lunes, 30 de abril de 2012

Relatos de una Conversión



     Sin lugar a dudas, la Divina Providencia jugó un rol clave en la persona de San Agustín. La elevada inteligencia y el vivaz espíritu, hicieron que Agustín  fuera transformando de una vida de pecado a otra de gracia. ¿ Por qué Dios eligió a Agustín como un instrumento de su gracia?. Más de alguna vez escuché decir que un hombre tan inteligente como lo era el joven Agustín no se podía perder en el infierno. Pero luego recordé cuantas personas inteligentes existen en el mundo que se pierden en ateísmos brutales; cuantos seres inteligentes se pierden en las drogas, en las ciencias profanas y sin embargo, Dios  los elije como instrumentos suyos.
   El argumento de la salvación por la gran inteligencia del Hiponense queda totalmente derribado. Agustín era más que una inteligencia elevada, era un alma que buscaba la verdad, verdad que deseaba alcanzar para encontrar  felicidad. En esta alma especial persistía un deseo implícito de goce y frución en algo que nadie le pudiera arrebatar. Su vida, incluso en los momentos en donde más abundó el pecado, fueron momentos de una búsqueda constante de la felicidad.
        Ese deseo de la búsqueda de la felicidad era en mi opinión, el motor que establecía la Providencia para que Agustín llegara al conocimiento del verdadero Dios. Existen otros hombres en el mundo que han experimentado este mismo deseo acerca de la felicidad. Pero lamentablemente se han perdido, buscándola en los placeres efímeros de este mundo ya que han optado por el camino más fácil y con resultados más inmediatos y empíricamente vereficables. Agustín eligió el camino más largo y tortuoso, pero a su vez el más sublime y eterno, ya que su felicidad será para siempre. ¡Cuántos de nosotros hacemos oídos sordos a estos llamados de la Providencia que quiere que nos adentremos en las perfecciones del alma, despreciando los bienes de este mundo! En vez de seguir ese llamado, nos sumergimos más en el barro de los placeres de nuestros apetitos sensibles. Claro, a nadie le gusta sufrir, a nadie le gusta pasar hambre y frío, a nadie le gusta abandonar el yo de los apetitos por el tú de la caridad de Dios en el prójimo.
    ¿Cuántos de nosotros utilizamos la inteligencia sólo para ganar dinero? Lo mejor de nosotros lo dejamos para este mundo, y nuestras las sobras  se las dejamos a Dios. Esto me hace recordar las palabras que le dijo un obispo a un viejo postulante a novicio de una orden religiosa, que vivió largamente amancebado con una mujer. El obispo le dijo así al postulante a novicio: "Usted le entregó la carne al diablo, y ahora le viene a dejar los huesos a Dios".  En muchos de nosotros se cumplen estas mismas palabras: trabajamos con todas nuestras fuerzas para obtener los bienes de este mundo, y a Dios le dejamos solamente nuestras buenas intenciones. Trabajamos a la inversa como lo deben hacer los verdaderos cristianos, debemos procurad los bienes eternos, que el resto se nos dará por añadidura.
     " Magnus es, Domine, et laudabilis valde; magna virtus tua et sapientae tuae non est numerus. Et laudare te vult homo, aliqua portio creaturae tuae? et homo circumferens mortalitatem suam, circumferens testimonium peccati sui et testimonium, quia superbis resistis?" Conf. Capt I." Grande eres Señor, y muy alabable, y tu sabiduría no tiene número ....". Con que delicadeza de espíritu Agustín trata a Nuestro Señor, con cuanto amor y con cuanto deseo de unión al creador se expresa. Et quomodo invocabo Deum meum, Y¿ de qué manera te invocaré? Señor, su llamdo le toma todo su ser, no queda parte alguna en esta criatura tan privelegiada que no desee a Dios, en sus poros está impregnado el deseo ardiente de alabanza. Ilumina Agustín, a las almas pecaminosas de este siglo concupiscente para elevarlas  hacia la contemplación de Dios.
    Tu figura sigue tan vigente como antes, hombre de Hipona, tus destinatarios serán todos aquellos hombres de buena voluntad. Acuérdate de nosotros en tus oraciones, reza por los pecadores más grandes de este mundo, para que opere en ellos la gracia, y así se cumplan en ellos las palabras del Apóstol: "Dios eligió lo peor del mundo, para confundir al mundo" Que confundan al mundo abandonando las concupiscencias, por la vida de piedad y de amor. Que la luz de Cristo ilumine la oscuridad de las almas, que la sana doctrina aumente las gracias por medio de los sacramentos, y que la verdadera caridad opere en cada cristiano acogiendo al prójimo como un alter Christus, otro Cristo.
   Que jamás se apague la luz de la fe, Señor, en aquellos que te siguen, que no sean fugaces nuestros deseos ardientes de alabanza. Agita el alma, para que cierre sus oídos al odio, a la mentira, a la muerte. Abre nuestros ojos para la vida eterna, que truene el cielo y se abran los senderos de la verdad, que no queden errrantes nuestras sombras de maldad, que sea el confesionario el agua pura que lave nuestras manchas.
    Cuando tu alma pase por la noche oscura, recurre a Agustín, en su vida y en su doctrina podrás reencontrar la luz perdida de la fe. Tuyo es el día y tuya es la noche Señor, nos dirá Aurelio, no hay oscuridad que no sea permitida por Dios. ¿Perdí la fe Señor? Así dirá el alma desesperada; y Nuestro Señor dirá, me oculté bajo las sombras de tu alma, pero que sólo yo brille en ti. Mientras más alejado de mi te sentías, más cerca de ti Yo estaba. Te hice bendita alma para la eternidad, acude a mi, y no te desfraudaré.

