viernes, 14 de junio de 2013

La esterilización de los países pobres.

En 1982 Puerto Rico fue el país con la más alta incidencia de esterilización femenina en el mundo.

En Puerto Rico las esterilizaciones forzadas acompañaron a la Operación Manos a la Obra, el ambicioso plan de desarrollo económico de Puerto Rico; en el Perú las esterilizaciones forzadas acompañaron a la “reinserción económica internacional”, la firma de acuerdos comerciales con los EEUU y el apoyo económico de este país en la lucha antinarcótica. Hoy en día en el Perú el presidente habla ya abiertamente de aceptar bases americanas en nuestro país (y la empresa encuestadora IPSOS-APOYO ya sondea a la opinión pública al respecto). Y, desde luego, las esterilizaciones forzadas han quedado impunes, sin que se acepte la responsabilidad de personajes tanto peruanos como estadounidenses en todo el tinglado que perjudicó a las mujeres más pobres del país.

En Puerto Rico llegaron a esterilizar a una de cada tres mujeres. ¿Qué habrían hecho en el Perú si no se paraban las esterilizaciones forzadas en el congreso americano?

Esta película es un documental clásico llamado “La Operación” y nos cuenta lo que ocurrió en Puerto Rico. 

Se  repite  la  Historia  en  Perú
Vicky Peláez
09:56 18/11/2011
Columna por Vicky Peláez
Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización (Ernesto Sábato)
Cuando la campesina María Mamérita Mestanza de un remoto caserío en Cajamarca, Perú, tuvo que  acudir al centro médico local, asustada por las amenazas de ser detenida si no se sometía a la “operación para controlar la natalidad”,  jamás sospechó que sería una de las miles de víctimas  de la campaña  genocida de esterilización contra la mujer quechua, ordenada por  el presidente Alberto Fujimori, financiada por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) con 36 millones de dólares y con unos 10 millones por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
 Esta mujer creyó en los médicos que la operaron,  en el gobierno, y en especial en Alberto Fujimori quien al asumir el poder en 1990 declaró que “desde ahora la mujer peruana debe ser dueña de su destino y las mujeres de bajos recursos económicos tendrán el mismo acceso a la planificación familiar que las de las familias pudientes”.
La idea de Thomas Robert Malthus (1766 – 1834) de  controlar el crecimiento de la población para evitar las explosiones sociales o revoluciones ha perseguido a la humanidad durante más de un siglo. La esterilización de la mujer ha sido considerada como uno de los métodos más efectivos y más utilizados en el mundo occidental. Estados Unidos fue el pionero en aplicarlo al promulgar en 1907 el Estado de Indiana legislación sobre esterilización, seguido por Washington y California en 1909. La mayoría eran programas eugenésicos “para impedir la reproducción de  miembros de la población considerados como portadores de rasgos genéticos defectuosos”.
Los alemanes “perfeccionaron”  este programa durante el régimen del Tercer Reich, obligando a los doctores a reportar a pacientes con retraso mental, enfermos mentales, alcohólicos, epilépticos, sordos, ciegos o físicamente deformes para que sean esterilizados. En total más de 400,000 personas fueron esterilizados más de 70,000 fueron asesinados bajo esta ley alemana. Los japoneses seguían el mismo camino con su Ley de Protección de la Raza Eugenésica.
Después de la Segunda Guerra Mundial cuando todos creían el fin de la barbarie, Estados Unidos decidió a aplicar su programa en el Puerto Rico, haciendo esterilizar a una de cada tres mujeres que en los años 60 y 70 constituía la mano de obra eficaz y barata en las fábricas norteamericanas en Puerto Rico. Lo quisieron hacer también en Cuba pero la revolución truncó sus planes. Precisamente en aquellos años el gobierno norteamericano financió el programa PIEGO bajo la dirección del Dr. Ravenholt de la Universidad John Hopkins para esterilizar unas 570 millones de mujeres en estado fértil en todo el mundo, es decir la cuarta parte de la población femenina mundial en el estado reproductivo, “para defender los intereses económicos de Norteamérica en el planeta y evitar la explosión de la población para que el mundo no se rebele contra el dominio comercial los Estados Unidos”.                            
Parece que Alberto Fujimori se sintió iluminado con estas ideas y decidió mostrar a su patrón del Norte su eficacia para convertirse en el pionero de esterilización en América Latina. Hizo cambiar las leyes peruanas y puso en funcionamiento en 1995 un programa de esterilización forzada contra  mujeres indígenas, en su mayoría quechuas, bajo el nombre de Plan de Salud Pública. En cinco años fueron esterilizadas 331,600 mujeres y unos 30,000 hombres sufrieron una vasectomía. En aquella época había en  Perú unas 6 millones de mujeres en la edad reproductiva (entre 19 a 49 años). Eso quiere decir que del total de las mujeres, el cinco por ciento fue esterilizado. Pero si tomamos en cuenta que más del 95 por ciento de las mujeres afectadas eran quechuas, el significado de las cifras cambiaría dramáticamente. En 1995, de acuerdo a la estadística oficial hubo 600,000 mujeres quechuas en edad reproductiva. Entonces Fujimori hizo esterilizar a la mitad de las mujeres quechuas en edad fértil y esto no tiene otro nombre que genocidio. 
Su plan era tan siniestro que el personal de salud encargado de esta operación tenía cuotas obligatorias de 9 mujeres intervenidas quirúrgicamente al mes por cada enfermera. Las que alcanzaban este número fueron premiadas y las que no cumplían cuotas fueron castigadas o despedidas. Se elaboró todo un sistema para engañar a pobres mujeres muchas de las cuales ni hablaban  español. Las amenazaban con el arresto, con no permitir a sus hijos ir al colegio, con negarles la atención médica o les prometieron una mísera ayuda económica. Lo cínico fue que la ligadura de trompas fue practicada sin consentimiento, diciéndoles que era el único y eficaz  método anticonceptivo para ellas. Inclusive les aseguraban que después de un tiempo podrían tener hijos. Las mismas operaciones se realizaban en mínimas condiciones higiénicas, sin ningún previo análisis o sin tener en cuenta ninguna historia clínica. Y toda esta barbaridad fue ordenada por un hombre y aplicada bajo la consigna: “la mujer peruana – dueña de su destino”.
Ahora el estado peruano  estudia la posibilidad de enjuiciar de nuevo a Fujimori por el genocidio contra las mujeres quechuas, Mientras tanto el tiempo y el espacio no cambia para los globalizadores que están camuflando la teoría malthusiana del control de la población bajo otras ideas, como el “desarrollo sostenible” (sustainable development) que requiere la deindustrialización en lo que antes se llamaba el Tercer Mundo. Jeffrey Sachs el mismo que aplicó la “terapia de choque” en América Latina y en Rusia reventando sus economías, ahora es director de The Earth Institute pregonando las ideas de reducir la población mundial porque “globalmente nuestra sociedad  es insostenible”.



