jueves, 31 de mayo de 2012

Bien Propio v/s el Bien Común 1



¿En qué consiste el bien propio o particular?. Desde el momento en que nacemos, nuestro cuerpo  empieza a apetecer una de serie de bienes nutricionales para poder mantenernos en la existencia. Una vez superada esta etapa, al adquirir más conciencia de las cosas nuestras apetencias comienzan a aumentar. Todo eso debido a que nuestra parte superior que es la inteligencia, comienza a desear otros bienes superiores. Ejemplo, un juguete, una ropa, o algún tipo de juego determinado. En estricto rigor, nuestras apetencias se refinan al estar subordinadas por el deseo de nuestra inteligencia volitiva. En la medida que alcanzamos más conciencia de la vida, nuestros deseos aumentan. Adquirimos conciencia de nuestros primeros bienes, por la enseñanza que nuestros padres realizan en nosotros. Por medio de ellos sabemos distinguir lo que es bueno o malo para nosotros. Sin la educación, al no verse reforzada nuestra inteligencia, nuestras elecciones estarían supeditadas a los instintos más rudimentarios que poseemos por nuestra naturaleza animal. Gracias  a Dios, si esto se da en algunos, se debe solamente a un mal funcionamiento físico o psíquico.
       En el caso concreto de los animales, su obrar está determinado por su naturaleza de carácter instintivo. Como su movimiento en el orden operativo obedece a una causa de carácter instintiva, en ellos no existe la operación intelectiva de la voluntad electiva entre bien y mal. El animal siempre obra de la misma manera dirigido por sus instintos. El hombre, ya lo hemos dicho, actúa de un modo inverso al del animal. En el hombre opera la razón.
      Cuando en una familia -unidad básica de bien común de la sociedad-, no se respeta el orden jerárquico natural, como es la obediencia a padre y madre. Los hijos reciben las consecuencias inmediatas del desorden. La familia comienza a desarticularse desde sus bases, los hijos dejan de participar del amor de sus padres, y terminan unos con otros enfrentados en fuertes disputas de conflictos internos, debido a que cada uno intenta interponer sus apetitos por sobre los otros. Lo que se pierde es la unidad participativa del amor de los padres. Lo que se pierde, es la correción y enseñanza sobre lo bueno y malo de la vida. Lo que se pierde en definitiva, es la formación debida hacia el bien. En resumen, se pierden todos los bienes propios, por haber destruído el bien común de la familia.
    Hay que tener muy presente que el bien común procede de Dios, a diferencia de Prometeo. La profesión de Prometeo nos dice: " Yo odio a todos los dioses"                                                           Los odia porque se oponen a sus intereses. El pecado del demonio consistió en esto en preferir su bien propio, en contraposición al bien participado con las demás creaturas. Su felicidad natural había sido regalada por Dios, para ser una felicidad participativa según los mismos planes de Dios. El demonio no entendió que su creación era parte de un plan divino. Recibió el bien, pero no para que lo apartara de toda la creación. No entendió su naturaleza de creatura. Por eso se dice que quiso ser como Dios. No porque el pensara que podía igualar a Dios- no era tan tonto-. El quiso gozar autárquicamente de una felicidad recibida y ordenarla bajo sus criterios propios o particulares.
     Según algunos Santos Padres, el demonio fue puesto a prueba de la siguiente manera: Dios le habría revelado una verdad sobrenatural, su propia encarnación. A lo cual el demonio se negó y dijo: "Non Serviam", no te serviré. No quiso someter su naturaleza angelical a un ser inferior como lo es un hombre. No confió en la Obra Redentora de Cristo. No quiso participar del bien con los hombres.
           " ... Aunque el Angel( caído) se haya
           rebajado por el abandono de los bienes superiores,
           aunque éste, como dice San Agustín, caído al nivel
           de su propio bien, él se elevaba a sus propios ojos
           y se esforzaba con gran lujo de argumentos ( magna
           negatiatione), por probar a los otros hasta la saciedad
           que no aspiraba con ello sino a una mayor semejanza
           con Dios, porque así procedía menos en dependencia
            de su gracia y sus favores y de manera más personal
            ( magis singularis) y no comunicando con los inferiores."                                           
                                               Juan de Santo Tomás
                                               De Angelorum malitia
               " ... Yo no cambiaré jamás, estate seguro, mi miserable suerte por tu servidumbre.
                 Prefiero estar clavado a esta roca que ser el fiel criado, el mensajero del padre Zeus..."
                           
