sábado, 2 de mayo de 2015

San Atanasio, parte 2

San Atanasio, parte 2
  
Dios exige del creyente que acepte toda su revelación. En este sentido no operan matices . Se acepta la totalidad de la doctrina o se la rechaza. Sin duda, la respuesta que demos a la invitación de Dios dependerán según el mismo Dios nuestros destinos eternos. Un ejemplo clásico de aceptación o rechazo es el caso de la revelación que hace Cristo sobre la Santísima Trinidad.
    La casta sacerdotal judía( hubo un par de excepciones) la rechazó en su totalidad, lo mismo ocurrió con gran parte del pueblo israelita. Para ellos Cristo fue un hombre mentiroso, un impostor que quiso introducir un pensamiento nuevo sobre lo que ellos habían recibido como revelado por Dios. San Pablo a propósito de este rechazo y odio a Cristo dijo que eran inexcusables todos aquellos que no habían reconocido a Cristo como el mesías.
   Como veremos más adelante, la religión es algo muy serio que involucra a todo el ser del hombre y que implica a cada alma humana tratar de responder con fidelidad al llamado de Dios. No se trata de jugar a ser teólogos, ni menos en excusarse en el juicio de los superiores, porque puede darse el caso que los mismos superiores religiosos estén equivocados. El pueblo israelita pudo haberse excusado en que ellos no reconocieron a Cristo por seguir a sus superiores religiosos, pero para San Pablo eso no es una excusa, ya que cada hombre tiene la responsabilidad de responder o no al llamado de Dios.
   Con Dios no se juega, ni menos con su santa doctrina, ya que sus verdades son eternas e inmutables. En el caso de la religión católica el depósito de la fe a quedado custodiado por la Iglesia, por su Magisterio Inmutable, sobre la cátedra de Pedro que es el que debe confirmar en la fe a todos sus  hermanos. Como sostuve en el post anterior, una cosa es el Trono de Pedro y otra muy distinta es la persona que ocupa dicho lugar.
     A lo largo de la Historia de la Iglesia podemos observar que cuando hubieron desviaciones teológicas y morales en la persona del que ocupa la sede de Pedro Dios se encargó de enviar a más de algún santo para que corrigiera tal o cuales desviaciones. Y así, siempre se volvía a la calma después de la tempestad. Hoy en día, pareciera ser que Dios guardó silencio en medio de la tempestad que azota a la Iglesia, no se ve ni se oye a ningún santo aparecer para que enderece el timón que debe dirigir los destinos de la Iglesia. En cambio, sí aparecen algunos sacerdotes, algunos laicos y uno que otros obispos que siguen una línea más tradicional.
       ¿Entonces, ¿En dónde se encuentra la verdadera Iglesia?, ¿a quién hay que seguir?, ¿de quién nos debemos alejar?. Antes que nada se debe permanecer firme en la verdad que proviene de la Iglesia, esa verdad quedó definida a lo largo de siglos por medio del Magisterio Ordinario y Extraordinario de la Iglesia. Todos los concilios anteriores al vaticano II definieron verdades y condenaron herejías. Toda esa riqueza  teológica está a disposición de cualquier persona de buena voluntad que la busque. La doctrina católica es inmutable y nunca cambia, los sacramentos de Cristo tienen formulas de administración formal que son siempre las mismas, a esto filosóficamente se le llama materia y forma del sacramento.
       La inmutabilidad de la verdad de la Iglesia permanece de manera inamovible en la tradición, es decir, se conserva el mandato de Cristo y toda su revelación. La adulteración de aquella verdad que proviene de Dios es inmediatamente reconocida cuando se recurre a los documentos anteriores de la Iglesia que versan sobre tal o cual dogma de fe y que acusan ipso facto a cualquier novedad teológica.
      ¿Es la nueva misa una novedad teológica?, ¿ es el ecumenismo tal cual como se lo entiende actualmente una novedad teológica?.  Comenzaré hablando primero de la misa nueva, externamente sin lugar a dudas no es la misma que la misa tradicional, a su vez, doctrinariamente pareciera ser que no es idéntica. Si nos fijamos en algunos detalles esenciales de la misa en especial en lo que se refiere al canon, nos daremos cuenta que si reconocemos como las palabras de Cristo aquellas pronunciadas en el momento de la consagración, deberemos admitir que son de carácter inamovible e inmutable hasta el final de los tiempos por corresponder directamente dentro de la esencia del depósito de la fe.
        En el siglo IV quedó definido el canon de la Iglesia para siempre, y cuando digo definido significa que la Iglesia Universal reconoció al canon como aquel tesoro que debemos guardar como parte de la revelación y del mandato del mismo Cristo nuestro Dios y fundador de la Iglesia.
