La Máquina del Tiempo 3

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      Comentario al filósofo Comte-Sponville:

       Para nuestro amigo, lo único que existe es el presente, sólo el aquí y el ahora. El futuro sólo existe en nuestra memoria y está muy lejos de ser un objeto real que tenga un cuerpo en el aquí. Reafirma su postura con la siguiente afirmación:

   " Filosofía del presente: filosofía de la inmanencia, filosofía del cuerpo y de la naturaleza, filosofía del devenir y de la eternidad, filosofía de la necesidad y del acto. Ser es estar presente en el espacio y en el tiempo: en consecuencia, es estar física y actualmente presente. ¿Cómo, entonces, habríamos de ser otra cosa de lo que somos?.¿Otra cosa de lo que hacemos?.¿Otra cosa que lo que devenimos?. En suma, la conciencia, al intentar pensar el tiempo tal cual es( y no tal cual lo vive: como temporalidad estática o intencional, como retención o protención, como prospección, como esperanza o nostalgia...), nos enseña o sugiere que el tiempo es el presente, por consiguiente, que el tiempo es eternidad, ser, materia, necesidad, acto."
   (...)" El pasado no es, porque no está más, el porvenir no es, porque aún no está. sólo está el presente, único tiempo real.
           San Agustín lo vio, sin osar detenerse. Pero ya lo había visto Crisipo, sin querer evitarlo: solo existe el presente; pasado y futuro subsisten( como objetos incórporeos:para el pensamiento) pero no existen en absoluto( como objetos reales:como cuerpos). Para la mente ésta substancia es una suerte de eco o anticipación de pasado o por venir, y su única realidad. Por consiguiente solo tiene existencia efectiva en el alma, y por ella. Si toda conciencia desapareciera del universo solo restaría un presente sin memoria ni anticipación."Ibidem Pág 56-57
    No cabe duda, el presente es lo único que existe para Comte-Sponville, pasado y futuro, nos aclara, sólo subsisten en nuestra memoria y  están muy lejos de ser objetos reales que tengan cuerpo determinado en el aquí y ahora. Existe una confusión muy seria en este filósofo. Afirma por un lado que sólo lo que tiene cuerpo es real, y si es real, está en el presente. Por otro lado, reconoce la existencia del pasado, pero la sitúa  al nivel de simples nociones intelectuales. Su filosofía naturalista y materialista niega que exista una flecha del tiempo, niega la continuidad de la realidad temporal de la creación, o si se quiere, de los entes. Anclarnos sólo en el presente negando el futuro y el pasado de un modo radical, hace que nos quedemos aislados del devenir de lo temporal. Somos lo que somos, porque que tenemos un pasado, somos lo que somos, porque vamos hacia un futuro, desconocer esto, es desconocer la verdad.
    Un anciano sólo se explica porque tuvo un pasado, vivío un presente y se convirtió luego en un futuro. Todo ese discurrir temporal se encuentra ligado, se encuentra unido sustancialmente. Separar mentalmente la realidad entitativa de los entes, es no saber comprender el ser de estos. Es caer en la trampa de la imaginación abstracta de lo real, y no lo real tal como es en sí mismo.
          Para San Agustín, al igual que Aristóteles, existe una línea del tiempo. El tiempo avanza en la medida que avanza la historia humana juntamente con los cambios permanentes que ocurren en el planeta y en el universo. Si el hombre desapareciera de la tierra, el tiempo igual seguiría marcando su cronómetro. Evidentemente, no existiría nadie que testificara el cambio del movimiento. Pero el movimiento temporal seguiría tal cual es.
   Finalmente, para San Agustín, el tiempo es una afección de las cosas, un acaecer de los entes. Por consiguiente, el tiempo no es algo concreto en el sentido que tenga una entidad propia. Es más una cualidad que una sustancialidad concreta. Si nos situaramos desde la perspectiva de la paradoja de los gemelos propuesta por Einstein, en su teroría Especial de la Relatividad, y luego desde su teoría General, nos daríamos cuenta que don Albert cae en el error de considerar al tiempo como una sustancia independiente, en vez de considerarlo como una cualidad adyacente a las cosas. O como diría Agustín, una afección, ¿ de qué? De los entes reales.
    Por mucho que uno de los gemelos de Einstein viaje a la velocidad de la luz al espacio, y se distancie de su hermano por escasos segundos, nada va a variar en ambos, a menos que las condiciones externas modifiquen la estructura interna.
   En consecuencia, estamos en condiciones de afirmar que el tiempo tal como lo dice Aristóteles es la medida del movimiento según el antes y después.Quién mide el tiempo, es el alma racional que es la que cuantifica el movimiento. El tiempo es una afección de los entes, pero no es una dimensión independiente a ellos, más bien, es una parte constituyente que los afecta.
   La historia humana es lineal y no cíclica. Si bien, hay ciertos acontecimientos que se repiten, nunca se repiten de la misma manera. Habrá sin duda, un fin de la historia, como lo habrá un fin del tiempo. Todo lo que tiene un comienzo, tiene un final. La historia humana tendrá un descenlace metahistórico. Un descenlace apocalíptico, según el orden lineal del tiempo establecido por Dios para los hombres. Desaparecerá la era adámica, para dar paso al tiempo del Cordero Inmaculado. El tiempo, le dejará el paso a la eternidad.