martes, 8 de marzo de 2022

                                                            COMENTARIOS DE SANTO TOMÁS A LA ETICA NICOMAQUEA DE ARISTÓTELES

     

                                                           Hoy más que nunca se hace necesario volver a hablar de los aspectos morales del hombre. El mundo moderno, al matar el alma del hombre, lo reduce a una categoría inferior a las bestias. Por eso es importante entender a cabalidad, acerca del carácter moral del ser humano. Y qué mejor que siguiendo algunos análisis que realizó santo Tomás de Aquino, acerca de la Ética de Aristóteles.

                                                           Veamos algunos aspectos centrales del Estagirita, a saber, sus notas características acerca de lo que es el hombre sabio, en clara oposición del necio, que es lo opuesto. ¿Qué hace el hombre sabio?, pues bien, nos dice Aristóteles, lo propio del hombre sabio es ordenar. Y es precisamente a la sabiduría a la que le compete conocer el orden. Y conocer el orden de una cosa es privativo del intelecto o razón. Analicemos algunos aspectos que son más destacables del análisis descriptivo del filósofo. Lo propio del sabio es ordenar, esto es muy importante tener en cuenta, para toda labor que realiza el hombre, que pretende desarrollarse en la  sociedad. El orden es por consiguiente, aquella cualidad inherente del hombre sabio, Pero el orden no sólo en determinadas materias, si no el orden en la totalidad de la vida, en todas aquellas actividades que el ser humano le toca desenvolverse.

                                                            El amor de juventud, aquí nos jugamos el futuro respecto a la decisión que tomaremos sobre quién nos tocará acompañarnos el resto de nuestras vidas. Una mala elección respecto al amor en la juventud, nos puede jugar una mala pasada a futuro. ¿Cuál será entonces el criterio correcto para elegir bien a la novia o el novio?. Si seguimos los criterios aristotélicos, el criterio principal en la elección será el orden, vale decir, aquello que nos permite desarrollarnos el uno con el otro por el resto de nuestras vidas. ¿Qué significa en concreto esto?, ¿ acaso en al amor no hay química o pasión?. Creo que en el amor debe haber todo lo anterior, no obstante, la condición sine qua non que debe regir la relación amorosa es el orden de todos los elementos anteriores hacia el fin que están destinados. 

                                                          ¿ Puede el hombre o la mujer casarse con alguien que considere feo?, hago esta pregunta porque muchos piensan que la filosofía moral es algo abstracto y no concreto a una realidad aplicable. Pero la filosofía es lo más concreto de lo concreto, porque implica el conocimiento del concepto que envuelve una realidad , ese conocimiento es más completo y perfecto, por lo que hace que esa realidad la pueda dominar de una manera mucho más acabada. Veamos el tema de la belleza, la voluntad de elección y la sabiduría en la misma. 

                                                          ¿ Puede haber una contradicción directa entre elegir a alguien que considere feo pero que sea muy sabio?. En términos muy simples, ¿ me debo casar con la fea y sabia? o con la bonita pero estulta. ¿ Qué nos dice la razón? y el orden al respecto. Lo más importante acá es razonar la decisión subordinándola al orden, ese orden debe discernir entre en las diferentes aporías, aquellas que sean compatibles en lo temporal, de tal manera que permitan subordinar la duración de la relación, a aquellos factores que son más importantes para ambas personas que desean unirse. 

                                                          En relación a lo anterior, debo decir que el amor siempre es de a dos, no puede existir amor verdadero únicamente con el deseo de uno, debe tener un grado importante de correspondencia para que sea amor verdadero. Si consideramos y definimos al amor como el deseo de bien del otro, entonces deberemos sostener que un amor sabio  se da cuando convergen dos voluntades en querer desear lo mejor de sí para el otro. Y digo convergen, porque de a uno no sirve, ni es verdadero.

                                                          Lo contrario del amor es el bien útil, vale decir, considerar al otro como cosa que me sirve para satisfacer mis propios apetitos. No pienso en el otro en cuanto otro, sino en cuánto me puedo beneficiar de él de algún modo. De allí que la mayoría de esos amores por conveniencias que buscan el bienestar económico y social terminen finalmente transformándose en un verdadero fracaso. El amor verdadero presupone la común unión, vale decir, la convergencia satisfactoria entre dos voluntades que desean emprender un camino juntos para toda la vida. 

