lunes, 2 de julio de 2012

Job 1


          " Había en tierra de Us un varón que se llamaba Job; era hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Naciéronle siete hijos y tres hijas, y poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muy numerosa servidumbre. Era así aquel hombre más poderoso que todos los orientales.
             Sus hijos solían visitarse el uno al otro en sus casas y celebrar banquetes, cada cual en su día, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. Concluído el turno de los días del convite, Job los hacía venir y los santificaba. Madrugando por la mañana ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos; pues decía Job: " Quizá hayan pecado mis hijos, y maldecido a Dios en sus corazones." Así obraba Job siempre."

       Comentario:  La tierra de Us, se presume que era un lugar cerca del mar Muerto. Aquí vivía Job, hombre perfecto y recto. El autor del texto hace hicapié en estas dos virtudes de Job: su perfección, que quiere decir a mi juicio, un hombre sin mancha, sin pecados que ofendan a Dios. Y su rectitud, apunta a que job era un hombre transparente en su actuar. En él no había un doble estándar.
        Job era como un niño inocente delante de Dios. Buscaba hacer sólo el bien. No había en él doble intención. Todo lo hacía para agradar a Dios. Era temeroso de Dios, es decir, obraba con amor y confianza. Job sabía que Dios siempre iba a obrar de la manera más misericordiosa.
       ¿Cuántos de nosotros llevamos nuestras vidas con esa absoluta confianza en Dios? Por algo no somos santos ni justos delante de Dios. Pero continuemos con el análisis del texto: En Job abundaban los hijos y los bienes materiales.  Aquí se nos muestra como signo de bendición la abundacia de la prole y la abundancia de bienes materiales.
     ¿ Será verdaderamente señal de bendición poseer tantos bienes?. Lo que más me queda claro en el texto es que por ser un hombre justo había recibido de Dios abundancia de bienes. Pero esa abundancia no se explicaba- tal como le ocurre al hombre burgués moderno- por una codicia del alma de Job. Todo lo había recibido por añadidura, después de amar a Dios. Por consiguiente, su riqueza obedecía al buen uso que el mismo Job hacía de ella. Primero buscaba el Reino de los Cielos, y todo lo demás se le daba por añadidura. Por lo tanto, no se puede afirmar categóricamente, que la riqueza per se sea signo de bendición o de condenación, de lo contrario, todos los hombres más ricos y poderosos de este mundo serían los más santos.
     La familia de Job era el ideal de familia. Sus hijos ya siendo grandes, eran muy cariñosos entre ellos. A cuantos de nosotros nos hubiera gustado tener hermanos que nos quisieran a tal punto que gozaran en nuestra compañía. El sentido de cercanía de los hermanos apunta que sus relaciones eran sólidas, basadas en el respeto y en el amor. ¡Oh  Señor, regálame una familia así!.
     Pero Job era un hombre sabio. Él conocía muy bien la naturaleza humana. Sabía que en estos encuentros familiares podían cometerse excesos o pecados. De allí su inquietud de bendecirlos después del convite, y ofrecer sacrificios a Dios por cada uno de ellos. Que amor más dulce de su parte, de preocuparse de la salvación eterna de sus hijos viejos. Eso muestra muy nítidamente que un verdadero padre debe morir preocupándose por el bienestar espiritual y material de sus hijos. En este caso era una preocupación espiritual.
      ¿ A cuántos de nosotros nos hubiera gustado tener un papá como Job?. Para los que son padres, o van a serlo, no se olviden de rezar día y noche por la salvación eterna de sus hijos. Sigan el ejemplo y sabiduría de Job. Recuerden que el pecado ronda permanentemente la vida de todos los hombres.

    DIOS DA A SATANÁS PODER SOBRE JOB:
  " Un día cuando los hijos de Dios fueron a presentarse delante de Yahvé, vino también entre ellos Satanás. Y dijo Yahvé a Satanás: " ¿ De dónde vienes?" Respondió Satanás a Yahvé y dijo: " Acabo de dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella." Y preguntó Yahvé a Satanás: " ¿ Has reparado en mi siervo Job?, pues no hay ninguno como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal." Respondió Satanás a Yahvé, y dijo: " ¿ Acaso teme Job a Dios desinteresadamente? ¿ No le has rodeado con tu protección por todas partes a él, su casa y todo cuanto tiene?. Has bendecido la obra de sus manos, y su hacienda se ha multiplicado sobre la tierra. Pero anda, extiende tu mano y toca cuanto es suyo, y verás cómo te maldice en la cara."
       Dijo entonces Yahvé a Satanás: " He aquí que todo cuanto tiene está en tu mano; pero no extiendas tu mano contra su persona." Con esto se retiró Satanás de la presencia de Yahvé.
    
    Comentario: Los hijos de Dios son los ángeles. Uno de ellos era Satanás, que en Hebreo significa adversario. El Diablo o diábolos( calumniador), juega un rol clave en la salvación o condenación de los hombres. Satanás andaba recorriendo el mundo, buscando con su perfidia a quién devorar.
     Dios, que es el creador y que permite un cierto obrar de Satanás en el mundo, lo interroga. Le pregunta si se ha detenido sobre su siervo Job. Satanás, como buen envidioso del bien del hombre, le replica  a Dios que a Job lo motiva el hecho de esperar una retribución de Dios. En otras palabras, mancha el obrar de Job, diciendo que actúa más por conveniencia que por amor a Dios.
   ¿ Cuántos de nosotros tratamos de portarnos bien por la búsqueda de los premios eternos?, y nos olvidamos de lo más importante en el obrar: el amor a Dios. ¿Cúanta pureza nos falta?.  Señor, enséñanos amarte como Tú quieres que te amemos. Porque de verdad ninguno de nosotros es digno de Ti.
     El Príncipe de este Mundo no tiene poder sobre nada delo que hay en él. Todo su " poder" se debe a un permiso que Dios le da con el fin que las almas se purifiquen en medio de las adversidades de esta vida pasajera. Muchas de las enfermedades que padecemos son producidas a causa de la ingerencia de espíritus malignos.Dios les permite que obren en nosotros a fin de que depositemos toda nuestra confianza en Él.
    Dios le permite a Satanás que actúe sobre todos los bienes de Job, pero lo pone una sola condición. Satanás no podrá tomar la vida de Job, no podrá actuar contra su persona. Para ser merecedores de los bienes eternos, tenemos que poner de toda nuestra voluntad para poder alcanzarlos. Poner la voluntad no significa caer en un voluntarísmo ególatra de cumplir la ley porque somos tan dominadores de nosotros, que basta proponernos un fin para cumplirlo. No se trata de voluntarismo, ni se trata de quietismo perezoso. Se trata de abandonar nuestra voluntad para depositarla en las manos de Dios.       ¿ Somos capaces de abandonarnos a tal extremo de esperar que Dios actue? o simplemente, ¿creemos que somos capaces por nosotros mismos de alcanzar la felicidad y superar los obstáculos de nuestras vidas?.

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