viernes, 24 de noviembre de 2017

Hermógenes Pérez de Arce no votará por Piñera.

MIÉRCOLES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2017

Trampas, Mentiras y Videos


          Piñera ganó con trampa y ahora casi todos dicen que debemos premiarlo por eso y votar por él el 17 de diciembre. Pero yo, al menos, no me dejaré extorsionar.

          ¿Por qué digo que ganó con trampa? Porque tengo la prueba. Hay una comuna del país que es absolutamente de derecha. No de centroderecha, sino de derecha: Vitacura.

          Es tan de derecha que fue la única en que yo gané tanto a Eduardo Frei Ruiz-Tagle como a Sebastián Piñera en la senatorial de 1989. Y en 1993 ganó ahí José Piñera al mismo Frei y a Arturo Alessandri, en la presidencial de 1993. Y hasta en 2013, cuando Michelle Bachelet arrasó con el 62 % en todo el país, en esa comuna Evelyn Matthei la superó con el 80% de los votos.

          Ahí la derecha sólo podía ser derrotada mediante alguna trampa. Y se la hicieron en la elección del 19 de noviembre último: la encuesta CEP, “la madre de todas las encuestas”, anunció que el candidato de derecha, José Antonio Kast, contaba con sólo un 2,7 % de apoyo, mientras Sebastián Piñera, de centroderecha, se acercaba al 45 % y, con un poco de gimnasia estadística, que sus partidarios publicaron profusamente, sobrepasaba el 50 % y podía ganar en primera vuelta.

          Esto fue reforzado por videos de Longueira y Lavín, distribuidos a más de cien mil destinos en las redes, diciendo que votar por Kast era perder el voto y ponía en peligro el inminente triunfo de Piñera en primera vuelta.

          El fruto de la doble trampa se manifestó en la elección en general y en la mesa donde mi hijo mayor fue vocal el 19, donde siempre triunfaba ampliamente la derecha: tuvo una concurrencia del 90 % de los votantes, por contraste con el 46 % del resto del país. Hecho el escrutinio, éste se desvió de la historia de la comuna: Piñera obtuvo 270 votos, Kast 17 y los otros seis candidatos se repartieron los trece votos restantes.

          Ése fue el efecto de la encuesta CEP, reforzada por los propagandistas de Piñera, en el resultado electoral. Si no hubiera habido trampas, mentiras ni videos, Kast habría obtenido en esa mesa unos 170 votos y Piñera unos 117, como siempre fue antes.

          Téngase en cuenta que el escrutinio nacional determinó que José Antonio Kast tenía el 7,93 % de los votos y no el 2,7 % que le asignaba la CEP, es decir, tres veces más; y que Sebastián Piñera no tenía el 45 %, sino el 36,6 %, es decir, 8,4 puntos menos. Si la opinión pública hubiera sabido eso, no podrían haber tenido efecto las mentiras estadísticas ni los videos y Kast habría obtenido muchos más votos todavía y Piñera muchos menos, pero probablemente ambos pasando a segunda vuelta y despejando el temor de otro gobierno de izquierda desde 2018. La Bolsa habría tenido un “boom” en lugar de un colapso. Pero Piñera, como siempre, quería “todas las bolitas” para sí y, también como siempre, sacrificó al país en pos de eso.

          Es un mal sujeto, como lo reveló la Kyoto en 1993, cuando le daba a Pedro Pablo Díaz sus instrucciones para Juan Andrés Richards con el fin de perjudicar a Evelyn Matthei, su competidora por la candidatura presidencial, en la TV: “Cagándola, pero diciéndole, sabís qué más Evelyn, retírate de esta huevá, estai haciendo el loco…”

          Ahora, con las trampas, mentiras y videos, “ca…ó” a José Antonio Kast y la derecha. Y otra vez ha quedado impune.

          Como escribía en “El Mercurio” el rector Peña el 23.08.15: “Es un pícaro oportunista, alguien que sabe aprovechar la constelación de las circunstancias, tomar ventaja de las debilidades de sus competidores, saltarse las reglas cuando nadie vigila… Se produce así la máxima paradoja, que es habitual en la política: frente a un mismo hecho, las vinculaciones con el caso Penta o Soquimich, el que posee el peor comportamiento previo es el que corre el menor riesgo de salir dañado”. Peña poco después “vio la luz” y actualmente proclama a Piñera como refundador de una nueva derecha chilena… Así nos cambia la vida.

          Anoche, en la entrevista de don Francisco, éste reprodujo la escena en que el aspirante a reelegirse le propinaba un empellón a su propia señora para que no le disputara el centro de un escenario. Eso desmintió todas sus anteriores y frecuentes referencias en la misma entrevista al “alma” y al “corazón”, como si fueran constantes inspiradores de sus acciones.

Como creo que “el fin no justifica los medios”, no votaré por él el 17 de diciembre. Ni lo haré por Guillier, pese a que es una buena persona, porque su programa es malo para el país. Así, la decencia mínima ordena la abstención.

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