El Misterio de la Masonería. Descorriendo el velo.
El siguiente libro presenta a la Masonería sin velo es decir: su naturaleza, principios, secreto, metas objetivos y especialmente la respuesta que la Iglesia ha dado a esta Institución.
Por: Cardenal Jose Maria Caro Rodriguez | Fuente: PrimerosCristianos.com
Por: Cardenal Jose Maria Caro Rodriguez | Fuente: PrimerosCristianos.com
SOBRE EL AUTOR
Nació en Pichilemu, el 23 de junio de 1866, en la hacienda colchagüina donde trabajaba su padre, José María Caro Martínez; su madre fue Rita Rodríguez. José María era el hijo menor de un total de cuatro y el único hombre. Vivió sus primeros años con sus padres y hermanas, pero a la edad de 5 años, sus abuelos se lo llevaron a vivir con ellos para poder asegurarle una mejor educación. Aprendió las primeras letras con su abuela, Cayetana, y posteriormente asistió a la escuelita de Ciruelos, hasta la cual debía caminar, cada día, cinco kilómetros. En la misma época en que era un muchacho, el canónigo de la Catedral de Santiago, Ramón Saavedra Jiménez, adquirió una propiedad agrícola cerca de Cahuil, y en los meses de verano el sacerdote viajaba a su propiedad y decía misas diarias. En febrero de 1881, le solicitó al párroco de Ciruelos que le recomendara un muchacho para que le colaborara en la misa. Ese fue José María Caro. Al poco tiempo, el canónigo le propuso al joven ser sacerdote, y Caro aceptó inmediatamente. En marzo de ese mismo año viajó a Santiago con su padre a rendir examen al Seminario de Santiago. Fue admitido en la sección San Pedro Damiano, con cupos para estudiantes de zonas rurales, y allí realizó sus estudios de Humanidades. En 1887 inició sus estudios de Teología y Griego; hizo clases de este idioma en el Seminario.
Enfermedad en Roma
El recién nombrado arzobispo de Santiago, monseñor Mariano Casanova, lo designó junto a otros alumnos para continuar sus estudios superiores en Roma, en el Colegio Pío Latino y en la Universidad Gregoriana. Al poco tiempo de haber llegado a Italia, se enfermó gravemente del pulmón, debiendo dedicar —por su estado de salud— pocas horas al estudio. No obstante esta dificultad, el 30 de diciembre fue ordenado sacerdote. También se graduó de doctor en Teología de la Universidad Gregoriana. José María Caro regresó a Chile en 1891 y sus problemas de salud continuaron. Eran momentos de gran convulsión política. A su arribo, casi no podía usar la voz, quedando limitado a hacer clases como profesor en el Seminario. Por razones de salud también, fue trasladado posteriormente (1910) a Mamiña, al interior de Iquique.
Vicario apostólico de Tarapacá y obispo de Iquique
En 1911 el padre Caro recibió con sorpresa su nombramiento como vicario apostólico de la región de Tarapacá y obispo de Iquique. Al año siguiente, el 28 de abril de 1912, en la Catedral de Santiago, el internuncio, monseñor Sibilia, lo consagró como obispo de Iquique. Regresó de inmediato a su zona y se propuso luchar contra la indiferencia religiosa.
En la Pascua de Resurrección de 1913 el obispo Caro se planteó realizar una procesión por Iquique, idea que encontró oposición de parte de elementos radicales. A poco andar, la procesión fue atacada por grupos fanáticos y los participantes debieron protegerse para evitar ser golpeados.
Sin embargo, el sacerdote se fue ganando poco a poco el apoyo de la ciudadanía, ya que su labor fue cercana al pueblo y a las necesidades reales de este. Durante la crisis de 1914, se preocupó de crear cooperativas de ayuda, abrir albergues y dar alimentación a los más necesitados.
Obispo de La Serena
El 14 de diciembre de 1925 la Santa Sede lo nombró obispo de La Serena; había estado 13 años en Iquique. En su despedida fue evidente cómo se había ganado el afecto de la gente y cómo había logrado un acercamiento del pueblo a la Iglesia. Estando en La Serena, Caro publicó numerosas obras de carácter doctrinario como Fundamentos de la Fe, Porque Creo, El Matrimonio Cristiano, La Iglesia y los Obreros, y El Misterio de la Masonería, este ultimo inspirado en las experiencias compartidas por una gran cantidad de benerables hermanos (.:) que convirtió al catolicismo y de cuyos relatos se valio para escribir esta magistral obra que junto a SIMBOLISMO DE LA MASONERIA de Mons. Leon Meurin S.J. y El Misterio de la Masonería de Leo Taxil han pasado a engrosar el INDEX de libros raptados porlos hijos de la viuda.
