Schola Veritatis, la experiencia monástica más austral del mundo
«Sin Monasterios contemplativos, ¿quien podrá resistir la agresión del mundo, el demonio y la carne?»
El núcleo fundacional de la Fundación InfoCatólica, que se estableció en 2009 para fundamentar este Diario digital, estaba formado por los mismos que actualmente somos el Editor, el Director y el Consejo editorial. También estuvo presente como miembro del patronato de la Fundación el P. Pedro Pablo Silva, chileno, que al frente de una pequeña comunidad contemplativa, establecida hacía poco tiempo en Tarazona con la aprobación diocesana de su Obispo, Don Demetrio Fernández, colaboró decisivamente en nuestro nacimiento. Quiso después la Providencia divina que esta comunidad naciente, llamada Schola Veritatis, se trasladara al sur de Chile, a la Patagonia chilena.
(InfoCatólica) A pesar de la distancia -al otro lado del Atlántico, detrasito de los Andes-, sigue Schola Veritatis siendo infocatólica de corazón, y reza siempre por nosotros. La más valiosa ayuda que se nos puede dar.
Cuéntenos, P. Pedro Pablo, cómo fue el nacimiento de Schola Veritatis
Schola Veritatis ha nacido por obra y gracia del Espíritu Santo. «El Espíritu sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va» (Jn 3,8). Un grupo de jóvenes universitarios se comenzaron a reunir, junto a un servidor, en el año 2000, en la Abadía benedictina de la Santísima Trinidad de Las Condes, Santiago de Chile, para realizar una Lectio divina semanal. En ella nos formulábamos una serie de preguntas –a partir de los textos que la Iglesia nos regala cada domingo en la Santa Misa– acerca de lo que sucede en la actualidad, en el mundo y en la misma Iglesia. Queríamos hallar respuestas convincentes y coherentes con un pensar filosófico sano, con una visión histórica verdadera y con una teología fiel al Magisterio de la Iglesia, es decir, con la realidad misma. Del grupo inicial de jóvenes, no muy numerosos, en unos pocos años fueron surgiendo varias vocaciones, que son los que conforman hoy nuestra pequeña comunidad. Schola Veritatis se formó, pues, como un camino, una escuela («Escuela del Servicio divino», dice San Benito en la Santa Regla), escuela donde se aprende a amar y conocer la verdad, en todas sus dimensiones, en el orden natural y sobrenatural, para dar testimonio de ella. De aquí su nombre, «Escuela de la Verdad».
Habiendo tantas órdenes y congregaciones monásticas ¿cómo es que ustedes vieron la conveniencia de iniciar una nueva: otra más?
Las vocaciones que surgieron al interior de nuestro grupo no encontraban su lugar, aunque lo buscamos durante algún tiempo, en los diferentes monasterios existentes en Chile ni en el Cono Sur de América. En nuestra Lectio semanal, una serie de temas fueron conformando un modo particular de vivir la vida cristiana, siempre en comunión profunda y vital con la Iglesia. En un Retiro espiritual, el 31 de julio de 2006, llegamos al convencimiento de que el Señor nos concedía una «gracia fundacional». Faltaba que la jerarquía de la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, pudiera discernir la veracidad de tal llamado. Tal reconocimiento llegó más tarde –la Providencia divina obra como quiere– en nuestra amada madre patria, España, de parte de un obispo, que para nosotros ha sido un verdadero padre, Monseñor Demetrio Fernández González.
Díganos, por favor, cuáles son esos rasgos propios de la espiritualidad de Schola Veritatis que les llevaron a fundar una nueva comunidad contemplativa.
De modo análogo a como la síntesis de Santo Tomás de Aquino recoge diferentes elementos de Aristóteles, Platón, los Padres, especialmente San Agustín y San Gregorio, en Schola Veritatis nuestro carisma viene formado por la confluencia de Nuestros Padres San Benito, San Bruno y Santo Tomás (Santa Teresa del Niño Jesús también tiene un lugar relevante). Cada uno de ellos aporta distintos elementos. De San Benito, SV ha recibido la orientación de toda su vida a la Gloria de Dios, por un camino de humildad y obediencia, enmarcado en la celebración del Santo Sacrificio y del Oficio divino. De San Bruno, los miembros de SV han recibido la llamada al silencio y a la soledad, es decir, al desierto, donde Dios purifica y habla al corazón. De Santo Tomás de Aquino, cuya grandiosa síntesis filosófica y teológica, iluminada por la luz de la Revelación, se ordena a la contemplación de la verdad, recibimos su enseñanza como un camino seguro para alcanzar de Dios el esplendor de la verdad.
