegio lo tienen solamente los que se hallan cerca de la torre".


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