Arzobispo de Santiago
Años después, el 14 de octubre de 1939 monseñor Caro se trasladó a Santiago con el fin de tomar posesión de la Arquidiócesis, siendo el séptimo arzobispo de Santiago. Ese mismo día realizó una visita oficial al Presidente de la República, Pedro Aguirre Cerda. Una de las ceremonias más importantes que le correspondió presidir fue, en 1941, el Octavo Congreso Eucarístico Nacional. Ese mismo año falleció el Presidente Aguirre Cerda, cuyas exequias se realizaron en la Iglesia Catedral con la venia del Partido Radical. Monseñor Caro fue el principal eje para la construcción del templo en Maipú, en homenaje a la Virgen del Carmen. Obtuvo la donación de los terrenos y convocó a la Iglesia y al gobierno argentino, junto al chileno, para unir esfuerzos. El 16 de julio de 1944, el Presidente Juan Antonio Ríos concurrió a la bendición de la primera piedra. Se caracterizo principalmente por su combate contra la masonería, y se cuenta como gran anécdota un letrero que hizo colocar en todas las iglesias de su diosecis: Se prohíbe la entrada a los perros y a los masones.
Un capelo para monseñor
El 23 de diciembre de 1945 se conoció la noticia de que el Sumo Pontífice había designado al arzobispo de Santiago para ser elegido cardenal en el Consistorio de febrero del año siguiente. El arzobispo viajó en pleno invierno europeo. Su salud no lo acompañó, y el frío y las inadecuadas condiciones del Colegio Pío para un hombre mayor, le causaron una bronconeumonía que se fue complicando cada vez más. Sin embargo, su salud inició luego una lenta mejoría, que le permitió recibir del Santo Padre el capelo cardenalicio el 19 de mayo de 1946, convirtiéndolo de este modo en el primer cardenal chileno.
Sus restos descansan en la Catedral de Santiago
El 4 de diciembre de 1958 el padre Caro cayó gravemente enfermo; el Cabildo Metropolitano en pleno le dio la Extremaunción y al día siguiente falleció. Las campanas doblaron en señal de duelo, se decretó duelo nacional. Una larga fila de llorosos fieles fue a despedirlo. Sus restos descansan en una capilla bajo la nave central de la Catedral de Santiago.
SU LIBRO: "EL SECRETO DE LA MASONERÍA, DESCORRIENDO EL VELO
Indice
Introducción
Naturaleza de las masonerías
Secretos y Juramentos Masónicos
El fin de la Masonería
Formación y funcionamiento de logias
La instrucción masónica
La Masonería y el Catolicismo
La Religión Masónica
La Masonería y la política
La Masonería y sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad
La Masonería y su ideal de moralidad
Honradez Masónica
Doctrinas de la masonería
Congreso antimasónico internacional de Trento. Resumen
Origen de la Masonería y su relación con otras sectas
Parentesco de la masonería con el Judaísmo
¿La Masonería es instrumento del Judaísmo?
Medios de Acción de la Masonería
Tretas Masónicas
la Masonería de Adopción y Los Lobetones
¿Por qué la Iglesia condena universalmente la masonería?
Resumen de las Condenaciones de la Iglesia
Condenaciones de parte de la autoridad civil.
Epilogo
PROLOGO A LA 2ª EDICION
El rápido agotamiento de la primera edición de esta obra, por más que fue numerosa, ha probado claramente que su publicación fue oportuna y que correspondía a una verdadera necesidad, como muchísimas personas me lo han manifestado.
No ha faltado quien, después de leerla, haya cambiado la resolución que tenía de hacerse masón. Muchos son los que me han agradecido el haberles abierto los ojos sobre una institución que se les había recomendado, y muchos más los que me han felicitado por haber descorrido ante el público el velo de una asociación temida por sus secretos y sus manejos. Entre ellos ha habido personalidades de las más encumbradas del país.