                                                                       Prometeo a Hermes.
                                                                       Citado por Karl Marx.


            ¿ En qué consiste el bien común? Si consideramos al bien, como aquello hacia lo cual todas las cosas tienden en razón de su perfección,  tal como lo concibe el Aquinate, sabremos enseguida que a mayor bien que se persiga, mayor será su efecto en un gran número de seres. Porque mientras más elevada sea una causa, mayor será su efecto.
           " De donde se sigue que el bien, que tiene razón de causa final, es tanto más eficaz
            cuanto mayor sea el número de seres a los que se comunica. Por eso, si una misma
            cosa es un bien para un solo hombre y para la ciudad, es claro que es mucho más grande y
            perfecto procurar y defender lo que es el bien de toda la ciudad, que lo que es el de un
            solo hombre. Ciertamente, el amor que debe existir entre los hombres, tiene por fin conservar
            el bien, incluso del individuo. Pero es mucho mejor y más divino testimoniar este amor a
            toda la nación y a las ciudades. Aunque es ciertamente deseable en alguna ocasión testimonia su amor a una sola ciudad, es mucho más divino que se manifieste a toda la nación en la cual se contienen muchas ciudades. Decimos que esto es más divino, porque se asemeja a Dios, que es la  causa última de todos los bienes."   In I Ethic. , Lect. 3, n,30
           