                                                      Pero no quiero evadir una pregunta crucial, ¿ me puedo casar con alguien que considere feo y me desagrade su físico?. La respuesta es que NO, por ningún motivo, debe haber siempre una cierta atracción en lo físico, aunque no sea inicialmente plenamente satisfactoria, frente a los modelos de belleza que me forjo en ese momento. Los gustos se van desarrollando a lo largo del tiempo, no están anclados a una sola realidad, lo que antes te gustaba puede que más adelante no tanto. Por lo mismo, lo más importante es someter el deseo al orden de querer acompañar tu vida con una persona, esa persona es un todo, no es sólo lo físico, por lo demás ese físico se deteriora producto de los años y las enfermedades.                             

                                                      Sabio será aquel, que sepa elegir, según el orden racional, a aquella persona que cumpla con todas las cualidades, en donde converjan dos voluntades que desean proyectarse en comunión, hasta el final de sus vidas. Sabio no será quién elija a alguien que vea la unión de manera casual y transitoria en lo temporal. Sabio no es aquel que desea someter al otro según sus propios designios. El matrimonio no es de esclavos, es más bien de hombres libres, que proyectan convergentemente sus voluntades hasta el final de sus vidas. 

                                                   Sabio no es el que juega a ilusionar al otro dándole a entender que convergerán sus voluntades, para luego rechazarlo y así alimentar su ego y sus propias vanidades-A propósito de esto mismo, un joven me dijo una vez que estaba enamorado de una joven, pero ella decidió postergar la relación para más adelante-. El joven pensó que esa aceptación era un sí para dentro de un año. ¿ Un sí para un año?, obviamente en esa situación existe un impedimento de la voluntad de uno de ellos en acepta  un compromiso frente al cual existen una serie de barreras que en ese momento no está dispuesto a saltar. ¿ Ilusionarse con lo que no es convergente?, eso puede ser un gravísimo error de quién espera ser correspondido, por que para querer, no hace falta esperar, más bien, actuar y corresponder lo que se quiere.         

                                             Alguien, alguna vez dijo, que en el amor no hay nada escrito, es decir, cualquier cosa impredecible puede suceder. Eso es verdad, nadie puede vaticinar con exactitud una relación amorosa, pero sí se debe considerar a la sabiduría como un medio racional para asegurar de cierta manera, un buen futuro de dicha relación. Amar en el orden, es lo mejor que podemos hacer, si queremos alcanzar algún tipo de felicidad en este mundo. 

                                           Aristóteles respecto al orden, estableció dos tipos a considerar, a saber, las partes que se ordenan respecto al TODO, el mejor ejemplo que podemos considerar al respecto es la habitaciones de la casa respecto a la misma casa. Y por otro lado está, el orden respecto al fin, al cuál lo tratamos en todos los párrafos anteriores.

                                            Como vemos, el orden se diferencia en grados de perfecciones, evidentemente, el orden de las partes es más imperfecto respecto al orden en vista del fin. El fin es, en términos muy simple, a aquello hacia donde se dirigen todas las partes. En definitiva, cada parte cumple por sí misma una funcionalidad según el orden hacia lo cual está dispuesta. Por consiguiente, ese orden está de cierto modo determinado por la intención del artífice. Si el artífice es un ser humano, el orden dependerá según la voluntad racional del hombre. Si el orden es natural, ese orden dependerá según el creador de esa naturaleza. Y si el orden es de carácter sobrenatural, el orden estará impuesto por el creador de la naturaleza. 

                                        Lo propio del sabio, es por consiguiente, subordinar su voluntad hacia el orden superior en la cadena de órdenes, vale decir, el sabio buscará el orden sobrenatural como el único capaz de unificar todos los órdenes anteriores. De tal manera que, no pueden haber sabios ateos, ni ateos sabios, ya que carecerían del orden principal hacia el cual deben someterse todas las cosas. 

                                         En el siguiente post, continuaré razonando de manera más profunda el pensamiento de Aristóteles iluminado por la ciencia tomista.

1 comentario:

  1. Excelente escrito , muy verdadero y real. Para llegar alcanzar la felicidad debemos mantener la armonía natural y ser generosos.

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