Me han confirmado en la esperanza que tuve de hacer algún bien con esta publicación, las cartas recibidas de gran parte de los Rdmos. Sres. Arzobispos y Obispos de la América Latina y aun de Filipinas, en las cuales, no sólo con frases de cumplimiento, sino con expresiones francas y efusivas, me han felicitado y muchos me han pedido ejemplares del librito, a pesar de su modesta presentación. Entre estas felicitaciones dejo constancia, con reconocimiento, de las enviadas por los dos únicos Emmos. Cardenales a quienes se envió el opúsculo, SS. EE, el Cardenal Benlloch y el Cardenal Billot.
He introducido en esta segunda edición algunas mejoras y agregados. He arreglado en el índice la división, modificando en parte los títulos de los párrafos, ajustándolos mejor al orden del librito, y he hecho una o dos correcciones indispensables.
El estudio que he procurado seguir haciendo de la Masonería, me ha ido confirmando más y más en lo expuesto en la primera edición. Igual efecto han tenido algunas conversaciones que he tenido con masones.
Muchas personas, al felicitarme por la obrita, han querido confirmar también algunos juicios ahí escritos, con hechos concretos, que no daré al público por vivir aún los hermanos masones que en ellos han intervenido y no pertenecer propiamente a la historia, si bien se podrían exponer por ser hechos públicos o notorios, al menos con notoriedad de derecho. Es preferible que cada lector haga por sí mismo la comprobación, observando los hechos y las personas que tenga a su vista, sin olvidar jamás lo que tantas veces repito, a saber: que en la Masonería hay personas serias y sinceras que no conocen ni sus fines ni sus obras y que no obran bajo la influencia del espíritu o de las doctrinas masónicas.
La Masonería ha juzgado también mi librito y los hermanos.., repiten ese juicio, que se ha publicado en su Revista. Según los hermanos, yo “he colectado todo el cieno de la cloaca antimasónica, y con citas truncas o apócrifas, con repetición de conceptos de cuatro despechados o ruines asalariados que el clericalismo ha tenido para su uso y sabor, pretendo desvirtuar la santa obra del amor al prójimo que la Masonería siembra por doquier”, Rey, Masónica de Chile. Marzo, 1924, pág. 130.
En seguida, agrega la citada Revista que, valiéndome de la liberación de franqueo de que gozan las dignidades eclesiásticas, el folleto se ha distribuido libre de porte, profusamente por todo el país.
Mi respuesta será breve: En primer lugar, el librito fue editado en Santiago y distribuido desde allí por la Sociedad de la Buena Prensa, que no es dignidad eclesiástica ni tiene liberación de franqueo. Los ejemplares que se me enviaron a Iquique, venían con sus respectivas estampillas de franqueo.
En segundo lugar, si no he citado íntegramente todos los testimonios que he tenido a la vista, ha sido por no engrosar extraordinariamente el opúsculo y por no hacerlo salir de m propósito, y a pesar mío; pero siempre he señalado la fuente de mis citas con toda precisión, al revés de las publicaciones masónicas, que casi nunca lo hacen.
Y en tercer lugar, las citas o son tomadas de autores masones de reconocida autoridad en la Orden, o se refieren a hechos históricos en que han intervenido los hermanos o la influencia masónica; si hay algo de repugnante en todo eso, no es mío ni de los enemigos de la Masonería, sino de sus propios hechos o doctrinas.
Alguien ha dicho que yo no probaba lo que decía de la Masonería. Los lectores dirán si al menos no queda suficientemente probada la afirmación general que se desenvuelve en el librito sobre el engaño universal con que la Masonería conquista y conserva sus adeptos, hasta penetrarlos profunda, y a veces furiosamente, de sus verdaderos ideales de demolición del orden cristiano y del destierro del mismo nombre de Cristo, o aún del de Dios, que disimulada o descaradamente, según las circunstancias, se propone. Los lectores dirán también si lo que ellos ven y conocen de la Masonería y de sus hechos, corrobora o no mis afirmaciones.
Y por lo que toca a la intervención política de la Masonería a su espíritu anticristiano lo acontecimientos que en Chile precedieron y rodearon las elecciones de 1924, el emplea del Ejército para burlar la voluntad popular, los pactos de honor violados, la presión irritante ejercida sobre el Primer Mandatario para descarrilarlo y arrastrarlo a crearse la pesadísima atmósfera que estalló en la tormenta y el movimiento de depuración iniciado por el Ejército y la Armada en defensa de los intereses nacionales, con simpatía casi universal; los proyectos antirreligiosos, sobre divorcio, confiscación de bienes eclesiásticos, separación de la Iglesia y del Estado, etc.; todo eso ha sido una confirmación ante el país de la falsedad de las afirmaciones de la Masonería.