            A raíz de lo dicho por el Aquinate, en su comentario a la Ética de Aristóteles, estamos ya en condiciones de establecer la diferencia entre bien propio o particular y bien común. Veamos cuáles son las principales diferencias:
       El bien común es por esencia maximamente difusivo, se comunica a muchos. Esta es la primera diferencia respecto al bien propio, ya que éste permanece relegado al individuo o grupos de individuos. Otra nota constitutiva del  bien común, es que es de suyo comunicable. Por ser bien, necesariamente se comunica a otros. Tan es así que no se opone intrínsecamente al bien particular, sino que lo perfecciona superándolo. El bien común es más perfecto que los bienes propios ya que los supera en vista de su comunicabilidad. Es esa la razón de su perfección. Voy a poner un ejemplo para tratar de entender esto que acabo de explicar. Estudiemos el caso de la familia: El bien de la familia es mejor que el bien individual, no porque todos los miembros de la familia encuentren en el su bien singular; el bien de la familia es preferible porque, para cada uno de los miembros individuales es también el bien de los otros. Es bien, por participación con los demás.
    Quisiera extrapolar este plano de la filiación sanguínea de la familia, y llevar el tema a un aspecto físico. El caso del sol, esta estrella tan útil y indispensable para la vida, constituye un bien común físico para todos los habitantes de la tierra, nuestro bien va a estar relacionado en nuestra participación con los otros por los efectos de la energía lumínica. Pero hagamos un poco de ficción, y pensemos que alguno de nosotros quisiera acaparar esa energía solar para sí solo. El resultado sería desastrozo, lo que fue un bien participado, se transforma por un individualismo, en un arma mortal. Desviar el sol sólo para nosotros, es concentrar su energía en nosotros. En vez de ser un bien, se transforma inmediatamente en un mal. No somos capaces de absorber tanta energía por nosotros mismos.
    Otro  aspecto importante del bien común es que no es excluyente, vale decir, no aniquila al bien singular. No destruye a unos pocos para favorecer a grupos mayoritarios de ellos. Desde este punto de vista, el bien común no es cuantitativo. No se lo debe considerar en vista al mayor número de individuos que comprende, en perjuicio de unos pocos. En el derecho podemos ver que la ley de expropiaciones siempre considera el bien de los particulares. Como un bien que debe ser respectado si se expropia un terreno en vista del bien común del país. La ley contempla la indemnización proporcional y equitativa al daño causado producto de la misma expropiación que se ejecuta.  Lo que se quiere evitar es el abuso y el perjuicio de los particulares. Por ello, siempre la ley contempla indemnizar al propietario a lo menos con el valor fiscal de la propiedad. Y si alguien se siente perjudicado, puede demandar al estado.
         Considerar al bien común como parte de una colectividad entendida como un singular, es lisa y llanamente, no comprenderlo en su fin último. El bien común siempre va  a perfeccionar al bien singular. Dicotomizar el bien particular respecto al bien común, correspondería a distorcionar la realidad que nos constituye. La realidad nos enseña que cuando el bien particular de un grupo de individuos prevalece en una sociedad, esa sociedad tarde o temprano comienza a decaer y termina siendo víctima de una rebelión.
       En un modelo totalitario de sociedad como puede ser el marxismo, se cae en el error de enajenar el bien propio en cuanto tal. Este modelo artificial de sociedad se olvida que el bien propio es bien, sólo en cuanto es partícipe del bien común. De esta manera, a través de un acto arbitrario del o  de los gobernantes, el bien propio queda desvinculado del bien común. Por consiguiente, toda política pública de esas sociedades enajenantes, por mucho que justifiquen sus actos arbitrario invocando el bien común, se contradicen en los hechos al oponerse radicalmente al bien singular de los individuos. El viejo eslogans marxista. " que todo debe hacer por el partido para el pueblo", no pasa de ser un  discurso retórico con fines totalitarios.
      Sustentar un modelo político como el marxismo es tratar de sostener lo insostenible. Tarde o temprano el modelo termina demoliéndose desde adentro, como ocurrió en el caso de la antigua Unión Soviética. Existen algunos autores que sostienen que su desarticulación fue sólo una táctica para desmantelar a las potencias de occidente. Al respecto, no puedo afirmar o negar dicha afirmación, me faltan antecedentes para juzgar con mayor precisión. Lo único que puedo sostener a favor de esta tésis es que ningún jerarca ni funcionario del Partido Comunista fue juzgado. Algo curioso después de setenta años de crímenes y abusos del régimen comunista.
     Cualquier ley o norma que atente contra la naturaleza va a estar enfrentada siempre contra el bien común. Una sociedad que se funde en el bien privado y se oponga al bien común, terminará siendo una sociedad de esclavos, donde los que gobernarán serán los tiranos.
      En nuestras "democracias modernas" es cada día más habitual ver como grupos minoritarios de la sociedad, imponen sus criterios particulares. Los parlamentos aprueban leyes inicuas, perversas, que atenta contra la naturaleza y el bien común. A estas personas no les interesa que miles o tal vez millones de niños en el mundo occidental sean inmoralizados o mal influenciados por gente  enferma que reniega la sexualidad que Dios le dió. ¡hay de aquel que se oponga!, sufrirá las condenas más duras.
    En la medida que vaya progresando el liberalismo en los parlamentos de los países, y se impongan los bienes particulares por sobre el bien común, las libertades individuales de los ciudadanos se van a ir tornando cada vez más restrictivas. Para todo habrá permiso, menos para hacer el bien. El panorama que enfrentarán las generaciones futuras será verdaderamente muy oscuro. Y para colmo, los pensadores o filósofos que queden en esos momentos serán perseguidos y silenciados con los métodos de coacción más atroces. La idea es  hacer desaparecer cualquier obstáculo que se les imponga. Nadie podrá oponerse al sistema, de lo contrario será sometido como el villano más perverso en nombre de la democracia. Esta democracia permitirá todo, menos a los anti-sistema.
      Eliminada la causa, desaparecen los efectos. Eliminado Dios de la sociedad, desaparecerá el bien común. La Torre de Babel que el hombre moderno intenta crear terminará destruída tal como ocurrió en el pasado. La confusión será enorme.
      Una verdadera sociedad debe estar siempre encaminada hacia el bien trascendente de Dios. Una sociedad sana, equilibrada deberá ordenar la escala jerarquíca de bienes hacia el bien común. ¿ Pero cómo puede darse esto si los hombres no son iguales? El hombre se diferencia en su singularidad por su alma particular. Unos eligen un oficio y otros, valga la redundancia, otro. Pero el hecho que las apetencias individuales no sean las mismas, eso no las exime de su deber de subordinación hacia el bien común trascendente que viene de Dios. Santo Tomás, nos podrá ilustrar mejor:

           " El bien propio del hombre debe ser entendido de diversas maneras. Porque el bien propio del hombre en cuanto hombre, es el bien racional, ya que para el hombre, ser, es ser racional. El bien del hombre, en cambio, en cuanto artífice, es el bien der arte; y así ,también, en cuanto político, su bien es el bien común de la ciudad". Q. D. de Carit. a. 2,c

       La diferenciación de intereses en los hombres, no priva a que ellos están sometidos a una escala jerarquíca de bienes subordinados al bien común.  Para cumplir con lo que la sociedad y Dios espera de nosotros se requiere recibir la gracia, de tal manera de poder alcanzar la virtud necesaria para cumplir todo lo que se necesita respecto al bien.
   
        "...Para ser buen político hay que amar el bien de la ciudad. Ahora bien, si el hombre en cuanto es admitido a participar del bien de una ciudad y es hecho ciudadano necesita ciertas vistudes para cumplir cuanto a los ciudadanos compete y para amar el bien de la ciudad, de igual manera el hombre que es admitido por la divina gracia en la participación de la bienaventuranza celestial, que consiste en la visión y la frición de Dios, se hace en algún modo ciudadano y miembro de esa bienaventurada sociedad, que es llamada Jerusalén Celestial, según las palabras de San Pablo a los Efesios,II,19: Sois ciudadanos de la ciudad de los santos, y miembros de la familia de Dios". Q.D. de carit.,a2,c

        Santo Tomás nos recalca que es imposible para nosotros alcanzar el bien común en la sociedad civil, si no hay de por medio virtudes infusas que nos ayuden a alcanzarlo. El presupuesto del Aquinate, es evidente por sí mismo: todo ha sido ordenado para la mayor gloria de Dios. Por consiguiente, nuestro obrar deberá ser caritativo, pensando siempre por amor a Dios.
   ¿ Pero qué sucede en una sociedad corrompida como la nuestra? Aquí practicamente toda virtud queda anulada por el ambiente que rodea al hombre. En este caso, para buscar el bien común y practicar la virtud , se deberá trabajar desde la trinchera doméstica.







