Cuando uno recién conoce a alguien generalmente nuestra opinión sobre esa persona queda sellada en esa primera imagen. Sin embargo, proceder así es un acto de suma imprudencia e injusticia respecto al otro y de nosotros mismos.
Nuestra primera imagen de una persona es simplemente una verdadera foto. Esa foto puede mostrar lo que la misma persona quiere que se muestre en ella o simplemente nos da cuenta ciertos aspectos de algún tipo de personalidad y visión de mundo que tiene la persona que analizamos. Pero ese primer conocimiento es sólo un atisbo de conocimiento respecto al otro, es sólo un modo muy simplificado de llegar a conocer verdaderamente a una persona. Nuestro verdadero conocimiento del otro, para que podamos tener un juicio más objetivo del otro, se da con la experiencia diaria. De allí que a quienes más podemos conocer a lo menos en nuestra etapa inicial y media de la vida es a nuestra propia familia.
Con nuestros familiares nos hemos desenvuelto toda una vida. Sabemos sobre sus virtudes y sobre sus defectos. Conocemos sus personalidades a tal extremo que a veces optamos por buscar la paz no juntarnos con ellos. Y lo hacemos, precisamente porque los conocemos. Sabemos que con muchos de ellos no podremos tener nunca una sana convivencia. Y si nuestro conocimiento más acabado acerca del próximo es profundo en nuestra familia, nuestra actitud con el resto que nos rodea debe ser cautelosa y prudente al momento de generar algún tipo de vínculo.
Siempre analizo el modo como la publicidad manipula por las fotos e imágenes la venta de diversos artículos y modos de financiamientos de éstos. Por ejemplo, para vender una casa en un condominio se resaltan las áreas verdes y los espacios recreativos. Pero sucede que la realidad me indica que eso que aparece nos es tal cual me lo muestran. Si uno lograra analizar el metraje cuadrado de los juegos de niños en las plazas de los condominios, se daría cuenta inmediatamente que ni la cuarta parte de los niños de ese condominio podría utilizar esos juegos si todos los beneficiarios de esos espacios recreativos decidieran ocuparlos al mismo tiempo.
Lo mismo ocurre con las piscinas de los edificios. Aparecen edificios con piscinas temperadas, pero resulta que esas piscinas tienen un número muy limitado de personas que las pueden ocupar dada la cantidad de habitantes del edificio. Todo entra por la imagen, pero sólo los tontos basan sus decisiones sobre las imágenes que se les presentan. Siempre recuerdo cuando recién salido de la universidad y trabajé un verano vendiendo vacaciones de tiempo compartido. En los cursos de marketing que me tocó hacer para poder trabajar como vendedor, se me enseñó que para poder vender, lo primero que se debe hacer es vender a los otros emosiones, sueños, etc, tal manera que la venta se realice sobre los mismos sueños que las personas desean compartir con nosotros.
Luego de dos semanas de intenso entrenamiento, y luego de un muy largo meditar, pensaba que esa manera de vender era algo muy incisivo e inaplicable para la venta real. Pensé, ¿ Cómo puede ser la gente tan tonta para tomar una decisión en una noche, respecto al futuro de sus vacasiones por los próximos veinte o treinta años? No creo que los que vengan tomen tal decisión, así que mi carrera como vendedor va a terminar en un par de días más. Lamentablemente, me equivoqué, la gente empezó a comprar sus vacasiones bajo este tipo de modalidad. En el fondo, la gente no meditaba en qué gastar el dinero de sus vacaciones, ellos simplemente se dejaban llevar por la emosión del momento generada por el ambiente de venta que se generaba artificalmente. Frente a cada compra, se destapaban botellas de champagne, se aplaudía y muchas veces se gritaba de alegría por la decisión que la persona o familia tomaba.
Lo curioso del todo el relato anterior era que la mayoría de las mesas ocupadas estaban llenas de vendedores que simulaban una compra y otros actuaban muy energéticamente abrazando a los supuestos nuevos clientes, creando un ambiente de júbilo y triunfalismo. En la medida que más se hacía esto, más aumentaban las ventas. Los que manejaban la empresa eran unos verdaderos maestros de la emotividad de las personas. Ellos vendían fotos, ellos vendían imágenes de vacaciones que en muchos casos llevaría con los años a los clientes a una gran decepción.
Las fotos, las imágenes son sólo eso. No nos dicen en la práctica casi nada de cómo son verdaderamente las cosas. De hecho, yo pertenezco a esas generaciones que nació al lado de un televisor, y cuando niño y no tan niño, compraba cándidamente cada imágen que se me mostraba. Y me extrañaba más adelante que aquellas personas que me mostraban tantas imágenes ganaran tanto dinero por sólo hacer un " trabajo de mostrar fotos".
Siempre recuerdo la imagen que un antiguo amigo me mostró hace algunos años luego de su conversión religiosa. Él me mandó una especie de autobiografía de vida que intentaba mostrar su vida al modo de un querubín o serafín, siempre mirando al cielo por querer de agradar lo más posible a Dios. Luego que recibí esta biografía catolisada (si es que se pudiera empresar de esa manera), le escribí al susodicho diciéndole que la persona que aparecía en la autobiografía no correspondía a su verdadera imagen. Le dije textual: "tú no eres ese de la biografía, jamás a lo largo de tantos años de amistad te vi actuar de esa manera tan piadosa y caritativa. Lo que me enviaste fue una imagen de tu vida que te formaste luego de tu conversión, pero que no corresponde a tu personalidad anterior. Lo que te faltó hacer u omitiste es realizar un mea culpa de tu vida al modo de San Agustín".
Es fácil muchas veces engañarse uno mismo con la propia imaginación. Pero no es tan fácil engañar a los que nos conocen por años. Y por lo demás, ¿qué sacamos con engañarnos y engañar a los demás si nunca podremos engañar a Dios?. No juguemos con este tipo de cosas, no le creamos nunca a la imagen, recuerden muy bien a los fariseos, que jugaban con la imagen que ellos querían imponer a los demás. Si bien es cierto que nunca nos podemos conocer tal cual somos sin embargo, nos conocemos lo suficiente como para saber lo que hacemos.
Juzguemos siempre a base de realidades. Seamos analíticos con la información que nos llega, eso nos ayudará en el futuro y quizás en el presente inmediato a evitar muchos problemas. Si pudiera enunciar un slogans, diría: " Por favor, no le crean a las fotos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo se publicarán comentarios constructivos y que no contengan groserías y sean mal intencionados.