sábado, 30 de junio de 2018

El sacerdote se salva, salvando almas.

                             Un sacerdote, es un hombre escogido por Dios, elegido de entre los hombres , para llevar una vida según el orden que Dios quiere establecer en la sociedad. Un sacerdote, no elige servir a Dios, más bien, Dios lo llama para que lo sirva. Si alguien ingresa al sacerdocio pensando que ingresa a una carrera o simplemente, a un simple oficio, lamentablemente se equivoca rotundamente.
                             La palabra sacerdote, significa dado a lo sagrado, entregado al servicio total a Dios. Por consiguiente, no cualquiera es sacerdote, sino un hombre entregado en cuerpo y alma al servicio de Dios, por medio de la Iglesia, con el fin de salvar almas del pecado, para evitar la condenación eterna.
                            Dios se reveló al hombre, con el fin, de salvarlo de una desdicha eterna , como lo es el infierno. La misa, el Santo Sacrificio de Cristo en la Cruz, es un ofrecimiento del Hijo de Dios, como víctima propicia, para pagar la ofensa cometida por el hombre al haber desobedecido a Dios en el Paraíso. Pero la misa, no es sólo sacrificio, sino también comunión, Cristo se entrega en cuerpo y alma al hombre para que éste reciba todas las gracias necesarias para sostenerse en el combate contra el Demonio, el mundo y la carne.
                           Si bien, el acto por excelencia del sacerdote es la celebración de la Santa Misa, sin embargo, éste por mandato de Cristo está orientado hacia la salvación eterna de las almas, instruyéndolas en las verdades de la fe y preparándolas para que reciban de buena manera todas las gracias que Cristo Nuestro Señor nos da por medio de cada uno de sus sacramentos.
                           ¿Basta sólo la misa?, la respuesta es obvia, no basta, el sacerdote debe estar identificado con toda la obra redentora de Nuestro Señor. El sacerdote, debe amar lo que Dios ama, y aborrecer, todo aquello que Dios rechaza. Como Dios ama a cada alma y quiere su salvación, el sacerdote debe buscar a las almas para salvarlas del pecado. ¿ Cómo debe llegar el sacerdote a las almas?. Para muchos sacerdotes, en su mayoría muy cómodos y poco sacrificados, se engañan pensando que las almas deben llegar solas a ellos para escucharlos en los púlpitos de las iglesias el día domingo.
                           Las almas no llegan solas a la fe cristiana, necesitan ser evangelizadas, para evangelizarlas, los llamados a hacerlo son los obispos y sus colaboradores que son los sacerdotes. Cristo Nuestro Señor dice ¿ cómo quieren que lo conozcan, si no me predican?, si no hay predicadores y evangelizadores no nacerán nuevos hijos para la Iglesia ni herederos del cielo.
                           ¿Cómo se forma un rebaño?, naturalmente no, un rebaño nace de un acto del hombre que agrupa a un grupo de animales y los pone bajo su protección y cuidado. Un rebaño de fieles, nace por medio de la predicación de la verdad de Dios, la cual, llama a los hombres para que lo sigan y guarden en los preceptos que el Creador designó como medios necesarios para poder alcanzar la salvación eterna. Sin predicación, no hay fe, sin fe, no hay vida eterna. Si Dios hubiera querido relacionarse directamente por medio de un un mensaje telepático con cada criatura, no se hubiera revelado ni enviado a sus profetas ni servidores a lo largo de toda la historia de la revelación.
                          Dios quiere salvar a los hombres por medio de servidores humanos, gran misterio para muchos, pero Sabiduría Divina, que sólo Dios , en sus infinitos designios sabe por qué y para qué hace las cosas. En las Sagradas Escrituras, se reprende a los Atalayas que permanecen como perros mudos sin ladrar, ya que por la omisión, flojera y comodidad de estos, se pierden muchas almas. Hoy en día, después de dos mil años de cristianismo, una inmensa mayoría de sacerdotes, por no decir, casi la totalidad, no busca almas para salvarlas del pecado. No predican a los hombres, acerca de la Obra Salvífica de Dios como lo es la Iglesia. ¿ Acaso ya no hay pecadores?, por el contrario, el pecado aumentó a un nivel extremo, no obstante, el sacerdote se auto amordazó de un mismo modo extremo, sin importarles lassalvación eterna de todas aquellas almas que viven en pecado mortal, sin tener conciencia de sus desdichas eternas.
                         ¿ Acaso basta sólo la misa?, NO, NO NO Y NO, la verdad de Dios, sus santos mandatos y su santa doctrina tiene que llegar a cada hombre y a cada rincón de la tierra para que conozcan el fin para el cual el hombre fue creado y los peligros que el alma se encuentra cuando se aleja de su creador. ¿Quién instruye en la fe ?, hoy al menos, algunos seglares se atreven a suplir lo que por deber deben hacer los sacerdotes.
                         ¿Quién juzgará a los sacerdotes?, Dios, no los hombres, pero como fiel, les hago un llamado a esos " hombres de Dios"para que no abandonen a las almas, para que oficien de pastor y busquen a las ovejas perdidas que se encuentran sumergidas en los vicios y pecados de este mundo, para que conozcan a Dios, y reciban la dulzura de su perdón misericordioso por medio del sacramento de la confesión. El mercenario abandona su rebaño, el pastor da la vida por el mismo.
                         Los sacerdotes tendrán que dar cuenta ante Dios, por cada alma que se pierda a causa de sus negligencias, omisiones y desidia. Dios nos libre de los malos sacerdotes.
                     

domingo, 10 de junio de 2018

La muerte del catolicismo.

