sábado, 4 de mayo de 2013

Opinión de un sacerdote sobre el matrimonio.



OPINIÓN DE UN CURA EN ESPAÑA SOBRE EL MATRIMONIO

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse.
Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son
cosas de la zoología. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana. Por supuesto no es un invento de la Iglesia. Muchos siglos antes de
 que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio
como la unión de un hombre y una mujer. Después ellos se divertían con
 efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era para
 tener hijos.

La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: "matris" y
"munio". La primera significa "madre", la segunda "defensa". El
 matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer que es
 madre, el mayor y más sublime oficio humano.
 
Cada palabra tiene su significado propio. Una compraventa gratuita no
es una compraventa, sino una donación. Y una enfiteusis por cinco años no es una enfiteusis, sino un arriendo vulgar.

Llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo me parece como poco serio. jurídicamente, un disparate. De carcajada. Que le llamen "homomonio", "chulimonio",> "seximonio", lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya está
inventado hace tiempo. Nadie llama tarta de manzana a la que está> ha de peras.

 Lo curioso es que cuando dices cosas como estas, algunos te miran como
 extrañados de que no reconozcas la libertad de las personas. Y por más
 que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que cada uno
 puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es
 un matrimonio, van y me llaman intolerante.

No sé lo que harán los parlamentarios españoles a la hora de votar.
Son políticos, no juristas. Votarán por razones políticas, no según
Derecho. Las consecuencias son graves. Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer, ¿le vas a
negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana? ¿O a un
padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo
derecho? La sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca.
 Autor: R.P. José Carlos Areán,
 Capellán del R.C. Celta - Vigo
 
 
 


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