    Un lector del blog me preguntó lo siguiente: ¿ Cuál bien común se debe buscar en una sociedad globalizada donde los principios que la sustentan son inmorales? La respuesta es obvia. Deberemos buscar el bien común pensando siempre en su fin trascendente que viene de Dios. Deberemos procurar de oponernos siempre a todos los bienes particulares que se opongan a los principios establecidos por Dios. Si la globalización parte por principios opuestos a las leyes divinas- tal como lo vemos en el día a día-, nosotros deberemos oponernos con nuestras conductas y con nuestros principios a todos estos dogmas de corte naturalistas. Fomentar los nacionalismos sanos- me refiero a aquel nacionalismo que busca el bien común de la nación, y que pretende, fomentar el amor a Dios y el amor a la patria. La patria debe ser siempre vista como una prolongación de nuestros propios hogares. Nadie quiere ver su casa sucia e incómoda. Lo mismo debe ser extrapolado al territorio que nos rodea. Queremos ver en nuestro país paz y justicia, paz y progreso, respeto y orden. Esta mirada nacionalista, no tiene nada que ver con aquellas conductas irracionales de los nacionalismos ultras, que pretenden imponer por la fuerza un modelo de nación que sustente la guerra y el militarismo bajo pretextos de revindicaciones territoriales.
       No puede existir verdaderamente el bien común en un mundo globalizado. Por una razón  muy sencilla. Quienes han llevado al mundo hacia la globalización, lo han hecho con fines particulares, mirando siempre hacia el bien propio. La idea de la unificación para formar un comercio mundial, está amparada en la práctica de gobernar la economía a través de la banca mundial. El manejo del oro como respaldo universal de las monedas de los distintos países no hace otra cosa, que enriquecer en forma desmedida a los dueños de aquel precioso metal. Los que propugnan el libre comercio lo hacen en vista de la codicia, del afán de enriquecerse a través del dominio de la moneda y del crédito.
    Algunos sostienen que la globalización busca la paz del mundo. Pero ¡qué paz más curiosa!. Esta paz es impuesta con las armas. La ONU despliega miles de hombres en diferentes países para reducir a los opositores al régimen que ellos consideran arbitrariamente ilícito. ¿ Quién les delegó tal derecho de gobernar al mundo? Tratan al mundo como si fuera compuesto por unos infantes descerebrados.
        San Agustín nos dice que es mala la parte que no es conforme a su todo. Pero como el todo de la globalización atenta directamente contra la parte, por consiguiente es lícito para la parte buscar y defender el verdadero Bien común. Todo depende de los principios sobre los cuales se sustente el modelo político que se quiera aplicar. Si parte en el endiosamiento del hombre, o parte de la codicia de unos pocos. Cada parte deberá buscar el verdadero bien para la ciudad y la nación.
      
                                                                                                                      



3 comentarios:

  1. Perdone que esté en desacuerdo, pero le voy a explicar mis razones. Usted dice que no hay que excluir el bien propio, pero porque la sociedad fracasaría y no interesa, no por cuestiones éticas. En esta sociedad, como dice usted, la forma de pensar actual es enfermiza, pero hay que hacerle frente, y no respetar la opinión de los demás, como dicen muchos, ya que sus opiniones pueden no estar elaboradas racionalmente. En lo del bien común, soy partidario de aplicarlo únicamente a la familia, entonces ya se convertiría en un bien propio y sería "egoísta", como dicen muchos de ustedes, que habría que mirar más allá y buscar el bien a la sociedad. No creo que deba ser así, la gente por lo general no tiene conciencia y es repugnante. Un ejemplo, de la sexualidad, ya que lo ha nombrado. Yo pienso que la homosexualidad está mal, no por razones naturalistas ni de procreación. Alguien con inteligencia que se pare un momento a pensar se dará cuenta que el hecho de preguntarse que pasaría si él mismo fuese homosexual le daría un mal gusto, asco, de que un hombre se guste de otro hombre. Es como un trauma. Es por esto que la homosexualidad no debe verse como algo normal, y no de la forma con la que critican ustedes, dirían que es malo porque no es natural y no procrean, que el sexo está destinado únicamente para procrear, que esa es su función, y utilizarlo con otros fines está mal. Por otra parte, estoy muy en contra del aborto, y seguro que ustedes se horrorizarían del castigo que les propondría yo a los padres que han matado a su hijo, que es una verdadera aberración. Ustedes tienen una visión muy utilitarista, a veces pienso en que ven la familia como una fábrica de niños, engañan un poco, parece que defienden la familia, pero no es así. Y no, debe haber buen ambiente, por lo que no es bueno que haya demasiados niños en casa. Vuelvo a hablar del sexo, está mal siempre que no sea para procrear. ¿por qué es un pecado tan grave la masturbación (estando soltero) o usar preservativo?. Coincido en que el sexo debería ser el matrimonio, porque es una situación íntima, y que solo se debe hacer con una persona muy especial, o sea, la esposa. Por otra parte, soy muy amigo de la venganza. No de la otra mejilla, ¿qué, debería aguantarme y dejar que la gente me fastidie, incluso cuando es por un bien común? No, la gente es corta de inteligencia y no merece ser respetada. A poca gente le tengo yo aprecio, y soy bueno con ellos y con nadie más. ¿Soy egoísta, no?, y además orgulloso. De todas formas, ya ve que mis opiniones están justificadas. Quiero aclarar al final que soy cristiano, igual a medias, pero no me dejo pisotear en esta sociedad. Y hay que plantar cara, no poner la otra mejilla, hay que luchar, ser violento, sí. Me alegro de que esté la iglesia para transmitir buenas ideas, pero a veces pasan y llegan a extremos puritanos.