También han dicho los masones que les es muy fácil destruir lo que este libro establece. Sin embargo, aún no lo han hecho, a pesar de haber tenido sobrado tiempo para ello. Lo que si han hecho es proseguir su campaña contra la iglesia Católica, con el folleto anónimo de «La Tribuna”, de citas vagas, imposibles de comprobar, y con las afirmaciones usuales, fundadas más que en la lógica o en la verdad de los hechos, en el prejuicio contra el Cristianismo.
Se me ha preguntado si la Masonería se ha vengado de mi, y por cierto, que habrá lectores que tendrán curiosidad de saberlo. La Masonería es bastante discreta para hacerlo por sí misma y, silo hiciera, perdería en vez de ganar; pero tiene la máscara de un partido político mediante el cual ejerce toda la acción que le permite la influencia de ese partido. Los que han vivido en Iquique, y quizás aun los habitantes de todo el país, han llegado a saber algo de lo que se ha hecho, v. g., con ocasión de la venida de S. Em. el Cardenal Benlloch o de una Asamblea Eucarística que íbamos a celebrar en el Teatro Municipal, etc. Pero, por lo que en ello haya de ofensa personal perdono y olvido de corazón; y. por lo que ha habido de ofensa a la Religión, ruego a Dios que perdone también, porque “no saben lo que hacen”.
Finalmente, como este libro no tiene otra pretensión que la de informar a los lectores acerca de la Masonería, he creído preferible hacerlo con las palabras de autores más autorizados que yo, aun a trueque de multiplicar las citas.
OBRAS Y AUTORES DE REFERENCIA
Abreviaturas
Las obras que he tenido a la vista y de las cuales he tornado los testimonios de los diversos autores, son los siguientes:
Enciclopedia Universal Iiustrad, etc., de Esposa. Abrev.: Espasa. The Catholic Encyclopedia. Abrev.: Cath. Encycl.
Copin-Albancelli. Le Drame Maçonnique; Le Pouvoir Occulte contre la France. La Conspiration Joive contre le Monde Chrétien. Abrev.: Copin P. O. Copin. C. J.
Dom Paul Benoit. La Citè Antichretienne. 2e. Partie. La Franc-Maçonnerie. 2 vol. Abrev.: Benoit.
Ed. Em. Eckert. La Franc- Maçonnerie dans sa veritable signification. 2 vol. Trad. del alemán. Abrev.: Eckert.
Arthur Preuss. A Study in American Freesmasonry. 1. vol. Abrev.: Preuss A. M.
Domenico Margiotta. Adriano Lemmi Chef Supreme des FrancMaçons. Abrev.: Margiotta, A. L.
Nicolás Serra y Caussa. Masonería al derecho al revés. 2 vol. Abrev.: Serra.
Francis C. Kelly. The Bock of Red and Yellows, 1 vol. Abrev.: Kellv.
I. Bertrand. La Franc-Maçonnerie, Secte juive nee du Talmud. Opúsculo .Abrv.: La F. M. Secte Juive.
Michael Kenny. American Masonry and Catho!ic Education. Folleto. Abrev. Kennv.
Veritas. La francmasonería y sus obras en Chile. Opúsculo.
Gabriel de la Paz ‘seudónimo’. La Masonería, etc. Opúsculo.
La Masonería ante el Congreso. Opúsculo.
Mons. Amado José Fava. Obispo de Grenoble. Discurso sobre el secreto de la Francmasonería. Opúsculo traducido del francés.
Mons. de Segur. Los Francmasones. Opúsculo traducido del francés.
Constitucíón de la Orden Masónica en Chile (Años 1862 y 1912).
Encíclicas de León XIII.
Mons. Rosset. La Franc-Maçonnerie. Abrev.: Rosset, La F.M.
The Cause of the World Unrest. 1920. Abrev.: The Cause.
Secret Socjeties and Subversive Movernents. Nesta Webster. Abrev. Webster.
La Dictature de la Franc-Maçonnerie sur la France. A. G. Michel. Abrv.: La Dictature.
La Frac-Maçonnerie Belge. Abrev.: F. 8.
Revue international des Sociétés Secrètes.
