martes, 16 de julio de 2013

Los nuevos dogmas de la humanidad



      Reiteradamente me encuentro con gente que defiende y quiere imponerme a la fuerza los nuevos dogmas de la humanidad. Lo curioso de todo  es que quedan espantados e indignados conmigo cuando les manifiesto que no quiero esos dogmas. Más aún, mi alma y mi inteligencia se resisten a ellos, por mucho que sean proclamados por los grandes líderes religiosos y políticos. Y a mí qué, allá ellos con sus estupideces, algún día tendrán que dar cuenta a Dios tal como lo debemos hacer todos los mortales.
      Admito sus triunfos en la sociedad moderna. Reconozco nuestra pequeña derrota como miembro de la sociedad cristiana. Sin embargo, estos triunfos son pasajeros como todo lo que hace el hombre, son triunfos de una sociedad inmanente que se encuentra enceguecida por el error y la vanidad.
      Admito que deambulo más solo que acompañado, admito que muchas veces soy considerado como un paria dentro de la sociedad. No obstante esto, sigo pensando igual que siempre, adhiero a la verdad inmutable que viene de Dios y que nos perfecciona en nuestras miserias humanas. Me apoyo en aquella roca firme que sostiene la Iglesia, por muy vapuleada que se encuentre nuestra alma por la tentación y el descrédito social, reitero mi oposición a todo aquello que va en contra de la salvación eterna de mi alma y la de todos los demás individuos que comparten conmigo su existencia en esta época decadente que nos ha tocado vivir.
     Luchamos contra creaturas espirituales, contra demonios que llevan miles de años tentando a hombres con el fin de lograr su condenación. Sus recursos son siempre los mismos, inflar la vanidad del hombre haciéndole creer que puede ser feliz sin Dios.  Estos demonios saben muy bien que al hombre le encanta glorificarse a sí mismo, que le encanta reforzar su ego creando una sensación de independencia respecto a todo y respecto a Dios.
       La idolatría del hombre aparece bajo distintas carátulas en una variedad de sistemas filosóficos que son conducidos por grandes adalides de la causa.  La mayoría de ustedes los conocen, conocen a esos hombres orgullosos que creen que con sus engaños perversos van a cautivar el corazón de los hombres. La lista de sus nombres es larga, para qué gastarme en este breve post en nombrarlos.
     Pero más allá de los personajes que actúan como instrumentos de la demolición de los principios cristianos de la sociedad, hay que centrarse en el modo como lo hacen. Una manera muy particular para acorralar a los cristianos en esta sociedad descristianizada es a través de la ley. No aquella ley que buscaba el bien común de la sociedad anclada sobre los principios y verdades que vienen de Dios. Eso era para Santo Tomás y un par de teólogos medievales. Lo que ellos quieren y están haciendo ahora es insertar en el derecho leyes de carácter inmoral con el fin de llevar a la sociedad y a los cristianos al extremo de tener que definirse entre Cristo o el hombre. 
      Obviamente, este hombre representa todos las perfidias de Satanás y todos sus secuaces. O se sigue la ley de Dios a costa de toda nuestra vida y nuestros bienes o se acepta los principios del hombre de la iniquidad llevando al alma a su propia condenación. El tiempo juega directamente en nuestra contra, nos tenemos que definir por uno o por otro. No podemos servir a dos Señores.
     Algunos dogmas de la humanidad son: -La democracia liberal.
                                                                   - La igualdad de género.
                                                                   - Los derechos reproductivos de la mujer.
                                                                   - La ley a favor de lesbianas y homosexuales.
                                                                    - El derecho a la muerte.
                                                                    - El derecho de la mujer sobre su cuerpo y la vida que hay 
                                                                      en el. Vale decir, su capacidad y libertad para abortar.
                                                                     -  El Big-Bang.
                                                                     - La evolución del mono hasta llegar al hombre.
                                                                     - La ideología de los Derechos Humanos.
                                                                    -  Los derechos de los niños a no ser corregidos por 
                                                                     sus padres.
                                                                     -  El sometimiento a tribunales internacionales en el caso 
                                                                        de los países en vía de desarrollo.
                                                                       -  La libertad de cultos. Toda religión es válida.
                                                                       - El holocausto. El que piense lo contrario pagará por 
                                                                        ello.
                                                                        - La solidaridad fraternal entre los hombres.
                                                                         - La paz mundial bajo condición de las súper potencias.
                                                                         - La globalización como único medio para alcanzar el
                                                                           desarrollo y la paz.
                                                                        - Ningún nacionalismo es válido.
          La lista es  larga, pero cada uno de estos nuevos axiomas de la humanidad llevan necesariamente a la alienación del hombre. Al parecer el proceso es irreversible, las leyes son cada día más estrictas en contra de los que se oponen. Ni siquiera opera la prescripción sobre los que atentan contra estos dogmas de la humanidad. La ley con efecto retroactivo es muy eficaz para lograr condena contra los rebeldes a la nueva ley.
       La democracia es el sistema político que avala esta ley de la hermandad universal basada en los nuevos derechos del hombre. Derecho para todos, menos para la religión de Dios. Me he dado cuenta que cada día que pasa estos nuevos dogmas de la humanidad se vuelven más fuertes. No hay nadie quien se les oponga y quien los detenga. No entiendo como pueden vivir tan tranquilos muchos cristianos a sabiendas que más temprano que tarde tendrán que definirse si seguir a Cristo o seguir a los planes del Anticristo.
      El tiempo no se detiene en sus reformas, todo el proceso de la revolución silenciosa que lleva a la apostasía universal se está acelerando notablemente. Nadie podrá escapar a la marca de la bestia, al 666. Y el que no tenga la marca, sepa que le espera el martirio y claro, si persiste hasta el final, la corona del cielo.
    A contra reloj, así debemos caminar. Nuestra dirección va en una vía opuesta a la que quiere el mundo. Y pobre el que no siga al mundo, no podrá comprar ni vender. En definidas cuentas, por el hambre se nos querrá obligar a obedecer al nuevo orden. Demás está decir, que habrá hombres rectos y valientes que resistan hasta el final. Pero como siempre, serán los menos y más vilipendiados por sus pares.
    Finalmente, que Dios nos guarde para esta batalla final.

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