miércoles, 17 de julio de 2013

Respuesta al Padre Alfredo.

Joaquin Gardiazabal joaquin.gardiazabal@yahoo.com a través de elistas.net 
20:42 (hace 16 horas)
Estimado Padre:
antes que nada le aclaro que mi mensaje no fue dirigido a usted, aunque reconozco que la forma en que me expresé puede dar lugar a esa interpretación. Le ruego acepte mis disculpas.
Comparto que siempre es necesario, en la medida de nuestras posibilidades, evitar la perdición de las almas. Sin embargo, observo que hoy los medios tradicionales (así llamo a aquellos que han permanecido fieles a la verdadera Iglesia) se ocupan principalmente de dos actividades: denunciar los dichos y hechos de los post-conciliares y atacarse con virulencia entre sí señalando, dentro de los grupos tradicionales, a herejes y judíos por todas partes. Ambas actividades se desarrollan dentro de dichos medios, con lo cual me pregunto a qué almas intentan salvar. Adicionalmente, somos testigos de en qué medida las discusiones teológicas que se han dado en Roma Aeterna han contribuido a que alguno de los participantes cambiara su postura original. Quizás mi posición sea una manifestación de pérdida de fe o de fe débil, pero lo que observo a mi alrededor, incluso en mi familia, es que los oídos están irremediablemente sordos, y que por esto sólo deben darse las aclaraciones que correspondan a aquellos que sinceramente se acerquen a solicitarlas y, al mismo tiempo, concentrar la acción pastoral en dar orientación a todos aquellos que hemos permanecido en la verdadera Iglesia a fin de que podamos soportar el vendaval que ruge por todas partes sin apartarnos un milímetro de la verdad ni aflojar en nuestra fe y en nuestra esperanza.
Usted dice que es necesario advertir a los demás y así ellos "Por lo menos no podrán alegar ante el Soberano Juez que no fueron advertidos". Le soy absolutamente sincero: esto que usted dice, a mí me crea un cargo de conciencia enorme pues, como los oídos están irremediablemente sordos, hacer dichas advertencias a quien no me las pide, no sólo no sacará del error a los que no quieren oir, sino que además los hará responsables ante el Soberano Juez ya que no podrán alegar que no sabían lo que hacían. ¿Es ese un acto de caridad?.
Por último mencionar que basta con releer el libro "Seis ensayos y tres cartas" del Padre Castellani, todos escritos antes del CV II, para afirmar sin temor a error que la decadencia que vive la Iglesia viene de mucho antes que el susodicho Concilio si bien éste ha sido un Exocet que ha dado de lleno en la línea de flotación de la barca de Pedro.
Un cordial saludo.
Joaquín Gardiazábal

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