                                               ¿Puede desaparecer el catolicismo de la faz de la tierra?, ese es el anhelo de masones y libre pensadores, aniquilar la religión de Dios y reemplazarla por la religión del hombre emancipado. ¿Será posible tal azaña?. Para muchos sectores y sectas de todo tipo, la desaparición del cristianismo es una necesidad imperiosa de eliminar una religión que proclama a un Dios exclusivo y excluyente. Ese Dios les molesta en su anhelo de libertad, de autonomía total frente a todo tipo de realidad.
                                             Pero, ¿ qué les molesta de Dios ?, a mi juicio, les molesta dar cuenta de todos sus actos a un ser superior, ese dar cuenta a Dios, destruye su carácter personal y absoluto que quieren tener a causa de su libertad plenipotenciaria. ¿Cómo puede una criatura revelarse a tal extremo contra su creador?, la ceguedad producto de su soberbia, de su deseo de auto determinarse allende de todo, principalmente, de Dios.
                                            Dios es la fuente de todo bien, de todo ser, causa in causada, dirían los filósofos, omnipotente y omnipresente, magnanimidad absoluta, única e irrepetible, fuente del ser y de todo tipo de existencia, esos aspectos de Dios, causan en algunos, rechazo e indignación. Pero, la pregunta sigue deambulando por el ambiente, ¿por qué?, por el engaño, ¿de quién?, del padre de la mentira y del embuste, el canalla por antonomasia, el Demonio, perfida creatura que no descansa hasta derribar hasta el último cristiano de la tierra.
                                             La religión católica, única religión creada por Dios por revelación y por mandato divino, único medio de salvación, para que los hombres alcancen la felicidad perpetua, constituye el instrumento  sobrenatural que Dios funda en la tierra, para que todo hombre alcance la felicidad, y se salve, de una vida de desdicha en la vida eterna.
                                          La religión católica, por promesa divina, no puede desaparecer de la tierra, debe llegar hasta el final de los tiempos del hombre, hasta el término de la etapa de la edad del hombre, no importa cuántos o quiénes quieran destruirla, Dios la guardará a pesar de todos los caprichos de los hombres. ¿ Por qué es la religión católica, la religión de Dios?. Respuesta, Dios así lo quiso, ÉL en su divina sabiduría hace las cosas como quiere, sus designios son santos, su inteligencia divina y su amor misericordioso, da más de lo que debería merecer el hombre. Su amor hasta la muerte de Cruz, manantial de amor, busca hasta el hombre más insignificante para que se salve, por medio,de su pasión , muerte y resurrección.
                                           Los tiempos del neopaganismo pasarán, como pasó el arrianismo, el jansenismo, y todo tipo de herejía, los que guarden la fe íntegra en estos tiempos de confusión se salvarán, Los demás, se condenarán, por no haber amado la verdad. Dios cuida a los suyos, protege a su pequeño rebaño, sus hijos predilectos están marcados por la Cruz, su dolor en tiempos de aflicción  tendrá recompensa en la eternidad. Los que mueran por Cristo, verán su rostro, gozaran de su divina presencia por toda la eternidad.

domingo, 3 de junio de 2018

Guerra entre dos mundos.

                                Nos encontramos, en una guerra a muerte, entre dos mundos opuestos, a saber, entre el mundo de la luz y el mundo de las tinieblas. La rebelión de los ángeles y la desobediencia de Adán y Eva, nos dejaron posicionados, en medio de una gran guerra de combate espiritual.
                               Los rebeldes, encabezados por Satanás y su cohorte, condenados por toda la eternidad, intentan atacar a Dios hostigando a los hombres para que desobedezcan y se condenen al igual que ellos. Los demonios no descansarán hasta que se condene la mayor cantidad de hombres posibles.
                       No tenemos como seres humanos muchas opciones por elegir, o elegimos servir a Dios, o nos condenamos con los espíritus rebeldes. Nuestra vida eterna, nuestra felicidad, tanto, actual como futura, pende de nuestras propias decisiones. El mundo, con sus seductoras y pestilentes propuestas, nos tienta a vivir una vida llena de comodidades y placeres que nutran y satisfagan al cuerpo, pero que sometan al alma subyugando su razón , a los caprichos de la materia.   
                         Cristo Nuestro Señor, sostuvo que quien persevere hasta el final ese, vencerá. La sentencia de Cristo es clarísima, si alquién quiere alcanzar el cielo, debe luchar, hasta el último instante de su vida. Nadie alcanza el cielo por sus propias fuerzas, salvo, que se deje atrapar por las fuerzas de Cristo. Nuestro Dios y Señor, que todo lo puede, nunca fuerza nuestra libertad. Él nos quiere salvar, pero para hacerlo, espera nuestra colaboración.
                            Aparentemente, nos encontramos al final de la era del hombre sobre la tierra, tiempos apocalípticos, llenos de hedor a azufre, de soberbia emancipadora, que intenta separar al hombre de su creador. Miles de millones de almas en riesgo de condenación eterna, banquete de demonios, sufrimientos de santos, risas de condenados.
                              La victoria de Cristo es nuestra victoria, su triunfo sobre la muerte y el pecado es nuestro triunfo. Confiad en el creador, en el salvador de la humanidad, y seremos herederos del Reino de los Cielos, que no tendrá fin. Que así sea.