La Iglesia y la Masonería.
Pastoral del Rvmo. señor Arzobispo de Caracas, etc.
Weltfreimaurerei (Masonería Mundial) etc. Witchl.
Cadena de Unión. B. Aires.
Nació en Pichilemu, el 23 de junio de 1866, en la hacienda colchagüina donde trabajaba su padre, José María Caro Martínez; su madre fue Rita Rodríguez. José María era el hijo menor de un total de cuatro y el único hombre. Vivió sus primeros años con sus padres y hermanas, pero a la edad de 5 años, sus abuelos se lo llevaron a vivir con ellos para poder asegurarle una mejor educación. Aprendió las primeras letras con su abuela, Cayetana, y posteriormente asistió a la escuelita de Ciruelos, hasta la cual debía caminar, cada día, cinco kilómetros. En la misma época en que era un muchacho, el canónigo de la Catedral de Santiago, Ramón Saavedra Jiménez, adquirió una propiedad agrícola cerca de Cahuil, y en los meses de verano el sacerdote viajaba a su propiedad y decía misas diarias. En febrero de 1881, le solicitó al párroco de Ciruelos que le recomendara un muchacho para que le colaborara en la misa. Ese fue José María Caro. Al poco tiempo, el canónigo le propuso al joven ser sacerdote, y Caro aceptó inmediatamente. En marzo de ese mismo año viajó a Santiago con su padre a rendir examen al Seminario de Santiago. Fue admitido en la sección San Pedro Damiano, con cupos para estudiantes de zonas rurales, y allí realizó sus estudios de Humanidades. En 1887 inició sus estudios de Teología y Griego; hizo clases de este idioma en el Seminario.
Enfermedad en Roma
El recién nombrado arzobispo de Santiago, monseñor Mariano Casanova, lo designó junto a otros alumnos para continuar sus estudios superiores en Roma, en el Colegio Pío Latino y en la Universidad Gregoriana. Al poco tiempo de haber llegado a Italia, se enfermó gravemente del pulmón, debiendo dedicar —por su estado de salud— pocas horas al estudio. No obstante esta dificultad, el 30 de diciembre fue ordenado sacerdote. También se graduó de doctor en Teología de la Universidad Gregoriana. José María Caro regresó a Chile en 1891 y sus problemas de salud continuaron. Eran momentos de gran convulsión política. A su arribo, casi no podía usar la voz, quedando limitado a hacer clases como profesor en el Seminario. Por razones de salud también, fue trasladado posteriormente (1910) a Mamiña, al interior de Iquique.
Vicario apostólico de Tarapacá y obispo de Iquique
En 1911 el padre Caro recibió con sorpresa su nombramiento como vicario apostólico de la región de Tarapacá y obispo de Iquique. Al año siguiente, el 28 de abril de 1912, en la Catedral de Santiago, el internuncio, monseñor Sibilia, lo consagró como obispo de Iquique. Regresó de inmediato a su zona y se propuso luchar contra la indiferencia religiosa.
En la Pascua de Resurrección de 1913 el obispo Caro se planteó realizar una procesión por Iquique, idea que encontró oposición de parte de elementos radicales. A poco andar, la procesión fue atacada por grupos fanáticos y los participantes debieron protegerse para evitar ser golpeados.
Sin embargo, el sacerdote se fue ganando poco a poco el apoyo de la ciudadanía, ya que su labor fue cercana al pueblo y a las necesidades reales de este. Durante la crisis de 1914, se preocupó de crear cooperativas de ayuda, abrir albergues y dar alimentación a los más necesitados.
Obispo de La Serena
El 14 de diciembre de 1925 la Santa Sede lo nombró obispo de La Serena; había estado 13 años en Iquique. En su despedida fue evidente cómo se había ganado el afecto de la gente y cómo había logrado un acercamiento del pueblo a la Iglesia. Estando en La Serena, Caro publicó numerosas obras de carácter doctrinario como Fundamentos de la Fe, Porque Creo, El Matrimonio Cristiano, La Iglesia y los Obreros, y El Misterio de la Masonería, este ultimo inspirado en las experiencias compartidas por una gran cantidad de benerables hermanos (.:) que convirtió al catolicismo y de cuyos relatos se valio para escribir esta magistral obra que junto a SIMBOLISMO DE LA MASONERIA de Mons. Leon Meurin S.J. y El Misterio de la Masonería de Leo Taxil han pasado a engrosar el INDEX de libros raptados porlos hijos de la viuda.
