miércoles, 10 de julio de 2013

Relatos de un peregrino ruso










       Comentario del fraile: Hace bastante años atrás tuve la oportunidad de leer esta conmovedora historio del Peregrino Ruso. Quedé impactado por la hermosura del libro. A pesar que considero que la religión no debe ser reducida al plano de la sensibilidad y la emoción. Sin embargo, Dios elige distinto tipo de personas con determinadas particularidades para que le sirvan aquí en la tierra.
       Lo más hermoso de todo, es la confianza total que el alma deposito en Dios. A pesar de las cosas adversas de la vida. Esta alma privilegiada  sabía que quien se fía en el Señor jamás quedará defraudado. Linda historia, espero que la conozcan y la lean , vale la pena hacerlo.




 LA ORACIÓN DEL PEREGRINO RUSO

Pbro. Roberto Visier


Esta hermosa historia de un verdadero santo que alcanzó las altas cimas de la oración contemplativa, nos ayuda a comprender el verdadero sentido de la oración vocal y mental. En un clásico de la literatura cristiana oriental, se narra la historia de un peregrino ruso que deambula por el país en busca de la oración interior. La lectura de este pequeño libro, todavía fácil de conseguir en las librerías católicas, es apasionante. Habiendo enviudado y viéndose muy limitado físicamente para el trabajo por tener un brazo inútil, abraza la pobreza para emprender una peregrinación en la fe en busca de la oración ininterrumpida. Los monjes orientales enseñaban la práctica de esta oración constante. Para ello usaban de la repetición de una jaculatoria llamada “la oración a Jesús”, en varias versiones semejantes que invocaban a Jesús con estas o semejantes palabras: “Señor Jesús, ten misericordia de mí”. La invocación era repetida por los monjes de modo incansable, miles de veces al día. Esta devoción se convirtió en una de las prácticas de piedad más comunes en oriente. Instruido por monjes sabios y ancianos, el peregrino ruso alcanzó la oración interior. El nombre de Jesús quedó grabado en su corazón fortaleciéndolo en medio de las más grandes dificultades, hambre, frío, soledad, mientras la oración se repetía en su interior sin esfuerzo, fluyendo como un arroyo de aguas transparentes, como al ritmo de la respiración o de los mismos latidos del corazón.

Esta hermosa historia de un verdadero santo que alcanzó las altas cimas de la oración contemplativa, nos ayuda a comprender el verdadero sentido de la oración vocal y mental. La oración vocal es la que se repite con los labios en fórmulas aprendidas o recitadas espontáneamente, en comunidad o en soledad. El rosario es una de las oraciones vocales más practicadas en occidente. La oración mental es la que se realiza interiormente en un ejercicio de la mente y del corazón.

Ambos tipos de oración son importantes. Si cabe, la oración mental o meditación es más importante y la vocal no tendría sentido, ni verdadero fruto si no es a la vez mental, es decir, si las palabras que pronunciamos no van acompañadas por la atención de la mente y el amor del corazón. Precisamente el peregrino ruso convirtió la oración de Jesús, una sencilla oración vocal, en una continua meditación del misterio de Jesús, en la certeza de la presencia de Jesús en su vida.

Sin embargo es un error despreciar la oración vocal, como repetición de palabras sin sentido. La oración es repetición de palabras pero con pleno sentido. ¿Cómo no repetir la oración que Jesús mismo nos enseñó, como modelo de toda oración? El Padre nuestro es la respuesta a los apóstoles que le pidieron a Jesús que les enseñara a orar (Lc. 11,1). También nos enseña en el evangelio de Mateo que no debemos orar con largas oraciones, pensando que seremos escuchados por nuestras locuacidad (Mt. 6,7). Pero precisamente las oraciones vocales más tradicionales son oraciones breves y llenas de profundidad y sencillez. Algunas personas se quejan de que no saben orar porque no saben improvisar largas oraciones de alabanza o súplica como otras. Pero es que la oración no consiste en esforzarse por decir muchas palabras, ni puede estar reservada a los que tengan facilidad de expresión. Para eso están las oraciones de siempre y otras, mejor si son breves y sencillas, para que todo el mundo, sin distinción de cultura y edad, las pueda decir con atención y devoción y comunicarse con Dios. En verdad que a algunos rezanderos o rezanderas se les podían aplicar esa reprensión de Jesús, pues sus oraciones con frecuencia son largas, complicadas y a veces contienen grandes despropósitos, mucho peor si se recitan con precipitación y sin devoción, como una ametralladora de palabras que nadie oye ni entiende.

Por otro lado la oración más profunda, aun llena de simplicidad, es difícil de expresar; habría que ser grandes poetas para poder hacerlo y aun así nuestros versos se quedarían muy cortos. Igual que el amor verdadero, por ser un sentimiento sublime, es más apto para ser experimentado que explicado o sintetizado en una definición, así son muchas experiencias de oración, pues son destellos del amor infinito de Dios. A muchas personas espirituales que tienen oración profunda les resultaría difícil explicar a otra persona quien es Dios, pero sería sumamente difícil convencerlas a ellas mismas de la lejanía o inexistencia de Dios, ya que de alguna manera verdadera pero misteriosa han visto y tocado a Dios en la oración. En estos casos es el testimonio de vida el que proclama a Dios mejor que las palabras o razonamientos.

Así pues, no debemos prescindir de la oración vocal. El Papa acaba de reafirmar la actualidad del rosario, pero indicando la gran conveniencia de meditar los misterios mientras fluyen suavemente los avemarías. La oración mental es fundamental para el crecimiento espiritual, la oración vocal sostiene y ayuda a la mental. La repetición de jaculatorias breves, como llamaradas de fe y amor es de una eficacia admirable. En cualquier lugar se puede elevar la mente a Dios un instante y repetir con la lengua y la boca que Dios nos dio para alabarle: Bendito sea Dios, Sagrado Corazón en ti confío, Alabado sea el Santísimo, Espíritu Santo, ilumíname y santifícame, Santa María, ruega por mí, etc. Salpiquemos nuestra vida de oraciones, vivamos en la presencia de Dios y el Señor salpicará, mas aun inundará nuestra vida de bendiciones.

3 comentarios:

  1. Quede impactada con el comentario que hizo de este libro un sacerdote. voy a buscar el libro para leerlo

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  2. Precioso libro. Lo recomiento. Nos enseña el valor de la oracion sencilla y sentida. Repitamos en los momentos que podamos " Jesus ten compasión de mi" y nuestro corazón sentirá la presencia viva del Señor

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  3. Hermoso libro, con una narración que no va llevando gradualmente a la profundidad de la oración contemplativa.
    Mas allà de la religión, es la puerta de entrada para la oración profunda o meditación.
    Recomiendo 100%

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