Fujimori ordenó la esterilización forzosa de 200.000 mujeres indígenas en Perú


La investigación precisa que entre 1996 y 2000 se realizaron 215.227 ligaduras de trompas y 16.000 vasectomías, en el marco de un supuesto plan masivo de salud pública, cuyo objetivo no era la prevención de epidemias, sino que disminuyera el número de nacimientos en los sectores más pobres de Perú. 'Se captó personas bajo presiones, amenazas e incentivos con alimentos sin que fueran debidamente informadas, lo que impidió que tomaran una decisión realmente informada', precisa el documento.



Juan Súccar, presidente de la comisión investigadora, dijo que las pacientes recibieron diversas promesas, incluida la entrega de alimentos gratuitos, si se sometían a la intervención quirúrgica, mientras que las que se negaron fueron amenazadas con no ser atendidas en los centros de salud. Es decir, se aplicaron procedimientos que no respetaron la dignidad de las personas.
Uno de los denunciados, el ex ministro de Sanidad Alejandro Aguinaga calificó la acusación de 'tremendo exceso' y señaló que gran parte de las conclusiones son 'demasiado tendenciosas'. 'Aquí sólo se hacen presentaciones sustentadas por lo que ocurrió después de las operaciones, pero nadie dice cómo se generaron estas políticas, ni mucho menos hablan de la triste realidad de la salud reproductiva que presentaba el país, con altísimas tasas de mortalidad materna e infantil', dijo.
Por su parte, una de las más leales defensoras de Fujimori, la ex congresista Luz Salgado, admitió que se produjeron algunas irregularidades en la aplicación de la anticoncepción quirúrgica voluntaria, aunque éstas, dijo, fueron rápidamente corregidas. 'No por acusar a Fujimori de genocidio van a decir que este método fue mal utilizado en el país. Además, tampoco se puede decir que las 200.000 mujeres esterilizadas no están actualmente contentas'.
Algunas líderes de organizaciones de mujeres, además de condenar la esterilización forzosa practicada durante el fujimorismo y que tuvo el trágico saldo de 18 muertes, han advertido en el Ministerio de Sanidad la intención de acabar con las ligaduras de trompas o vasectomías como método de planificación familiar. Una de las recomendaciones del informe ministerial es anular la resolución que aprueba las anticoncepciones quirúrgicas voluntarias. Es decir, el centro de atención no serían las mujeres afectadas, sino el método en sí.
Rocío Villanueva, defensora adjunta de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, cuestionó las cifras del ministerio. 'Lo que me ha llamado la atención es que ahora se diga que hay más de 200.000 mujeres ligadas contra su voluntad. Me gustaría saber en qué se basa este informe, pues la Defensoría conoce e investigó 690 casos de personas esterilizadas contra su voluntad'.


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