Deus adiutor noster; ipse fecit nos, et non nos. Attende, ubi albescit veritas. San Agustín
miércoles, 6 de febrero de 2013
Chile
Vivo en una pequeña y angosta franja de tierra llamada Chile. Y de verdad me siento muy orgulloso de vivir en medio de paisajes muy amigables con la vida humana. Crecí en medio de un ambiente político donde gobernaban los militares. En ese Chile que crecí había orden y tranquilidad. La delincuencia estaba totalmente controlada en beneficio de los más débiles de la sociedad como lo eran los niños y mujeres.
Las leyes que existían en ese Chile de mi infancia eran muy estrictas con los que la transgredían. Siempre recuerdo el caso de unos carabineros que habían cometido unas violaciones, la autoridad del momento les ordenó la pena de muerte, y de hecho fueron fusilados con todos los procedimientos jurídicos vigentes en esos momentos. Los infractores de la ley sabían que si la hacían la pagaban. Sabían que la sociedad tenía sus instrumentos jurídicos para defenderse de sus agresores.
Los niños podíamos salir con tranquilidad todo el día de nuestras casas sin que nuestra integridad física sufriera algún peligro. En ese Chile ordenado donde no existían tantos recursos económicos como los actuales, los niños nos entreteníamos mucho disfrutando de nuestros cerros y bosques. Era típico salir con nuestras ondas a cazar pajaritos y cortar leña para tomarnos un rico té rodeados de árboles y aguadas. Todo se hacía en medio de una conversación acerca del futuro de nuestro país y de lo que pretendíamos ser cuando fuéramos grandes. Nos sentíamos orgullosos de pertenecer a un país ordenado y rodeado de bellezas naturales.
Soñábamos con un Chile grande y poderoso. Nuestros militares nos enseñaron a mirarnos con dignidad y orgullo, nos mostraban a través de la publicidad que éramos los mejores en medio de nuestros vecinos. Nadie en aquella época se perdía las Paradas Militares, para nosotros eran motivo de mucha alegría ver como esos hombres de armas mostraban en sus marchas todo el orden y disciplina que el hombre puede alcanzar en medio de sus ejércitos.
Todo ese Chile que les conté desapareció cuando llegó la mal denominada " democracia". Nuestro orden y orgullo empezó a caer con el libertinaje y la corrupción de las instituciones. La seguridad pública empezó a ser la gran víctima de este régimen de pseudo libertad. En este nuevo Chile se empezaron a amasar inmensas fortunas, el narcotráfico hizo también su triunfal entrada.
La belleza de los paisajes ya no fue igual, en este nuevo Chile moderno se empezaron a autorizar industrias altamente contaminantes, llegándose al extremo de desaparecer hermosos y bellos valles productivos . Las empresas transnacionales se adueñaron de la tierra y de todos los servicios básicos. La imagen externa que empezó a masificarse fue mostrar un país lleno de edificios y de obras viales. Pero lo que no aparecía es toda la mugre que va quedando bajo la alfombra.
El nuevo individuo chileno empezó a ser más egoísta y ambicioso, el patrón del éxito era el nuevo rico nacido de profesiones muy lucrativas. Junto con este tipo de personalidades la acción educativa de la Iglesia había desaparecido. La enseñanza antigua de los colegios católicos que educaban a las mujeres para ser dueñas de hogar en medio de una gran familia ya no existía. La educación de los hombres como hombres respetuosos de las leyes y de la ley de Dios también desapareció.
Todo cambió, de hecho siempre pienso como si viviera en medio de un país extranjero. No tengo casi nada en común con mis pares, salvo el idioma que tampoco es tan común ya que han nacido una serie de neologismos a través de las llamadas Tribus Urbanas, que son el resultado de una sociedad decadente del orden moral.
Lo poco que nos une como sociedad es el deporte, pero esa unión es sólo por encima, es producto del calentón del momento. Veinte años de gobiernos democratacristianos y socialistas nos cambiaron, y nos cambiaron al parecer para siempre. La austeridad del pasado ya no volverá, la disciplina y el orden social tampoco. Sólo me queda aceptar los cambios por muy dolorosos que estos sean. Me duele ver a este país caer en un hoyo sin fondo. Nos hundimos sin que nadie se de cuenta de ello.
Tenemos como país la tasa de natalidad más baja de Sudamérica, nuestras cárceles se encuentran sobrepobladas, nuestra educación es altamente deficitaria, nuestros hospitales están sobre endeudados y con infraestructura deficitaria. Nuestros Fondos de Pensiones son un fraude, las personas ya no pueden jubilarse porque si lo hacen quedan al poco tiempo sin jubilación. De hecho se está hablando de subir la edad de la jubilación de los 65 años a los 70. Todo es una burla, las clases medias se están empobreciendo, mientras que la macroeconomía crece por el cobre y la red de empresas transnacionales que se adueñan de todos nuestros recursos estratégicos. Como país casi todo lo importamos de afuera, ya que no sabemos producir casi nada.
Y lo peor de todo, el clima nos está jugando una mala pasado haciendo que la disponibilidad de agua y alimentos sea más escasa. Todo esto se agrava con el monopolio del agua que ejercen los grandes consorcios del país todos ellos amparados por un sistema liberal que permite el abuso sin ponerle restricciones a sus ambiciones personales.¿ A qué va a llevar todo esto en un mediano y tal vez corto plazo?. Nos va a llevar a una tremenda crisis política y económica, a un torbellino financiero jamás vivido en nuestra corta historia. La efervescencia política va a ser tal, que las masas van a ser dirigidas por los inescrupulosos comunistas hacia la anarquía institucional. Y lo por de todo, es que no va a ver nadie quien nos defienda, por que los que lo hicieron en el pasado terminaron todos presos. El futuro del país no es muy auspicioso a pesar que los logros macroeconómicos digan lo contrario.
Es muy fácil manipular las encuestas, sin embargo, tarde o temprano la realidad termina por imponerse. La burbuja de la construcción es otro paradigma del modelo económico manipulado, no se olviden de esto, nos va a pasar lo mismo que España.
Finalmente, para ponerle la guinda a la torta, el país tiene el riesgo de perder una parte importante de su soberanía por el simple hecho de reconocer a tribunales internacionales que no debieran tener ningún tipo de jurisdicción sobre nuestro país.
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