- Padre Agustín María del Santísimo Sacramento (Hermann Cohen)
El Venerable P. Agustín María del
Santísimo Sacramento (Hermann Cohen) nació en Hamburgo el 10 de noviembre de
1820 en el seno de una familia judía. A los cuatro años de edad manifiesta ya
una asombrosa habilidad con el piano. En 1833 deja Alemania para trasladarse a
París junto a Franz Liszt del que será discípulo privilegiado. Seguirán para él
años de desorientación y desorden moral. Durante catorce años, el joven prodigio
cede a las tentaciones más banales y a las seducciones del éxito. En mayo de
1847, mientras dirige un coro litúrgico, comienza en él un proceso de conversión
influenciado por el culto a la Santísima Eucaristía.
Hermann funda entonces en Francia la Adoración
Nocturna del Santísimo Sacramento, en
la Basílica de
Nuestra Señora de las Victorias el 6 de diciembre de 1848. Había sido bautizado
el año anterior, el día 28 de agosto de 1847, fiesta de San
Agustín.
El Padre Agustín María es nombrado maestro de novicios de su Provincia en 1870. Algunos meses más tarde parte a Berlín como capellán de los prisioneros franceses. El amigo de los Santos (estuvo muy relacionado con Santa Bernadette Soubirous, con el Santo Cura de Ars y con el Beato Pío IX) se desvivía por sus hermanos. En una epidemia de viruela, él contrajo la terrible enfermad y murió el 20 de enero de 1871 víctima de la caridad.
. Del epistolario del P. Agustín María:
- Carta a su madre y familiares (16-VIII-1849). Sobre la vocación del Carmelita Descalzo:
En 1849 entra en la Orden de los Carmelitas Descalzos,
restaurada en Francia por el español P. Domingo de San José después de los
estragos de la Revolución Francesa. En
el noviciado de Broussey toma el nombre de Fray Agustín María del Santísimo
Sacramento. Ordenado sacerdote en 1851, el joven fraile estará muy vinculado a
la renovación de su Orden. Toda su vida está, desde entonces, consagrada a un
amor ardiente al Santísimo Sacramento y a la Virgen María , a la que él llamaba
“Madre de la
Eucaristía ”.
Convento de Broussey
El Padre
Agustín María del Santísimo Sacramento se consagra a la predicación con notable
éxito. Su palabra entusiasta, profunda y elocuente, resuena en casi todos los
púlpitos de Francia, y ante los más variados auditorios que serán conquistados
por su entusiasmo y su humildad. Aunque quisiera vivir para siempre en el
Desierto carmelitano fundado por él mismo no lejos de Lourdes (en
Tarasteix), dos años antes de
las apariciones de la
Virgen , debe sin embargo recorrer Europa por orden de sus
Superiores. Éstos le confiarán misiones importantes como la restauración del
convento de Lyon (1859), donde ejerce de prior; la restauración de la Orden del Carmen en Inglaterra
(1862); la fundación del convento de Bagnères (1856), etc.
En 1868, obtiene por fin la autorización para retirarse a su amada soledad pirenaica, lo que le permite conectar con los orígenes eremíticos del Carmelo. Desde su llegada al Desierto una grave enfermedad afecta a sus ojos. Peregrina a la gruta de Nuestra Señora de Lourdes y será milagrosamente curado en 1868 diez años después de las apariciones dela
Virgen.
Santo Desierto de Tarasteix,
fundado por el P. Agustín María en 1856.
Hoy es propiedad privada.