En la Sagrada Liturgia, prolongada en la soledad y el silencio del corazón, los miembros de SV buscan vivir permanentemente unidos a la Madre de Dios, la cual engendra y acrecienta espiritualmente a la Verdad, Cristo, en sus corazones. Por eso, Schola Veritatis está puesta bajo la especial protección de la Virgen María, la Madre de la Verdad, a cuyo honor están consagrados nuestros Monasterios y todos nuestros miembros.
¿Qué nota específica caracteriza la celebración de la Sagrada Liturgia en Schola Veritatis?
Siendo que Dios todo lo ha creado para su Gloria, SV asume como su labor primordial la divisa de N. P. San Benito «ut in omnibus glorificetur Deus» («Para que en todo sea Dios glorificado», RB 57,8), consagrándose a rendir a Dios la gloria que le es debida por medio de la celebración cuidada, digna y solemne de la Sagrada Liturgia. Sus miembros se ofrecen para ser, con todas las demás comunidades monásticas, la voz viva de la Iglesia, que sin interrupción canta gozosamente las alabanzas del Dios Uno y Trino. Es en la Sagrada Liturgia, fecundada y vivida en una vida de soledad y silencio en el desierto, siguiendo las huellas de N. P. San Bruno, –«O beata solitudo, o sola beatitudo» («Oh bienaventurada soledad, oh sola bienaventuranza»)–, donde sus miembros encuentran un marco especial de vida santificante, ya configurado por la tradición y sumamente apreciado también hoy por la Iglesia –Vaticano II, Perfectae caritatis, 7; Código de Dº Canónico 674–. De ese manantial silencioso ha de fluir su misteriosa fecundidad apostólica en favor de la Iglesia y del mundo.
Siguiendo la enseñanza de la Iglesia, los miembros de SV han de centrarse en la orientación trinitaria y cristológica de la Sagrada Liturgia, verdadera fuente y cima de toda su vida comunitaria y personal (Lumen gentium 11). Las fiestas de la Santa Liturgia que celebramos ahora anticipan las fiestas de la eternidad. Si pedimos a Dios que «nos transforme en ofrenda permanente» (Plegaria Eucarística III) es porque sabemos que toda nuestra vida tiene que ser un culto incesante a la gloria del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo.
¿Quiénes pueden ser llamados a vivir esta vida?
Jóvenes, hombres y mujeres, apasionados por la santidad, que, movidos por la llamada divina, deseen consagrar para siempre sus vidas en la vida monástica contemplativa, para mayor gloria de Dios y la salvación del mundo.
¿Cómo se les ocurrió irse a fundar un Monasterio en la Patagonia?
En nuestra espiritualidad ocupa un lugar central lo que se puede llamar la «dimensión cósmica de la vida contemplativa». Entendemos por «dimensión cósmica» la integración de la creación como lugar real y privilegiado de la presencia de Dios. El hombre está llamado, como se ve en varios lugares de la Escritura (por ejemplo en el cántico de Daniel) a asumir en sí mismo, en una forma consciente, la alabanza que el cielo, la tierra, los mares y cuanto ellos contienen tributan a Dios sin cesar de una forma inconsciente. Es la Providencia divina la que ha elegido para nosotros el lugar donde estamos, a través de una serie de personas y circunstancias. Pero traídos aquí de la mano de Dios, hemos podido elegir para la implantación definitiva de nuestros monasterios un lugar como la Patagonia chilena, una región como hay pocas en el mundo por su belleza y grandiosidad. También influyó el hecho de que en el Vicariato Apostólico de Aysén, y de aquí al sur, no existía hasta ahora la presencia orante de la vida contemplativa. Es en ese sentido una alegría para nosotros poder ser el Monasterio contemplativo más austral del mundo y poder cantar con el Salmo 60: «te invoco desde el confín de la tierra». El hecho decisivo, dispuesto por el Señor, fue que el Sr. Obispo, Don Luis Infanti, Vicario apostólico de Aysén, quiso acogernos como un verdadero padre. Fue lo que nos hizo discernir la voluntad de Dios, que habla por los obispos –«quienes a vosotros oye a mí me oye»– (Lc 10, 16). En esta tierra de Dios ha querido plantarnos la Providencia divina.