5 comentarios:

  1. Excelente reflexión.
    Claro que hoy día no es fácil seguir el camino del Obispo de Hipota.
    Es que, aunque el derecho a la felicidad parece estar expreso o implícito en todas las leyes del Estado posmoderno, ¿a qué felicidad se refiere la propaganda de ese Estado o la de la red jerárquica del poder global?
    Y por otra parte, con el bombardeo incesante de información inútil, publicidad enderezada a exaltar las más bajas pasiones, etc., etc., ¿puede llevar adelante una recta reflexión el común de la gente? En rigor de verdad ¿puede acaso concretar siquiera alguna reflexión?
    Saludos.
    G.Chester

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  2. Estimado Amigo:
    Me dan ganas de ponernos a conversar todo el día con usted, podríamos tomarnos un buen café, y charlar sobre la vida y lo que nos espera en el futuro. Es más filósofo que yo, y a su vez más pragmático. La respuesta a su pregunta es que no, la gente está condenada a vivir en la ignorancia y ser títere de los gobernantes. A esto no exite una salida humana.

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  3. La conversación cara a cara no va a ser tan fácil, ni siquiera buscando un punto equidistante, como sería por ejemplo Mendoza, dado que usted vive cerca de Valparaíso y yo de Bs.As.
    En cuanto al título le aclaro que, en esto de la filosofía, solamente soy medio baqueano, un poco por esfuerzo propio y un mucho por ayuda de N.S.J.C.
    Un abrazo.
    G.Chester

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  4. Adhiero totalmente alcomentario de Chester. Solamente quiero acotar que, por múltiples razones, cada vez que me solazo con la alúsión a la Patria de Tomás inmediatame me viene a la cabeza aquello de que mi corazón no estará quieto hasta que descanse en tí de Agustín.
    Saludos a todos y no me dejen afuera de la conversación, pero por favor no me hagan viajar muy lejos.
    Garra de jaguar

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    1. Estimado Amigo:
      Aprecio mucho sus comentarios y aunque la distancia y una gran cordillera nos separan, jamás lo dejaría fuera de esta cibernética conversación.
      Saludos,
      Fray Agrícola

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