Arzobispo de Santiago
Años después, el 14 de octubre de 1939 monseñor Caro se trasladó a Santiago con el fin de tomar posesión de la Arquidiócesis, siendo el séptimo arzobispo de Santiago. Ese mismo día realizó una visita oficial al Presidente de la República, Pedro Aguirre Cerda. Una de las ceremonias más importantes que le correspondió presidir fue, en 1941, el Octavo Congreso Eucarístico Nacional. Ese mismo año falleció el Presidente Aguirre Cerda, cuyas exequias se realizaron en la Iglesia Catedral con la venia del Partido Radical. Monseñor Caro fue el principal eje para la construcción del templo en Maipú, en homenaje a la Virgen del Carmen. Obtuvo la donación de los terrenos y convocó a la Iglesia y al gobierno argentino, junto al chileno, para unir esfuerzos. El 16 de julio de 1944, el Presidente Juan Antonio Ríos concurrió a la bendición de la primera piedra. Se caracterizo principalmente por su combate contra la masonería, y se cuenta como gran anécdota un letrero que hizo colocar en todas las iglesias de su diosecis: Se prohíbe la entrada a los perros y a los masones.
Un capelo para monseñor
El 23 de diciembre de 1945 se conoció la noticia de que el Sumo Pontífice había designado al arzobispo de Santiago para ser elegido cardenal en el Consistorio de febrero del año siguiente. El arzobispo viajó en pleno invierno europeo. Su salud no lo acompañó, y el frío y las inadecuadas condiciones del Colegio Pío para un hombre mayor, le causaron una bronconeumonía que se fue complicando cada vez más. Sin embargo, su salud inició luego una lenta mejoría, que le permitió recibir del Santo Padre el capelo cardenalicio el 19 de mayo de 1946, convirtiéndolo de este modo en el primer cardenal chileno.
Sus restos descansan en la Catedral de Santiago
El 4 de diciembre de 1958 el padre Caro cayó gravemente enfermo; el Cabildo Metropolitano en pleno le dio la Extremaunción y al día siguiente falleció. Las campanas doblaron en señal de duelo, se decretó duelo nacional. Una larga fila de llorosos fieles fue a despedirlo. Sus restos descansan en una capilla bajo la nave central de la Catedral de Santiago.
SU LIBRO: "EL SECRETO DE LA MASONERÍA, DESCORRIENDO EL VELO
Indice
Introducción
Naturaleza de las masonerías
Secretos y Juramentos Masónicos
El fin de la Masonería
Formación y funcionamiento de logias
La instrucción masónica
La Masonería y el Catolicismo
La Religión Masónica
La Masonería y la política
La Masonería y sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad
La Masonería y su ideal de moralidad
Honradez Masónica
Doctrinas de la masonería
Congreso antimasónico internacional de Trento. Resumen
Origen de la Masonería y su relación con otras sectas
Parentesco de la masonería con el Judaísmo
¿La Masonería es instrumento del Judaísmo?
Medios de Acción de la Masonería
Tretas Masónicas
la Masonería de Adopción y Los Lobetones
¿Por qué la Iglesia condena universalmente la masonería?
Resumen de las Condenaciones de la Iglesia
Condenaciones de parte de la autoridad civil.
Epilogo
PROLOGO A LA 2ª EDICION
El rápido agotamiento de la primera edición de esta obra, por más que fue numerosa, ha probado claramente que su publicación fue oportuna y que correspondía a una verdadera necesidad, como muchísimas personas me lo han manifestado.
No ha faltado quien, después de leerla, haya cambiado la resolución que tenía de hacerse masón. Muchos son los que me han agradecido el haberles abierto los ojos sobre una institución que se les había recomendado, y muchos más los que me han felicitado por haber descorrido ante el público el velo de una asociación temida por sus secretos y sus manejos. Entre ellos ha habido personalidades de las más encumbradas del país.
Me han confirmado en la esperanza que tuve de hacer algún bien con esta publicación, las cartas recibidas de gran parte de los Rdmos. Sres. Arzobispos y Obispos de la América Latina y aun de Filipinas, en las cuales, no sólo con frases de cumplimiento, sino con expresiones francas y efusivas, me han felicitado y muchos me han pedido ejemplares del librito, a pesar de su modesta presentación. Entre estas felicitaciones dejo constancia, con reconocimiento, de las enviadas por los dos únicos Emmos. Cardenales a quienes se envió el opúsculo, SS. EE, el Cardenal Benlloch y el Cardenal Billot.