¿Cuál es el proyecto de Schola Veritatis en el Vicariato Apostólico de Aysén?
Nuestro proyecto, dejándonos guiar en todo por la Providencia amorosa de Dios, es formar dos comunidades monásticas en la Patagonia, una de monjes y otra de monjas. Para esto, necesitamos la colaboración y ayuda del pueblo cristiano. Muchas personas se preguntan, ¿para qué ayudar a una obra de esta naturaleza cuando abundan tantas necesidades materiales y sociales en la actualidad? En la Cristiandad medieval se tenía una consciencia muy viva de que para que marche bien la ciudad terrena, eran necesarias comunidades enteramente dedicadas a la oración… Dios ha querido, en su Providencia, que la oración continua de ciertas comunidades orantes venga sea una ayuda permanente para la vida de las almas y de la. Y esta cuestión sigue siendo tal vez mucho más válida para hoy. Si no hay Monasterios contemplativos, ¿quien podrá resistir la agresión del mundo, el demonio y la carne? ¿Podrá Aarón vencer a Amalec si Moisés no está sobre el monte con los brazos elevados? De ahí nuestro convencimiento de que, para que el mundo y Chile puedan ordenarse según el plan de Dios, para que la ciudad de este mundo se haga conforme a la ciudad de Dios, hace falta cada vez más almas santas contemplativas que ganen en sí mismas y en sus Monasterios el combate contra el demonio y contra los suyos (cf. Gaudium et spes 37). ¿Acaso no fue eso lo que hicieron San Agustín y San Benito, ambos padres de la civilización cristiana medieval?
¿Cómo participar en esta aventura fundacional?
Hoy día 6 de octubre hemos lanzado la nueva versión de nuestra página web www.scholaveritatis.org Invitamos a todos los lectores de InfoCatólica a verla. Hay abundante material para rezar, para descargar (nuestros cantos, homilías e imágenes), y allí se indican los medios de manera de ayudarnos en una tarea tan grande que supera infinitamente nuestras fuerzas y medios. Somos pobres pero, como niños pequeños en brazos de nuestro Padre del cielo, confiamos con la ayuda de su gracia alcanzar la meta para la que Él nos ha creado y nos ha redimido en Cristo Nuestro Señor. Para esto contamos con la poderosa ayuda de la Madre de la Verdad, omnipotencia suplicante, y de nuestros Patronos San Benito, San Bruno y Santo Tomás de Aquino. Los invitamos entonces a conocer, orar, apoyar y asociarse a esta obra grandiosa para la mayor gloria de Dios, santidad de la Iglesia y salvación del mundo; para que Cristo sea instaurado en todas las cosas (Ef 1, 10).
Cuéntenos, P. Pedro Pablo, cómo fue el nacimiento de Schola Veritatis
Schola Veritatis ha nacido por obra y gracia del Espíritu Santo. «El Espíritu sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va» (Jn 3,8). Un grupo de jóvenes universitarios se comenzaron a reunir, junto a un servidor, en el año 2000, en la Abadía benedictina de la Santísima Trinidad de Las Condes, Santiago de Chile, para realizar una Lectio divina semanal. En ella nos formulábamos una serie de preguntas –a partir de los textos que la Iglesia nos regala cada domingo en la Santa Misa– acerca de lo que sucede en la actualidad, en el mundo y en la misma Iglesia. Queríamos hallar respuestas convincentes y coherentes con un pensar filosófico sano, con una visión histórica verdadera y con una teología fiel al Magisterio de la Iglesia, es decir, con la realidad misma. Del grupo inicial de jóvenes, no muy numerosos, en unos pocos años fueron surgiendo varias vocaciones, que son los que conforman hoy nuestra pequeña comunidad. Schola Veritatis se formó, pues, como un camino, una escuela («Escuela del Servicio divino», dice San Benito en la Santa Regla), escuela donde se aprende a amar y conocer la verdad, en todas sus dimensiones, en el orden natural y sobrenatural, para dar testimonio de ella. De aquí su nombre, «Escuela de la Verdad».
Habiendo tantas órdenes y congregaciones monásticas ¿cómo es que ustedes vieron la conveniencia de iniciar una nueva: otra más?
