sábado, 5 de agosto de 2017

Los cocodrilos del foso.

                 
           Me encontré con sorpresa en un blog que desconocía, denominado Los Cocodrilos del Foso, un comentario bastante pobre acerca de la conferencia que dictó en Chile el profesor Rubén Peretó. El tenor de la conferencia apuntaba acerca del origen del movimiento litúrgico de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

             No iré al análisis propio de la conferencia, sólo expondré la conclusión final a la que llega el profesor Peretó : "la sustitución del misal romano por uno nuevo habría sido inexplicable sin las previas reformas de San Pío X y Pío XII” ".  

              El profesor Peretó nunca dijo que haya habido intenciones de los pontífices anteriores de establecer una nueva teología por medio de una nueva misa. Esa suposición no es correcta. Su afirmación, más bien apunta, a considerar como un antecedente importante dentro de la reforma litúrgica del Vaticano II las últimas reformas realizadas por los pontífices anteriores. Los aires reformistas quedaron deambulando dentro del orbe católico en medio de éstas reformas. La reforma de San Pío X fue profunda después de siglos sin grandes cambios al respecto. 

               ¿ La reforma litúrgica de Pio X y Pio XII es análoga a la del Vaticano II ?. Obviamente que no, afirmar eso es cambiar la verdad. En el Vaticano II se introduce una nueva teología dentro de la Iglesia que lo contamina todo, desde la función sacerdotal hasta la reforma litúrgica. La exposición en la Asociación Litúrgica Magnificat Chile estuvo marcada por el buen ánimo de preservar la teología católica tradicional de la Iglesia. Eso no significa, optar por una actitud servil a las autoridades de la Iglesia ni menos tratar de imponer un movimiento al margen de la Iglesia. 
               Los tiempos son difíciles, y la confusión abunda, por lo que entiendo que muchas personas católicas no saben qué posición adoptar. ¿Qué haría Santo Tomás en ésta situación?. En mi opinión, nunca sacrificaría la verdad, si algo lo caracterizó fue su amor incondicional a toda la verdad que viene de Dios. Creo que estaría muy inquieto y apenado por los nuevos rumbos que ha tomado la Iglesia y estaría permanentemente insistiendo en que se ha abandonado el centro de la vida cristiana que es Dios. Defendería la verdad católica, como monje, como sacerdote y como teólogo hasta el último suspiro de su vida. 
               Es lamentable que el hijo del profesor Calderón, tenga un blog de tan bajo valor literario e intelectual. Le aconsejo que tome clases con su hermano sacerdote.
                 
   

     

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