He introducido en esta segunda edición algunas mejoras y agregados. He arreglado en el índice la división, modificando en parte los títulos de los párrafos, ajustándolos mejor al orden del librito, y he hecho una o dos correcciones indispensables.
El estudio que he procurado seguir haciendo de la Masonería, me ha ido confirmando más y más en lo expuesto en la primera edición. Igual efecto han tenido algunas conversaciones que he tenido con masones.
Muchas personas, al felicitarme por la obrita, han querido confirmar también algunos juicios ahí escritos, con hechos concretos, que no daré al público por vivir aún los hermanos masones que en ellos han intervenido y no pertenecer propiamente a la historia, si bien se podrían exponer por ser hechos públicos o notorios, al menos con notoriedad de derecho. Es preferible que cada lector haga por sí mismo la comprobación, observando los hechos y las personas que tenga a su vista, sin olvidar jamás lo que tantas veces repito, a saber: que en la Masonería hay personas serias y sinceras que no conocen ni sus fines ni sus obras y que no obran bajo la influencia del espíritu o de las doctrinas masónicas.
La Masonería ha juzgado también mi librito y los hermanos.., repiten ese juicio, que se ha publicado en su Revista. Según los hermanos, yo “he colectado todo el cieno de la cloaca antimasónica, y con citas truncas o apócrifas, con repetición de conceptos de cuatro despechados o ruines asalariados que el clericalismo ha tenido para su uso y sabor, pretendo desvirtuar la santa obra del amor al prójimo que la Masonería siembra por doquier”, Rey, Masónica de Chile. Marzo, 1924, pág. 130.
En seguida, agrega la citada Revista que, valiéndome de la liberación de franqueo de que gozan las dignidades eclesiásticas, el folleto se ha distribuido libre de porte, profusamente por todo el país.
Mi respuesta será breve: En primer lugar, el librito fue editado en Santiago y distribuido desde allí por la Sociedad de la Buena Prensa, que no es dignidad eclesiástica ni tiene liberación de franqueo. Los ejemplares que se me enviaron a Iquique, venían con sus respectivas estampillas de franqueo.
En segundo lugar, si no he citado íntegramente todos los testimonios que he tenido a la vista, ha sido por no engrosar extraordinariamente el opúsculo y por no hacerlo salir de m propósito, y a pesar mío; pero siempre he señalado la fuente de mis citas con toda precisión, al revés de las publicaciones masónicas, que casi nunca lo hacen.
Y en tercer lugar, las citas o son tomadas de autores masones de reconocida autoridad en la Orden, o se refieren a hechos históricos en que han intervenido los hermanos o la influencia masónica; si hay algo de repugnante en todo eso, no es mío ni de los enemigos de la Masonería, sino de sus propios hechos o doctrinas.
Alguien ha dicho que yo no probaba lo que decía de la Masonería. Los lectores dirán si al menos no queda suficientemente probada la afirmación general que se desenvuelve en el librito sobre el engaño universal con que la Masonería conquista y conserva sus adeptos, hasta penetrarlos profunda, y a veces furiosamente, de sus verdaderos ideales de demolición del orden cristiano y del destierro del mismo nombre de Cristo, o aún del de Dios, que disimulada o descaradamente, según las circunstancias, se propone. Los lectores dirán también si lo que ellos ven y conocen de la Masonería y de sus hechos, corrobora o no mis afirmaciones.
Y por lo que toca a la intervención política de la Masonería a su espíritu anticristiano lo acontecimientos que en Chile precedieron y rodearon las elecciones de 1924, el emplea del Ejército para burlar la voluntad popular, los pactos de honor violados, la presión irritante ejercida sobre el Primer Mandatario para descarrilarlo y arrastrarlo a crearse la pesadísima atmósfera que estalló en la tormenta y el movimiento de depuración iniciado por el Ejército y la Armada en defensa de los intereses nacionales, con simpatía casi universal; los proyectos antirreligiosos, sobre divorcio, confiscación de bienes eclesiásticos, separación de la Iglesia y del Estado, etc.; todo eso ha sido una confirmación ante el país de la falsedad de las afirmaciones de la Masonería.