Las vocaciones que surgieron al interior de nuestro grupo no encontraban su lugar, aunque lo buscamos durante algún tiempo, en los diferentes monasterios existentes en Chile ni en el Cono Sur de América. En nuestra Lectio semanal, una serie de temas fueron conformando un modo particular de vivir la vida cristiana, siempre en comunión profunda y vital con la Iglesia. En un Retiro espiritual, el 31 de julio de 2006, llegamos al convencimiento de que el Señor nos concedía una «gracia fundacional». Faltaba que la jerarquía de la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, pudiera discernir la veracidad de tal llamado. Tal reconocimiento llegó más tarde –la Providencia divina obra como quiere– en nuestra amada madre patria, España, de parte de un obispo, que para nosotros ha sido un verdadero padre, Monseñor Demetrio Fernández González.
Díganos, por favor, cuáles son esos rasgos propios de la espiritualidad de Schola Veritatis que les llevaron a fundar una nueva comunidad contemplativa.
De modo análogo a como la síntesis de Santo Tomás de Aquino recoge diferentes elementos de Aristóteles, Platón, los Padres, especialmente San Agustín y San Gregorio, en Schola Veritatis nuestro carisma viene formado por la confluencia de Nuestros Padres San Benito, San Bruno y Santo Tomás (Santa Teresa del Niño Jesús también tiene un lugar relevante). Cada uno de ellos aporta distintos elementos. De San Benito, SV ha recibido la orientación de toda su vida a la Gloria de Dios, por un camino de humildad y obediencia, enmarcado en la celebración del Santo Sacrificio y del Oficio divino. De San Bruno, los miembros de SV han recibido la llamada al silencio y a la soledad, es decir, al desierto, donde Dios purifica y habla al corazón. De Santo Tomás de Aquino, cuya grandiosa síntesis filosófica y teológica, iluminada por la luz de la Revelación, se ordena a la contemplación de la verdad, recibimos su enseñanza como un camino seguro para alcanzar de Dios el esplendor de la verdad.
En la Sagrada Liturgia, prolongada en la soledad y el silencio del corazón, los miembros de SV buscan vivir permanentemente unidos a la Madre de Dios, la cual engendra y acrecienta espiritualmente a la Verdad, Cristo, en sus corazones. Por eso, Schola Veritatis está puesta bajo la especial protección de la Virgen María, la Madre de la Verdad, a cuyo honor están consagrados nuestros Monasterios y todos nuestros miembros.
¿Qué nota específica caracteriza la celebración de la Sagrada Liturgia en Schola Veritatis?
Siendo que Dios todo lo ha creado para su Gloria, SV asume como su labor primordial la divisa de N. P. San Benito «ut in omnibus glorificetur Deus» («Para que en todo sea Dios glorificado», RB 57,8), consagrándose a rendir a Dios la gloria que le es debida por medio de la celebración cuidada, digna y solemne de la Sagrada Liturgia. Sus miembros se ofrecen para ser, con todas las demás comunidades monásticas, la voz viva de la Iglesia, que sin interrupción canta gozosamente las alabanzas del Dios Uno y Trino. Es en la Sagrada Liturgia, fecundada y vivida en una vida de soledad y silencio en el desierto, siguiendo las huellas de N. P. San Bruno, –«O beata solitudo, o sola beatitudo» («Oh bienaventurada soledad, oh sola bienaventuranza»)–, donde sus miembros encuentran un marco especial de vida santificante, ya configurado por la tradición y sumamente apreciado también hoy por la Iglesia –Vaticano II, Perfectae caritatis, 7; Código de Dº Canónico 674–. De ese manantial silencioso ha de fluir su misteriosa fecundidad apostólica en favor de la Iglesia y del mundo.
Siguiendo la enseñanza de la Iglesia, los miembros de SV han de centrarse en la orientación trinitaria y cristológica de la Sagrada Liturgia, verdadera fuente y cima de toda su vida comunitaria y personal (Lumen gentium 11). Las fiestas de la Santa Liturgia que celebramos ahora anticipan las fiestas de la eternidad. Si pedimos a Dios que «nos transforme en ofrenda permanente» (Plegaria Eucarística III) es porque sabemos que toda nuestra vida tiene que ser un culto incesante a la gloria del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo.
¿Quiénes pueden ser llamados a vivir esta vida?
Jóvenes, hombres y mujeres, apasionados por la santidad, que, movidos por la llamada divina, deseen consagrar para siempre sus vidas en la vida monástica contemplativa, para mayor gloria de Dios y la salvación del mundo.
