miércoles, 3 de julio de 2013

No nací hoy

              
         Cuando uno recién comienza a vivir y aprende a ir relacionándose con los demás en esa etapa de la inocencia tiende a creer todo lo que le dicen. Primero creo y luego le informo a mis padres, que son los seres más cercanos a uno, que le dijeron tal o cual cosa. Generalmente los padres confirman o niegan lo que nosotros les contamos como cierto. Luego de ese proceso de retroalimentación mutua entre padres y hijos empezamos ya a analizar con más cuidado al interlocutor que está frente a nosotros y qué cosa nos comenta sobre algún tema en especial.
       En estricto rigor, son nuestros padres los que nos hacen perder la inocencia de la vida. ¿Eso está bien o está mal?. Al respecto, debo señalar las palabras del Apóstol San Pablo sobre la caridad, que todo lo cree, que todo lo acepta, todo lo perdona, todo lo espera. Luego les cito el texto. Pero el punto en cuestión es que a mi siempre me dijeron que tendía a pensar mal de las personas, a ser muy desconfiado, y luego me citaban el texto del Apóstol. Cuando me decían eso yo quedaba para adentro, y me decía a mi mismo, si este modo de pensamiento me ha protegido durante toda mi vida, ¿por qué debo cambiar si no lo veo como un mal, más aún, todo lo contrario, me resguarda de muchos males para mi alma?
       La verdad es que nunca cambié, seguí siendo igual como lo he sido siempre, con cierto recelo a ciertas personas no pensando jamás que faltaría a la caridad. Y de hecho las veces que hice la prueba de confiar a ciegas, lamentablemente me llevé desagradables sorpresas. Cuando hice eso, me refiero de darle crédito a la persona a sí simplemente, lo hice pensando como prueba respecto de la confianza absoluta que uno debe tener sobre los otros. La prueba generalmente dio como resultado la felonía de la persona que le di la confianza.
       En lo personal tengo una tía hermana de mi papá que cumplió noventa y un años, y ella le dio la confianza por necesidades de salud a dos enfermeras para que la cuidaran de día y de noche, este trabajo lo remuneró muy bien. Pero lo que le ocurrió después de un tiempo me hizo acordarme nuevamente acerca de la misma reflexión sobre la caridad, que es tan citada por mucha gente.
    Mi pobre tía fue drogada a raíz de un contubernio de la enfermera de día con la de noche, la drogaban todos los días, y la llevaban al banco a sacar dinero de sus ahorros de toda una vida. En resumidas cuentas, le robaron millones, permaneciendo sedada de día y de noche, la pobre tía era como un zombi que vegetaba por el mundo mientras estas dos sinvergüenzas se burlaban de ella y se gastaban todo el dinero .
      Como dice el refrán popular en la confianza está el peligro, no obstante, las palabras del apóstol Pablo parecieran ser que van en la línea contraria. Pareciera ser que uno no debe desconfiar del otro por su apariencia, modo de ser y modo de vestir, ya que al hacer esto está faltando a la caridad. En resumidas cuentas no hay que ser mal pensados ni juzgar al otro por lo que parece ser.
       ¿Será tan así ? Creo que aquí es menester, analizar con más detalle y tratar de ser muy precisos en cada una de las exhortaciones del apóstol, para no tergiversar lo que el apóstol nos quiso decir. Y ojo, no pretendo justificar mi desconfianza hacia muchos, sólo quiero mostrarles lo que a mi juicio parece ser la intención de San Pablo. Les cito el texto y luego lo analizo.
        " Aunque yo hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tenga( don de profecía), y sepa todos los misterios, y toda la ciencia, y tenga toda la fe en forma que traslade montañas, si no tengo amor, nada soy. Y si repartiese mi hacienda toda, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, más no tengo caridad, nada me aprovecha. El amor es paciente; el amor es benigno, sin envidia; el amor no es jactancioso, no se engríe; no hace nada que no sea conveniente, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal; no se regocija en la injusticia, antes se regocija con la verdad, todo lo sobrelleva, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca se acaba; en cambio, las profecías terminarán, las lenguas cesarán, la ciencia tendrá su fin. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando llegue lo perfecto, entonces lo parcial se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño; más cuando llegué a ser hombre, me deshice de las cosas de niño. Porque ahora miramos en un enigma, a través de un espejo; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, entonces conoceré plenamente de la manera en que también fui conocido. Al presente permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; la mayor de ellas es la caridad". (1 Cor 13, 1-13).
             La clave de todo comienza con el amor, ¿cómo entiende el amor el Apóstol? El texto nos da algunas luces que podrían sonar como contradictorias, pero que en estricto rigor no lo son. Nos dice San Pablo que el amor se regocija en la verdad, vale decir, que el fin hacia el cual el amor tiende es la verdad.  Pero si eso es así, ¿ por qué entonces luego nos dice que el amor todo lo cree, que el amor no se irrita, que el amor no piensa mal?. ¿ Es posible que un ser humano se regocije en la verdad sin antes buscarla y rechazar todo lo demás que es erróneo y contrario a ella? ¿Quién puede llegar a la verdad aceptándolo todo? Para decir que algo es verdad previamente tengo que haber dicho que muchísimas cosas son mentira.
