domingo, 29 de abril de 2012

El Poder de la Educación



     El rol esencial de la familia es educar a los hijos. Son los padres a quienes les corresponde de manera ineludible enseñar a sus hijos en la verdad y el bien. Nadie puede usurpar la autoridad que deben ejercer los padres de familia. Los padres deben ejercer su autoridad marcando los límites a los niños acerca de lo que se debe y no debe hacer.
   Existe una escala jerárquica de roles en todos los procesos educativos; dicha escala comienza por la familia por mandato divino y termina finalmente en los demás agentes educativos, tales como colegios, centro de formación técnica, universidades y otros tipos de instituciones afines a la educación. En ningún caso, debe ser el estado quien se atribuya funciones privativas de las instituciones antes señaladas. Al estado sólo le compete establecer el rol orientador de la la nación. En otras palabras, cuando una nación establece una serie de fines que quiere alcanzar por el bien común del país, podrá orientar a las instituciones educativas, llámese familia, colegio, universidades , para que apunten una parte de su educación en las áreas trazadas por la nación.
   Un aspecto digno de señalar dentro de los procesos educativos, es la señalización de la dimensión espiritual del hombre, por ello la educación debe basarse en un concepto integral de conocimientos, que abarque desde lo más rudimentario a lo más elevado. La sabiduría de un pueblo siempre reside en la educación que se entrega a sus ciudadanos, por ello la educación debe partir a través de una escala jerárquica de princios, partiendo de lo más elevado a lo menos. El viejo esquema educativo, Dios, Patria y familia, deberá ser la base de todos nuestros proyectos de enseñanza familiares y estatales.
   Cuando se quiere destruir una nación, se comienza por destruirla por la educación. Si eliminamos a Dios como una parte esencial de nuestra educación, eliminamos inmediatamente, la familia y el afecto a la patria. Lenin, sabía muy bien esto. Él quería reemplazar la patria por la supremacía de un único partido, el comunista. El jerarca soviético comenzó eliminando a Dios, y terminó eliminando el rol facultativo de las familias de educar a sus hijos, para reemplazarlo por el estado. Todos los hijos, le pertenecen al estado, y el estado, está representado por un partido único, ese partido no quiere a Dios, ni menos quiere la autoridad de los padres.
   Las consecuencias son realmente desastrozas, cuando la familia es reemplazada por el estado en la educación de los jóvenes. Si un padre quiere realmente a sus hijos, tiene el deber moral bajo pena de condenación eterna, de educar a sus hijos. No se puede aceptar por ningún motivo, que alguien reemplace a los padres en dichos roles.
  Pero, ¿qué sucede con los padres en esta sociedad moderna? Lamentablemente, ellos han abandonado su rol  de educadores dejándole la responsabilidad al estado. Es por eso que llegan muchos jóvenes a los colegios y universidades totalmente desorientados acerca de lo que es la vida y la responsabilidad que tienen ellos como parte importante de la sociedad. Y es en esa esfera donde los jóvenes pueden ser víctima de educadores inescrupulosos que los desvíen a ideologías y sectas que resulten ser alienantes para ellos.
    Los docentes católicos, por defecto de los padres, deberán asumir imperiosamente una parte de los procesos educativos de la juventud, a fin de tratar de evitar que estos jóvenes caigan en deformadores de conciencias, como lo son los profesores marxistas y ateos que se encuentran en gran número en las universidades y colegios de muchos países por el mundo. El rol educativo de los docentes católicos, por las razones antes expuestas, pasa a constituirse en una labor de apostolado. Su enseñanza deberá ser tanto académica como de doctrina católica. Por algo San Pío X decía que los malos gobiernan, por la omisión de los buenos. Por la prevaricación de padres y profesores, nos encontramos presos de una juventud nihilista y anarquista, que odia el orden establecido en la sociedad, expresando frustraciones propias de vacíos educativos del individuo.
   El que maneje la educación, tiene el poder. Evitemos ser víctima de poderes inescrupolosos de origen totalitario. Para ello deberemos volcar toda nuestra vida a la educación de nuestros hijos. Padres, por favor les pido, no abandonen lo más preciado para vosotros como son vuestros hijos, aquí no hay excusa ni por las horas de trabajo, como del cansancio natural del día, su deber es sí o sí. San Pablo nos habla que los hijos de los últimos tiempos serán rebeldes, desobedientes a sus padres, y por algo lo dice el apóstol, porque una señal de la decadencia va estar expresada en la ausencia de educación de los hijos.
   El tiempo apremia, la sociedad avanza a pasos agigantados hacia un gran desastre humanitario y no hay nadie que le ponga el freno a este desastre. Si educaramos como Dios manda, el avance vertiginoso del mal se detendría e incluso hasta se podría revertir en parte.

3 comentarios:

  1. Estoy absolutamente de acuerdo con usted, salvo en un punto, me parece que es demasiado tarde y se nos viene el fin.
    Sea ello como fuere, y hasta que EL vuelva, debemos seguir librando el buen combate, en la línea que usted ha señalado y cualquier otra que nos toque en suerte conservar y defender la fé.
    Es que, vale recordarlo, no se nos pide que venzamos al mundo, que para eso EL vuelve, sólo se nos dice que no nos rindamos.
    Un abrazo.
    Garra de Jaguar

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    1. Estimado Amigo:
      Jamás hay que rendirnos y caer en la desesperanza. No obstante esto, no todos somos iguales. La percepción de mal en unos se ve más incrementada que en otros.
      El sufrimiento es inherente al hombre, y a veces no es fácil llevarlo. Las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad son las que debieramos tener para librar el buen combate. De allí que las tengamos, es harina de otro costal.
      Respecto a la consumación de los tiempos, las señales nos muestran que estamos muy cerca de la Segunda Venida de Nuestro Señor,y para eso hemos venido al mundo, para conocer, amar y servir a Dios.
      Gracias por sus inteligentes comentarios, son un verdadero aporte para este modesto blog.
      Un abrazo.

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  2. De acuerdo con el Fraile, sólo que no vendría mal la armadura del caballero cristiano, que no está hecha de acero ni se hace por encargo, cuesta mucho constituirla pero no tiene precio ni se compra, en fin que no se trata de hacer sino de ser justo, templado, fuerte, humilde y prudente.
    Claro que hoy ya no se habla de la buenas y viejas virtudes cardinales, poco y bastante mal de las teologales y prácticamente nada del buen combate.
    Saludos. Garra de jaguar

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