lunes, 9 de octubre de 2017

Los “frutos” del ecumenismo= el protestantismo

Traducido de Fatima Network

Los “frutos” del ecumenismo= el protestantismo

Por Christopher A. Ferrara
6 de octubre del 2017

El importante blog de Sandro Magister, nos brinda alguna información muy elocuente acerca de los absolutamente predictibles efectos de cincuenta años de “ecumenismo” y “diálogo ecuménico”: los católicos se han convertido en protestantes de facto, mientras que los protestantes no solo han permanecido en su sitio, pero son ahora más liberales que nunca.

Tal como informa Magister: “Sucede, cada vez más, que los escolares protestantes del norte de Europa, que visitan Roma, son llevados por sus maestros a que asistan a una Misa católica, para que vean cómo es y para que reciban plácidamente la comunión”. Y nadie tiene la intención de detenerles, porque esto no sería “ecuménico”.

Magister señala que la creciente práctica de la sacrílega intercomunión es “el efecto de una carrera hacia el fondo, entre las dos creencias, en la mentalidad de muchos protestantes y católicos de Europa y América...” Cita datos proporcionados por el Pew Research Center de la Universidad de Georgetown, que da una confirmación empírica de la virtual protestantización de los católicos laicos que, como los protestantes liberales en que se han convertido efectivamente- al menos en su actitud- ya no aceptan ninguna enseñanza de la Iglesia, que no cuente con su aprobación personal.

De esta manera, el Pew Center informa que “En los EE.UU., el 65 % de los católicos y el 57 % de los protestantes dicen estar convencidos de que entre sus respectivas creencias las similitudes superan, por lejos, a sus diferencias”. Es una situación absurda, dado el radical alejamiento de hasta la moral más elemental, en las principales denominaciones protestantes, que condonan no solo el divorcio y la anticoncepción, sino el aborto, el “matrimonio gay” y la “ordenación” de mujeres.

De igual modo, “en Europa Occidental, más de la mitad de los protestantes y católicos piensan del mismo modo. Con máximos de 78 % entre los protestantes alemanes, de 67 % entre los católicos holandeses y del 64 % de los católicos de Austria. Pero incluso entre los católicos italianos la cifra favorece a esta mentalidad, por 47 % contra el 41 %”.

Lo que está ocurriendo puede ser comparado con el equilibrio térmico que sucede cuando un espacio cálido, protegido, es abierto a un exterior frío. El espacio protegido gradualmente asume la temperatura exterior o al menos se acerca a ella. Así, la cacareada “apertura al mundo”, del Vaticano II produjo  un enfriamiento en el celo apostólico entre los fieles, cuya mayoría, se puede aseverar con seguridad, ahora cree que nada hay de terrible con el protestantismo, ni nada terriblemente urgente en ser miembro de la Iglesia Católica.

Es interesante, no obstante, que los datos señalen una especie de mezcla de efectos “térmicos”, en un cierto nicho actitudinal de los espacios católicos y protestantes. Como lo expone Magister, “en lo que por siglos fue uno de los puntos de división más poderosos, la convicción protestante de que la salvación se obtiene ‘sola fide’ [por solo la fe], mientras que la fe de los católicos debe ser acompañada por las obras, el péndulo ha oscilado en favor de esta última. Casi en todas partes, o sea, incluso entre los protestantes, la mayoría cree que tanto la fe como las obras son necesarias”.

Entonces, nuevamente, escribe Magister, tras medio siglo de diálogo “ecuménico”, “la luterana sola fide también encuentra un buen número de partidarios entre los católicos: en Italia y Alemania un cuarto de los católicos la comparte, mientras en el Reino Unido, Francia y Suiza es un tercio”. En otras palabras, si los datos son fidedignos, un número significativo de católicos es más protestante en sus creencias respecto de la necesidad de las buenas obras, para la salvación, que la mayoría de los protestantes.

Estas tendencias han sido alentadas por el Papa Francisco, que opinó, en una de sus entrevistas improvisadas a bordo del avión, que “hoy, luteranos, católicos, protestantes, todos compartimos la doctrina de la justificación. En este punto, lo que es muy importante, él [Lutero], no erró”. Pero, por cierto, Lutero sí erró y su herética ‘sola fide’ fue anatematizada por el Concilio de Trento. Y, por supuesto, la Iglesia Católica no “comparte” con Lutero, la justificación por solo la fe, aunque muchos católicos lo hagan, gracias a los funestos efectos del “ecumenismo”.

Una vez más vemos precisamente el por qué Pío XI prohibió cualquier participación católica en el “movimiento ecuménico” originado en la década de 1920, en las sectas protestantes. Él previó lo que ahora está ante nuestros ojos: que el “ecumenismo” es solo una lisonja engañosa, que oculta un designio según el cual la Iglesia Católica sería inducida a aceptar a los protestantes tales cuales son, al tanto que ablanda y hasta suprime sus propias enseñanzas, en el “diálogo ecuménico”, a fin de no ofender a sus “socios protestantes en el diálogo”, incluidos los anglicanos lunáticos, que ahora están ordenando mujeres como “sacerdotisas” y “obispas” y celebrando “bodas gay”.

Tal es la situación de la que Nuestra Señora de Fátima inevitablemente librará a la Iglesia, una vez que sus dirigentes obedezcan a las exigencias de la Virgen, hechas en Fátima, derramando así un milagro de divina gracia, por medio del cual la Iglesia será restaurada, tal como ya ha sido restaurada, después de cada crisis en su historia.

Gracias por difundir

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