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    1. giygfikgi.ghlkhlhniuohjljmliñk`0pikpoik`0po

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  2. Perdone que esté en desacuerdo, pero le voy a explicar mis razones. Usted dice que no hay que excluir el bien propio, pero porque la sociedad fracasaría y no interesa, no por cuestiones éticas. En esta sociedad, como dice usted, la forma de pensar actual es enfermiza, pero hay que hacerle frente, y no respetar la opinión de los demás, como dicen muchos, ya que sus opiniones pueden no estar elaboradas racionalmente. En lo del bien común, soy partidario de aplicarlo únicamente a la familia, entonces ya se convertiría en un bien propio y sería "egoísta", como dicen muchos de ustedes, que habría que mirar más allá y buscar el bien a la sociedad. No creo que deba ser así, la gente por lo general no tiene conciencia y es repugnante. Un ejemplo, de la sexualidad, ya que lo ha nombrado. Yo pienso que la homosexualidad está mal, no por razones naturalistas ni de procreación. Alguien con inteligencia que se pare un momento a pensar se dará cuenta que el hecho de preguntarse que pasaría si él mismo fuese homosexual le daría un mal gusto, asco, de que un hombre se guste de otro hombre. Es como un trauma. Es por esto que la homosexualidad no debe verse como algo normal, y no de la forma con la que critican ustedes, dirían que es malo porque no es natural y no procrean, que el sexo está destinado únicamente para procrear, que esa es su función, y utilizarlo con otros fines está mal. Por otra parte, estoy muy en contra del aborto, y seguro que ustedes se horrorizarían del castigo que les propondría yo a los padres que han matado a su hijo, que es una verdadera aberración. Ustedes tienen una visión muy utilitarista, a veces pienso en que ven la familia como una fábrica de niños, engañan un poco, parece que defienden la familia, pero no es así. Y no, debe haber buen ambiente, por lo que no es bueno que haya demasiados niños en casa. Vuelvo a hablar del sexo, está mal siempre que no sea para procrear. ¿por qué es un pecado tan grave la masturbación (estando soltero) o usar preservativo?. Coincido en que el sexo debería ser el matrimonio, porque es una situación íntima, y que solo se debe hacer con una persona muy especial, o sea, la esposa. Por otra parte, soy muy amigo de la venganza. No de la otra mejilla, ¿qué, debería aguantarme y dejar que la gente me fastidie, incluso cuando es por un bien común? No, la gente es corta de inteligencia y no merece ser respetada. A poca gente le tengo yo aprecio, y soy bueno con ellos y con nadie más. ¿Soy egoísta, no?, y además orgulloso. De todas formas, ya ve que mis opiniones están justificadas. Quiero aclarar al final que soy cristiano, igual a medias, pero no me dejo pisotear en esta sociedad. Y hay que plantar cara, no poner la otra mejilla, hay que luchar, ser violento, sí. Me alegro de que esté la iglesia para transmitir buenas ideas, pero a veces pasan y llegan a extremos puritanos.

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