¿Cómo se les ocurrió irse a fundar un Monasterio en la Patagonia?
En nuestra espiritualidad ocupa un lugar central lo que se puede llamar la «dimensión cósmica de la vida contemplativa». Entendemos por «dimensión cósmica» la integración de la creación como lugar real y privilegiado de la presencia de Dios. El hombre está llamado, como se ve en varios lugares de la Escritura (por ejemplo en el cántico de Daniel) a asumir en sí mismo, en una forma consciente, la alabanza que el cielo, la tierra, los mares y cuanto ellos contienen tributan a Dios sin cesar de una forma inconsciente. Es la Providencia divina la que ha elegido para nosotros el lugar donde estamos, a través de una serie de personas y circunstancias. Pero traídos aquí de la mano de Dios, hemos podido elegir para la implantación definitiva de nuestros monasterios un lugar como la Patagonia chilena, una región como hay pocas en el mundo por su belleza y grandiosidad. También influyó el hecho de que en el Vicariato Apostólico de Aysén, y de aquí al sur, no existía hasta ahora la presencia orante de la vida contemplativa. Es en ese sentido una alegría para nosotros poder ser el Monasterio contemplativo más austral del mundo y poder cantar con el Salmo 60: «te invoco desde el confín de la tierra». El hecho decisivo, dispuesto por el Señor, fue que el Sr. Obispo, Don Luis Infanti, Vicario apostólico de Aysén, quiso acogernos como un verdadero padre. Fue lo que nos hizo discernir la voluntad de Dios, que habla por los obispos –«quienes a vosotros oye a mí me oye»– (Lc 10, 16). En esta tierra de Dios ha querido plantarnos la Providencia divina.
¿Cuál es el proyecto de Schola Veritatis en el Vicariato Apostólico de Aysén?
Nuestro proyecto, dejándonos guiar en todo por la Providencia amorosa de Dios, es formar dos comunidades monásticas en la Patagonia, una de monjes y otra de monjas. Para esto, necesitamos la colaboración y ayuda del pueblo cristiano. Muchas personas se preguntan, ¿para qué ayudar a una obra de esta naturaleza cuando abundan tantas necesidades materiales y sociales en la actualidad? En la Cristiandad medieval se tenía una consciencia muy viva de que para que marche bien la ciudad terrena, eran necesarias comunidades enteramente dedicadas a la oración… Dios ha querido, en su Providencia, que la oración continua de ciertas comunidades orantes venga sea una ayuda permanente para la vida de las almas y de la. Y esta cuestión sigue siendo tal vez mucho más válida para hoy. Si no hay Monasterios contemplativos, ¿quien podrá resistir la agresión del mundo, el demonio y la carne? ¿Podrá Aarón vencer a Amalec si Moisés no está sobre el monte con los brazos elevados? De ahí nuestro convencimiento de que, para que el mundo y Chile puedan ordenarse según el plan de Dios, para que la ciudad de este mundo se haga conforme a la ciudad de Dios, hace falta cada vez más almas santas contemplativas que ganen en sí mismas y en sus Monasterios el combate contra el demonio y contra los suyos (cf. Gaudium et spes 37). ¿Acaso no fue eso lo que hicieron San Agustín y San Benito, ambos padres de la civilización cristiana medieval?
¿Cómo participar en esta aventura fundacional?
Hoy día 6 de octubre hemos lanzado la nueva versión de nuestra página web www.scholaveritatis.org Invitamos a todos los lectores de InfoCatólica a verla. Hay abundante material para rezar, para descargar (nuestros cantos, homilías e imágenes), y allí se indican los medios de manera de ayudarnos en una tarea tan grande que supera infinitamente nuestras fuerzas y medios. Somos pobres pero, como niños pequeños en brazos de nuestro Padre del cielo, confiamos con la ayuda de su gracia alcanzar la meta para la que Él nos ha creado y nos ha redimido en Cristo Nuestro Señor. Para esto contamos con la poderosa ayuda de la Madre de la Verdad, omnipotencia suplicante, y de nuestros Patronos San Benito, San Bruno y Santo Tomás de Aquino. Los invitamos entonces a conocer, orar, apoyar y asociarse a esta obra grandiosa para la mayor gloria de Dios, santidad de la Iglesia y salvación del mundo; para que Cristo sea instaurado en todas las cosas (Ef 1, 10).
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