           Por otro lado, el mismo apóstol nos dice que el amor nunca se acaba, pero ¿qué amor es ese?. De hecho el amor humano se termina con nuestras vidas y no siempre perdura en el tiempo. ¿Qué quiere decir con  regocijo en la verdad, amor que nunca se acaba, amor que podríamos llamar eterno, amor que no piensa mal, amor que todo lo perdona, amor que todo lo soporta?. ¿Hay alguien que conozca o haya conocido a un ser humano que ame así? Por lo menos yo no.
       Rectifico, existió y existe uno, pero ese ser humano perfecto único en nuestra especie es Cristo. Verdaderamente Dios y verdaderamente Hombre, gracias a esa unión hipostática que entrelaza lo divino con lo humano. Cristo todo lo creyó al Padre, todo lo soportó por amor a Él y por amor a todos nosotros, su amor de divinas personas nunca se acaba, es desde siempre, ese amor es tan grande que todo lo perdona en cuanto a las ofensas de los hombres, las perdonó a tal extremo que no se guardó a su propio hijo para entregarlo a una muerte de Cruz por amor nuestro, ese amor se llama caridad. Se terminarán las profecías porque se habrán cumplido todas al final de la era adámica, pero el ardor de su corazón jamás se acabará.
      El conocimiento de ese amor mientras habitemos aquí en la tierra permanece como un enigma, no lo podemos visualizar tal cual es, pero cuando nos muramos y lleguemos al cielo por la misericordia de Dios, allí seremos conocidos tal cual somos conocido por Él. Claramente habla el apóstol de la visión beatífica, tal cual como se relacionan los santos en el cielo con Dios, aquí habla directamente de la Iglesia triunfante.
      Sin duda, nuestro conocimiento de las cosas de Dios es de niños, ya que lo vemos todo parcialmente, pero cuando lleguemos allá, al cielo, lo veremos todo a través de los ojos de Dios, entendiendo este ver, al modo divino.
       En resumen, lo que apunta el apóstol es a la caridad trascendente de Dios, frente a la cual , debemos actuar por imitación teniendo siempre presente en separar el error de la verdad, el regocijo en la ley de Dios y apartándonos de toda ocasión de pecado que los demás nos puedan conducir con sus actos o interacciones que podamos tener con ellos  y que nos lleven al pecado. Hay que ser prudentes caritativamente hablando, buscando primero agradar a Dios más que agradar a hombre alguno bajo una figura de aparente benevolencia. De allí el propio consejo de Nuestro Señor, de ser mansos como palomas y astutos como serpientes. Esa sagacidad a la cual apunta el Señor, se refiere más que nada al cuidado que debemos tener los cristianos de no sobreexponernos a las manos de nuestros enemigos, a menos, que la situación lo amerite, tal como ha ocurrido a lo largo de la historia de la Iglesia cuando han tenido que dar testimonio de su fe nuestros mártires cuando Dios se los pidió.
         Y ¿cuándo Dios nos pide esto? Evidentemente cuando estamos acorralados frente a una situación que no podemos eludir, y tenemos que optar entre ser fieles a Dios- aunque nos cuesta la vida- o renunciar a Él para agradar a los hombres. Sólo en este caso, cuando nos ponen contra la espada y la pared, es cuando Dios exige de nosotros el martirio que nos es otra cosa que la corona para los hijos más fieles de su Iglesia. De hecho, solo un puñado de hombres de Iglesia ha sido víctima del martirio, los demás, hemos sido elegidos por Dios para dar otra lucha en la vida cotidiana que también nos puede llevar al cielo.
      Los mártires cristianos son hombres predilectos de Dios. A través de su intercesión muchas otras almas se salvan, por eso, pidámosle siempre a ellos que intercedan por nosotros ante el cielo. Bendita sangre de mártires, benditas reliquias que permanecen aún en los pocos altares tradicionales de las Iglesias. Que caridad más grande la de Dios, que caridad más sublime que a pesar de la felonía de nosotros, malos hijos de su Iglesia, Él nos regale un grupo selecto de nuestros pares, como oblación por los más débiles.
                Si tu hermano te ha ofendido y vas a dejar tu ofrenda ante el altar, primero anda dónde él y perdónalo. ¿Qué quiere decir esto, pues nuestro hermano puede ser cualquier rabioso o alterado que nos lleve a pecado?. Lo que se nos exige aquí es guardar nuestro corazón de todo odio por amor a Dios, guardando como tesoro más preciado la caridad que no es otra cosa que ser fieles a los mandamientos de la ley de Dios. Amor trascendente e ilimitado.
        Finalmente, caridad no es ingenuidad ni tampoco temeridad. Caridad es verlo todo a través de una mirada sobrenatural que busca que todos se salven en la verdad y huyan del error que nos lleva a la condenación.  No pretendo tener la última palabra sobre el análisis sobre el texto citado, tal vez pudieran haber otras interpretaciones a la mía, pero en lo particular no veo otra cosa.

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