En 1868, obtiene por fin la autorización para retirarse a su amada soledad pirenaica, lo que le permite conectar con los orígenes eremíticos del Carmelo. Desde su llegada al Desierto una grave enfermedad afecta a sus ojos. Peregrina a la gruta de Nuestra Señora de Lourdes y será milagrosamente curado en 1868 diez años después de las apariciones de
El Padre Agustín María es nombrado maestro de novicios de su Provincia en 1870. Algunos meses más tarde parte a Berlín como capellán de los prisioneros franceses. El amigo de los Santos (estuvo muy relacionado con Santa Bernadette Soubirous, con el Santo Cura de Ars y con el Beato Pío IX) se desvivía por sus hermanos. En una epidemia de viruela, él contrajo la terrible enfermad y murió el 20 de enero de 1871 víctima de la caridad.
Traslado de los restos del P. Agustín
María a una capilla
en la iglesia conventual de Broussey
. Del epistolario del P. Agustín María:
- Carta a su madre y familiares (16-VIII-1849). Sobre la vocación del Carmelita Descalzo:
«Hay dos clases de Carmelitas: los unos, hallando la vida
llevada por el profeta Elías demasiado rigurosa, solicitaron que la Iglesia la suavizara un poco,
hace ya de ello unos quinientos años, y son los Carmelitas mitigados o
Carmelitas Calzados.
Los otros quisieron volver de nuevo a los primitivos
rigores de la Orden ,
como, por ejemplo, jamás comer carne, andar a pie descalzo lo mismo en invierno
que en verano, ayunar casi todo el año, dormir sobre una tabla de madera sin
sábanas, ni ropa blanca, colchón ni jergón; ir vestidos con una especie de sayal
de lana sobre el cuerpo (ya que no se da la ropa blanca más que a los enfermos),
practicar el silencio y la soledad casi continuos, levantarse todas las noches
para cantar, desde medianoche hasta las dos las alabanzas del Señor, y meditar
día y noche en su Ley Santa.
Estos Religiosos generalmente habitan en las montañas,
fuera de las ciudades, pero sin embargo lo bastante cerca de ellas para que
puedan prestar ayudas espirituales si se les piden. He aquí lo que los distingue
de las Órdenes misioneras, como los Maristas y los Jesuitas. Los Carmelitas
Descalzos permanecen en la soledad y sólo salen de ella para ayudar al prójimo,
cuando éste los llama para confesar, para celebrar misa o bien para predicar,
etc. Pero en cuanto han cumplido con la obra de caridad, deben volver a la
soledad, a su querida celda de seis pies cuadrados. La mía tiene unos cuatro o
cinco pies de ancho y siete de largo, y en ella estoy más feliz y contento que
si reinara en la gran sala de las Tullerías o en el Palacio Imperial de
San Petersburgo. Hay que decir también que jamás se está ocioso: cada momento
está consagrado a algún trabajo, y la campana nos advierte puntualmente, cada
hora o cada media hora, lo que debemos hacer... »
-
Carta al monasterio de la
Visitación de París (14-IV-1850). Sobre la felicidad en el
noviciado:
«Expresaros la felicidad que siento aquí, sin
interrupción, desde mi toma de hábito, es imposible. Necesitaría la pluma de un
ángel para describir la alegría de la vida interior que se lleva aquí en el
noviciado. Estando continuamente en presencia del Santísimo Sacramento y
careciendo de toda ocupación que pueda distraer el alma de su aplicación a los
ejercicios de la vida religiosa, se olvida la tierra y se vive con los serafines
y los querubines, eternamente prosternados ante el Cordero. Es una comunión
perpetua».
-
Carta a su amigo el Conde de Cuers (14-X-1849). Sobre la
humildad:
«Ocupo los cargos más honoríficos; figúrese que he
recibido lo que deseaba como primera función: el oficio de humildad, que
consiste en limpiar los comunes, barrer los corredores y desempolvar el
noviciado. Considero este principio como una grande gracia y un honor. El Padre
Prior esta semana ejerce esta misma honrosa función en el convento, fuera del
noviciado. El espíritu que reina aquí es así. Cada uno quisiera servir a todos
los demás en lo que la gente encuentra más repugnante, y esto se hace aquí con
alegría y gozo espiritual».
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