Estimados Amigos:
A lo largo de miles de años de existencia humana, nuestra especie se ha visto amenazada por múltiples fenómenos físicos y biológicos que han puesto en peligro la permanencia de los seres humanos en la tierra. Y sin embargo, el hombre continúa su permanencia en el planeta a pesar de las grandes catástrofes que tuvo que enfrentar.
La filosofía estoica, a raíz de este conocimiento de la gran adaptabilidad de la especie humana llegó al convencimiento que el mundo experimentaba fases cíclicas que desembocaban en una gran conflagración universal. Las consecuencias de dicha conflagración llevaban a la destrucción de un mundo y al nacimiento de otro. Los detalles de cómo operaba esto esa filosofía no lo explica.
Por los datos históricos y científicos que manejamos, sólo podemos atestiguar que nacen y crecen civilizaciones sin que por ello implique una destrucción total de un mundo. La destrucción es sólo parcial. Incluso Platón cuando trata el caso de la Atlántida atribuye su destrucción a un desastre natural parcial y no total, tal como sucede, en el caso de un gran cataclismo.
Con el nacimiento y expansión del cristianismo se comenzó a masificar la idea de fin absoluto de la humanidad. El fin del mundo, la destrucción de todo lo conocido, del espacio sideral. Sin embargo, ese fin estaba ordenado a un orden superior dispuesto por Dios que no implicaba el aniquilamiento de lo material, sino más bien, su perfección. En términos simples, luego de este mundo nacerá otro eterno y sin fin . Los grandes teólogos hablan que Dios no destruye su obra, sino que la perfecciona.
La última palabra de la historia la tiene Dios, creador y providente de la misma. Por ello, los agoreros del fin del mundo se equivocan al alarmar a la población mundial acerca del aniquilamiento de la especie humana por el clima o producto de un desastre atómico. Algunos van más allá de estos pseudo vaticinios y sostienen que el hombre será reemplazado por máquinas, por la Inteligencia Artificial.
Ni máquinas, ni plagas, ni desastres climáticos acabarán con el hombre. Ni siquiera pudo acabar la especie humana las grandes glaciaciones ni el mismo diluvio. Ya que los tiempos son de Dios, como la vida humana se sostiene por Él sin que el hombre pueda tener injerencia en la misma.
Los tiempos de la humanidad están escritos por Dios y serán dispuestos por Él .
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