viernes, 3 de junio de 2022

                                                           EL OCASO DE UN PAIS LLAMADO CHILE.


                                                            Cuando estudiaba historia en el colegio, jamás pude entender cómo era posible, la destrucción de las civilizaciones. La destrucción del Imperio Romano tuvo múltiples causas, no obstante, la casusa principal de su caída para muchos es totalmente desconocida. Si uno se forjara como objetivo la destrucción de su propia civilización, tal vez muchos partirían intentando destruir el orden social - produciendo revoluciones- a fin de debilitar la autoridad existente. 

                                                             Ninguna revolución se sustenta sola, necesita un Imperio que la sostenga, en palabras muy simples requiere del apoyo de potencias extranjeras. Pero las potencias extranjeras no actúan solas, necesitan mercenarios serviles a sus propósitos perversos al interior del país. Si se debilitan ambos pilares revolucionarios o al menos uno, la revolución empieza a perder sostenibilidad. Por muy poderoso que sean los enemigos, siempre existe la posibilidad que algo no les salga bien. 

                                                              Un tercer pilar esencial para que la revolución triunfe es el grado de adhesión de la población nativa, sin el apoyo mayoritario de la población, la revolución va derecho al fracaso. Por lo tanto, cumpliéndose todas las condiciones anteriores para que la revolución triunfe, el gran enigma que queda será ¿ cómo comprarse al pueblo y a sus militares? . En Roma al pueblo se le daba pan y circo, hoy en día se les regala bonos del Estado. ¿ Tendrá el contubernio revolucionario suficientes recursos como para anestesiar la voluntad popular y lograr capturar al pueblo ?, eso aún está  por verse, ya que el pueblo insatisfecho, en vez de adherir, ataca al revolucionario. 

                                                              ¿ Qué recursos económicos tiene Chile como para enganchar al ciudadano común?, muchos me dirán, Gramsci ya hizo su trabajo, poco importa lo monetario. Eso a mi juicio sería un planteamiento erróneo, el pueblo es visceral, necesita de muchos estímulos materiales para apaciguar su apetito devorador, el pueblo quiere carne, vino tinto y empanadas, sin eso, no va a comprar su voluntad ningún revolucionario. El Chile de los años 70 fue testigo que el pueblo chileno tolera todo, menos que le quiten el pan, el vino tinto y las empanadas. La actual crisis económica nacional e internacional dejará sin pan a millones de chilenos, los cuales castigarán al que los dejó por debajo de la mesa. Si algo puedo asegurar como habitante de esta larga y estrecha faja de tierra llamada Chile, es que mis conciudadanos sacarán la sangre mestiza del guerrero español y el aborigen que llevamos dentro. 

                                                           Mientras más surja el desorden y el caos social, será la antesala del orden que vendrá. No se olviden del pan, del aceite, el vino tinto y la empanada, contra ellos chocarán las potencias que sustentan este nuevo intento revolucionario de instalar en Chile un gobierno totalitario. Gracias a Dios, Chile no posee grandes riquezas como para sustentar un modelo revolucionario. Así como en Rusia sus enemigos siempre chocaban con la nieve, aquí en Chile siempre chocarán con el pan, la empanada y el vino tinto. 

                                                          Los actuales intentos de quitarles el agua a los agricultores y dárselos a la ciudad, será el comienzo del fin de un nuevo intento revolucionario que fracasará, al quitar el agua se quita la comida. Los próximos meses serán muy duros, el precio de los alimentos subirá junto con las demandas sociales. Chile es tan rasca, que ni si quiera una revolución marxista puede prosperar en un país como este. La cordillera y el mar, son dos barreras infranqueables que hacen difícil el éxodo masivo de la población. Serán millones que no podrán salir en una crisis económica y política, por lo que estarán acorralados como ratones, los cuáles morderán si se ven desesperados. Mucha agua pasará bajo el río, tal vez se tiña de rojo el agua, pero muy pronto recuperará los colores cristalinos que la ven nacer de los pies de la Cordillera de los Andes.

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