PADRE MATEO
CRAWLEY-BOEVEY
(1875-1961)
“El apóstol mundial
del Sagrado Corazón de Jesús”
Pío XI
Nació en Sachaca un 18 de noviembre de
1875. Fue su padre el caballero inglés Carlos Octavio Crawley-Boevey y su madre
la arequipeña María Murga. A los 9 años emigraron a Valparaíso (Chile) y allí
estudió con los religiosos de los Sagrados Corazones, en cuyo instituto ingresó
posteriormente en 1891 y se ordenó de sacerdote en 1898. Ejerció como profesor
en el colegio de la Orden.
De igual modo, atendió la Asociación
de los Sagrados Corazones y animó espiritualmente varias obras sociales. Con el
nombre de Curso de Leyes fundó una Facultad de Derecho que sería el embrión de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. A punto del stress por su
entrega desmedida para socorrer a los damnificados por el terremoto de 1906 en
Valparaíso, sus superiores le enviaron a Europa en viaje de descanso.
IGLESIA DE LOS
SAGRADOS CORAZONES, VALPARAÍSO, CHILE, DONDE DESCANSAN SUS RESTOS.
El 24 de agosto de 1907 llega al santuario
de Paray.le-Monial, lugar donde se apareció el Sagrado Corazón a Santa
Margarita María de Alacoque. Allí se recuperó de su quebrantada salud y vio
claramente cuál sería la vocación para el resto de su vida: Conquistar todo el
mundo para el amor del Corazón de Jesús, casa por casa, familia por familia,
entronizándolo en todos los hogares. Cuando expuso el plan al Papa San Pío X,
le complació tanto que le dijo: “No sólo te permito, sino que te mando, hijo
mío, dar tu vida por esta obra de salvación social”.
Vuelve
a América e inicia su cruzada en Valparaíso y la continúa por Chile y Perú.
Fundó la revista El Primer Viernes y escribía artículos en otras revistas y
periódicos. Posteriormente, su congregación lo destina a Europa para difundir
el mensaje misericordioso del Corazón de Jesús; Inglaterra, Bélgica, Holanda,
Suiza, Portugal y España se benefician de su encendida prédica. En 1914,
llegando a París en el momento en el que las tropas alemanas se disponían a
invadir la capital. Un dominico de Saint-Maximin resumió su impresión de esta
manera: Al principio, uno queda desconcertado por esa oratoria que no es
oratoria, por esas frases elípticas, esas imágenes inesperadas, esos gestos
apasionados... y luego, uno está cogido, se pone al unísono, y cuando al final
el predicador hace aclamar a Cristo Rey: "Te amo, Jesús, porque eres
Jesús", brotan lágrimas de muchos ojos.
EL REY ALFONSO XIII
CONSAGRANDO A ESPAÑA AL CORAZÓN DE JESÚS
De Francia se trasladó a España, donde
fundó treinta y ocho centros. En este último país promovió el gigantesco
monumento en el Cerro de los Ángeles para consagrar la nación al Corazón de Jesús.
SU SANTIDAD PÍO XI
En su libro Rey de Amor, (13 ª ed,
Secretariado Nacional de la Entronización del Corazón de Jesús, Madrid, 1960)
da algunos pormenores interesantes sobre la estatua del Corazón de Jesús del
Cerro. El misionero llegó a España para pronunciar las tres conferencias del
triduo preparatorio a la entronización oficial de 30 de mayo de 1919. En Madrid
dio una serie de conferencias en el “Centro de Defensa Social” organizadas por
Rafael María Lázaro y Severino Aznar. En una de ellas lanzó la idea de erigir
el Monumento. La idea madura y probada por el Obispo de Madrid-Alcalá, don
Prudencio Melo, del Secretariado de la Entronización se encargó de lanzarlo y
organizarlo por todo el país, especialmente recaudar los fondos. El
Secretariado funcionó en el Colegio de las Madres de los SSCC presidido por la
Duquesa de la Conquista, dama de honor de la reina Victoria. El P. Calasanz
Baradat, SSCC, director, recorrió el territorio español para impulsar el
proyecto y organizar la suscripción. El Monumento sería como un estandarte de
gloria cristiana en torno del cual almas y familias españolas debían agruparse
aclamando en la vida del hogar y de la nación la Realeza Divina de Cristo Rey.
El pueblo español, con el Rey a la cabeza, respondió generosamente y se
obtuvieron medio millón de pesetas. “Debo aquí, por noble, a poner de relieve
un gesto bellísimo.