       En la parte de la consagración del pan se cambiaron las palabras "Por todos" por la de " Por muchos", por obedecer a una mala traducción. Si esas palabras se emplearon por más de cuarenta años en todas las misas de idioma español y desconozco si se emplearon en otros idiomas, entonces aquella parte inamovible reconocida y aceptada por la Iglesia Universal como las palabras propias de Cristo habían sido adulteradas por un defecto culposo de omisión. Este " Error de Traducción" sin duda tuvo efectos sobre la misma consagración y sobre el mismo sacrificio. Si el mismo Cristo no le dio autorización a nadie de cambiar sus palabras, ni siquiera cambiar el punto de una iota, ¿cómo entonces no pudo tener un efecto teológico grave sobre el propio milagro de la consagración?. Sí para que obre el milagro deben ser dichas las mismas palabras, ¿qué pasa entonces si no se dicen las mismas?.
        ¿Hay consagración o no la hay?, si nos ponemos rigoristas simplemente no la hay, por no ser las palabras propias que Cristo dispuso para que obrara el milagro. Otro tanto ocurre en la consagración del vino, que se suprimió "Mystérium Fidei" en las palabras de consagración de la misa nueva. ¿Tendrá un efecto este cambio arbitrario del orden de las palabras de Cristo?, nuevamente, si el milagro ocurre por las disposiciones expresas que dejó Cristo obviamente que habrá un efecto sobre el milagro. ¿Esto afectará el sacrificio?, eso lo deberán responder los más eruditos.
       Se dice que Cristo suple los defectos de su Iglesia, evidentemente Él la sostendrá hasta el final de los tiempos, pero no se puede jugar a una especie de ruleta rusa de la fe apostando a novedades que tarde o temprano tendrán un efecto en nuestros designios eternos causándonos la muerte eterna.
         Hay que apelar siempre a la sabiduría de la Roma Eterna, para que nos guíe por el camino de la verdad y del bien, sin caer en la soberbia del fanático religioso que pretende ser superior a la Iglesia misma convirtiéndose en una especie de juez universal de las almas y de toda la doctrina revelada.
        El problema teológico de la misa nueva no es un problema menor, la teología neomodernista que intenta deificar al hombre en detrimento del mismo Dios es verdaderamente un desafío al cielo apuntando blasfemamente  el dedo contra el cielo. Esto no hubiera sido posible sin el concurso del Demonio que ha azuzado al hombre instigándole una doctrina demoledora que socaba todas las bases del cristianismo dejando intactas las cáscaras del edifico de la Iglesia.
      Sólo nos queda a mi juicio resistir al error, con nuestras vidas y con nuestras obras, suplicando al cielo que tenga misericordia de aquellos que desean guardar con amor la verdad inmutable que proviene de Dios.
        Ni fanatismo religioso ni pesimismo desesperanzador, confianza sólo en el cielo que sostendrá a todos aquellos que quieren guardar la fe por amor. En este plano no caben las peleas ideológicas llenas de descalificaciones y ofensivas, tal como ocurre en muchísimos blog que se dicen católicos, los momentos metahistóricos no están para esto.
      

4 comentarios:

  1. En el caso de la religión católica el depósito de la fe a quedado custodiado por la Iglesia

    le faltó la hache

    ha quedado
    no se porque se ve tan frecuentemente hoy en día ese error....

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    1. Estimado:
      Muchas gracias por su corrección fraterna. Siempre es bueno que a uno se lo corrija. Muchas veces uno piensa más rápido de lo que se detiene en escribir y de allí vienen muchísimos errores ortográficos.
      Me alegra que se me corrija en lo malo, eso me hace superarme día a día.
      Dios lo bendiga y lo guarde.

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  2. Está todo revuelto ¿que pretende usted?¿que no discutamos? eso es solo la consecuencia del mal que ud señala.

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    1. Estimado :
      Siempre es bueno apelar a la verdad, sabiendo que ese verdad proviene de Dios. Hay que ser hijos obedientes de la Iglesia, nuestra maestra en la doctrina en la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana. Esa madre a lo largo de la historia condenó siempre el error y estableció la verdad de fe de la herejía.
      Teniendo esto presente podemos discutir sobre la base de la misma Iglesia sabiendo de antemano que podemos caer en algún error de interpretación.
      Gracias por sus comentarios, todos aprendemos de todos.

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