También han dicho los masones que les es muy fácil destruir lo que este libro establece. Sin embargo, aún no lo han hecho, a pesar de haber tenido sobrado tiempo para ello. Lo que si han hecho es proseguir su campaña contra la iglesia Católica, con el folleto anónimo de «La Tribuna”, de citas vagas, imposibles de comprobar, y con las afirmaciones usuales, fundadas más que en la lógica o en la verdad de los hechos, en el prejuicio contra el Cristianismo.
Se me ha preguntado si la Masonería se ha vengado de mi, y por cierto, que habrá lectores que tendrán curiosidad de saberlo. La Masonería es bastante discreta para hacerlo por sí misma y, silo hiciera, perdería en vez de ganar; pero tiene la máscara de un partido político mediante el cual ejerce toda la acción que le permite la influencia de ese partido. Los que han vivido en Iquique, y quizás aun los habitantes de todo el país, han llegado a saber algo de lo que se ha hecho, v. g., con ocasión de la venida de S. Em. el Cardenal Benlloch o de una Asamblea Eucarística que íbamos a celebrar en el Teatro Municipal, etc. Pero, por lo que en ello haya de ofensa personal perdono y olvido de corazón; y. por lo que ha habido de ofensa a la Religión, ruego a Dios que perdone también, porque “no saben lo que hacen”.
Finalmente, como este libro no tiene otra pretensión que la de informar a los lectores acerca de la Masonería, he creído preferible hacerlo con las palabras de autores más autorizados que yo, aun a trueque de multiplicar las citas.
OBRAS Y AUTORES DE REFERENCIA
Abreviaturas
Las obras que he tenido a la vista y de las cuales he tornado los testimonios de los diversos autores, son los siguientes:
Enciclopedia Universal Iiustrad, etc., de Esposa. Abrev.: Espasa. The Catholic Encyclopedia. Abrev.: Cath. Encycl.
Copin-Albancelli. Le Drame Maçonnique; Le Pouvoir Occulte contre la France. La Conspiration Joive contre le Monde Chrétien. Abrev.: Copin P. O. Copin. C. J.
Dom Paul Benoit. La Citè Antichretienne. 2e. Partie. La Franc-Maçonnerie. 2 vol. Abrev.: Benoit.
Ed. Em. Eckert. La Franc- Maçonnerie dans sa veritable signification. 2 vol. Trad. del alemán. Abrev.: Eckert.
Arthur Preuss. A Study in American Freesmasonry. 1. vol. Abrev.: Preuss A. M.
Domenico Margiotta. Adriano Lemmi Chef Supreme des FrancMaçons. Abrev.: Margiotta, A. L.
Nicolás Serra y Caussa. Masonería al derecho al revés. 2 vol. Abrev.: Serra.
Francis C. Kelly. The Bock of Red and Yellows, 1 vol. Abrev.: Kellv.
I. Bertrand. La Franc-Maçonnerie, Secte juive nee du Talmud. Opúsculo .Abrv.: La F. M. Secte Juive.
Michael Kenny. American Masonry and Catho!ic Education. Folleto. Abrev. Kennv.
Veritas. La francmasonería y sus obras en Chile. Opúsculo.
Gabriel de la Paz ‘seudónimo’. La Masonería, etc. Opúsculo.
La Masonería ante el Congreso. Opúsculo.
Mons. Amado José Fava. Obispo de Grenoble. Discurso sobre el secreto de la Francmasonería. Opúsculo traducido del francés.
Mons. de Segur. Los Francmasones. Opúsculo traducido del francés.
Constitucíón de la Orden Masónica en Chile (Años 1862 y 1912).
Encíclicas de León XIII.
Mons. Rosset. La Franc-Maçonnerie. Abrev.: Rosset, La F.M.
The Cause of the World Unrest. 1920. Abrev.: The Cause.
Secret Socjeties and Subversive Movernents. Nesta Webster. Abrev. Webster.
La Dictature de la Franc-Maçonnerie sur la France. A. G. Michel. Abrv.: La Dictature.
La Frac-Maçonnerie Belge. Abrev.: F. 8.
Revue international des Sociétés Secrètes.
La Iglesia y la Masonería.
Pastoral del Rvmo. señor Arzobispo de Caracas, etc.
Weltfreimaurerei (Masonería Mundial) etc. Witchl.
Cadena de Unión. B. Aires.
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