El embajador del Perú ante la Santa
Sede, señor Goyeneche, conde de Guaqui y grande España, pagó la estatua colosal
del Corazón de Jesús. Y en carta que me escribió a este efecto me decía: “Quede
constancia que es mi intención honrar por cierto al Sagrado Corazón, pero
manifestar también muy solemnemente la gratitud del Perú a aquella España
católica que nos civilizó con la fe de Cristo y con la morar del Evangelio”. Un
tío de este embajador fue el Arzobispo Goyeneche, de Lima. Pagado el Monumento,
hubo un superávit, suma que el Secretariado invirtió en un rico y artístico
copón destinado a la Comunión de los peregrinos que vendrían a asistir al Santo
Sacrificio de la Misa celebrado en el Altar del Monumento nacional” p.440
El nuevo Papa le dio la misión de
instruir a los misioneros en la India, Ceilán, la China, Indochina, Japón y las
islas Hawai. Fueron 50 años de ininterrumpida predicación. Fue padrino en la
ordenación sacerdotal de nuestro querido Cardenal Landázuri. Promovió la
“entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares”, la adoración
nocturna en el hogar, así como los monumentos dedicados a Cristo en lugares visibles.
Su objetivo era “hacer vivir en el hogar y por el hogar, célula social, el
divino llamado: ‘Quiero reinar por mi Corazón’. Una de sus obras escritas fue
“Horas Santas”, auténtica llamarada de amor a Cristo como muestra en esta
oración: “¡Jesús sigue revelando las maravillas de tu Corazón desde esa
Hostia!...Avanza, Dios oculto y vencedor, avanza, conquistando en el
comulgatorio alma por alma, familia por familia hasta que la tierra entera
exclame, alborozada: ¡Alabado sea el Divino Corazón en su Eucaristía
salvadora...; a Él, sólo a Él, en los altares, gloria y honor por los siglos de
los siglos; venga a nos tu reino!”. Es importante destacar que en uno de los
primeros hogares cristianos donde Entronizó al Sagrado Corazón en Chile fue en
la familia Fernández Solar, cuna de Santa Teresita de Los Andes, como lo
recuerda su madre, doña Lucía Solar quien en la ocasión le pidió al sacerdote
que consagrara especialmente a su hija al Divino Corazón.
SANTA TERESITA DE JESÚS
DE LOS ANDES NIÑA
Narra Fernando Cordero Morales SS.CC.
que Pío XI le concedió cinco audiencias y le envió otra carta autógrafa, como
lo hiciera antes su predecesor Benedicto XV. En una de las audiencias, el P.
Mateo regaló al Papa un medallón con la imagen del Sagrado Corazón. Pío XI le
comentó: La pondré en mi despacho y cuantas veces la mire te enviaré mi
bendición. Y aún más patente queda la gran estima que tenía el Papa al apóstol
del Corazón de Jesús cuando el gobierno de Perú solicitó al Sucesor de Pedro el
nombramiento del P. Mateo para Arzobispo de Lima: ¿Qué quiere el señor
Presidente de la República -contestó el Papa- que haga yo del Padre Mateo un
coronel-comandante en plaza, o que le deje ser bombardero del Corazón de Jesús
en todo el mundo?
El Jueves Santo de 1949 sufrió el
primero de los muchos ataques de corazón que habían de sucederse en los once
años que aún le quedaban de vida. En enero de 1955 manifestaba: Cada vez estoy
más enfermo. Todo me cansa y debo suprimir muchas de las cosas bellas que debo
hacer, reteniendo únicamente las indispensables. Quiero decir que debo dejar
mis pocas fuerzas para poder celebrar la Misa y recitar mis plegarias. A su
enfermedad se añadió una úlcera en su pierna derecha. En 1959 ingresó en la
clínica de Valparaíso donde un cáncer en la sangre le impidió celebrar la
eucaristía, que constituía el centro de su vida. Los médicos le amputaron la
pierna herida por aparecer la gangrena. La amputación se practicó el 14 de
enero de 1960, pero la herida no se cerró y la gangrena apareció pronto en la
otra pierna. Su Provincial expresaba en una carta: El P. Mateo sufre
atrozmente, pero todo lo soporta con un espíritu sobrenatural admirable. Y el
propio enfermo escribía: ¡El cielo se aproxima... y así yo cantaré las
misericordias del Señor eternamente!
El apóstol mundial del Sagrado Corazón
de Jesús, según la denominación de Pío XI, murió en Valparaíso el 4 de mayo de 1960, a los 84 años de
edad.
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