sábado, 7 de octubre de 2017

Dirigente del Opus Dei dice que los firmantes de la Corrección Filial atacan al Papa


Dirigente del Opus Dei dice que los firmantes de la Corrección Filial atacan al Papa

Por Matthew Cullinan Hoffman
Corresponsal en América latina
4 de octubre del 2017

Un dirigente del Opus Dei ha denunciado a los signatarios de la recientemente publicada “corrección filial” al Papa Francisco, acerca de las “herejías” propagadas por el pontífice.

El Vicario General de la orden, el prelado segundo en el rango, acusó a los más de doscientos académicos y clérigos que han firmado la Corrección, de “atacar al papa” y de ventilar en público, los trapos sucios de la iglesia.

“Lamentablemente, esta no es la primera vez en la historia de la Iglesia, en los años recientes, en que hay grupos que atacan al papa, algunos de los cuales, me imagino, con buenas intenciones”, dijo Mons. Mariano Fazio al diario argentino La Nación, en una entrevista publicada el 29 de septiembre.

Me parece que, por una parte, es un ejemplo de la libertad de opinión que existe en la Iglesia y que el papa respeta”, añadió Fazio. “Me parece que, por otra parte, es un método completamente erróneo porque, si estuviésemos hablando de una relación filial, un hijo no ‘corrige’ a su padre en público”.

Dijo, además, que “Cualquier miembro de la feligresía, obispo, cardenal o laico, tiene el derecho de decir al papa lo que piensa, por el bien de la Iglesia, pero, me parece, que no tiene el derecho de hacerlo públicamente y escandalizar de esta manera a toda la Iglesia, con estas manifestaciones de desunión”.

El Opus Dei, que significa “obra de Dios”, es una organización reconocida por la Iglesia, que enseña que la vida ordinaria es un paso a la santidad. Fue fundada en España, en 1928, por el sacerdote Josemaría Escrivá.

Consultado respecto de la adhesión a la corrección, por el supernumerario italiano del Opus Dei, Ettore Gotti Tedeschi, que antes dirigió el Banco Vaticano, Fazio dijo: “Considero que ha cometido un error, como el resto de los firmantes”.
Fazio expresó también su deseo de que los miembros de la Curia Romana “tengan un más alto grado de colaboración y de servicio a la reforma que el papa pretende llevar adelante” y declaró que solo se trata de “un pequeño grupo que resiste al papa”, al que calificó de “minoría ruidosa”.

El rechazo de Fazio a los actos públicos de corrección contrasta claramente con las palabras de la Corrección Filial, que cita la pública amonestación a San Pedro, por San Pablo, relatada en su Epístola a los Gálatas y agrega “Tomás de Aquino hace notar que esta pública reprimenda, de un súbdito a un superior fue lícita, a causa del inminente peligro de escándalo acerca de la fe (Summa Theologicæ 2a 2æ, 33, 4 ad 2) y ‘la glosa de San Agustín’ agrega que en esta ocasión, “Pedro dio un ejemplo a los superiores, de que, si en algún momento sucediese que se extravían del buen camino, no deben desdeñar ser reprobados por sus súbditos”.

La Corrección sigue ganando apoyo

La Corrección Filial fue remitida en privado al papa en agosto y hecha pública el 23 de septiembre. Inicialmente fue firmada por 62 académicos y clérigos, pero desde entonces, el número ha crecido hasta los 216, con las firmas que se agregan a diario.

La Corrección declara que el Papa Francisco “efectivamente ha sostenido” siete proposiciones heréticas, en relación con lo pecaminoso del adulterio, la naturaleza vinculante de la ley moral y la recepción de los sacramentos de la Iglesia Católica, aunque no juzga su culpabilidad personal del pecado de herejía.

El documento está escrito en tono respetuoso pero firme, expresando un “profundo pesar” por la necesidad de corregir al papa, “a causa de la propagación de herejías, llevada a cabo por la exhortación apostólica Amoris Lætitia y por otras palabras, acciones y omisiones de Su Santidad”.

Los críticos de la corrección han respondido con una andanada de injurias, pero poco han dicho de la sustancia del documento. El Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin ha llamado al diálogo con los firmantes.

La respuesta

Traducido de LifeSiteNews

La Corrección Filial, un acto de lealtad al Papa: un organizador responde al Opus Dei

Por Diane Montagna
4 de octubre del 2017

ROMA, 4 de octubre del 2017 (LifeSiteNews) – El número de los firmantes de la “corrección filial”, acusando al Papa Francisco de permitir la propagación de siete herejías, al menos por omisión, ya asciende a 216. Eran 40, cuando la carta fue entregada en la residencia del Papa, en Santa Marta, el 11 de agosto y 62, cuando el documento se hizo público, el 24 de septiembre.

Pero la Corrección también ha encontrado oposición, incluida la del Opus Dei.

El 30 de septiembre, el Vicario General de la Prelatura, Mons. Fazio, de Argentina, acusó a los autores, en una entrevista a La Nación, de atacar al papa, sembrando la desunión y usando un “método completamente errado”.

“Si es una relación filial, un hijo no ‘corrige’ a su padre, en público”, dijo Mons. Fazio.

El segundo al mando del Opus Dei prosiguió: “Cualquier fiel, obispo, cardenal o laico, tiene el derecho de decirle al papa lo que piensa que es conveniente para el bien de la Iglesia. Pero me parece que no tiene derecho a hacerlo públicamente y a escandalizar a toda la Iglesia con estas manifestaciones de desunión”.

Hablamos con Joseph Shaw, Miembro y Tutor en Filosofía en St. Benet’s Hall, Universidad de Oxford. El Profesor Shaw, que oficia de vocero de los autores de la corrección, respondió a los cargos de que él y otros signatarios está ventilando en público, los trapos sucios de la Iglesia. También analizamos por qué era necesario hacer pública la corrección y en qué sentido los católicos son llamados siempre a “estar con el Papa”.

LifeSite: Profesor Shaw: Mons. Fazio ha acusado a los autores y firmantes de la “corrección filial”- particularmente a los miembros del Opus Dei- de atacar al Papa y de escandalizar a toda la Iglesia, diciendo que “un hijo no ‘corrige’ a su padre en público”. En el Génesis 9:23, leemos de los hijos de Noé (Sem y Jafet) “cubriendo la desnudez de su padre”, por respeto a él, y esto fue en un contexto privado. ¿Acierta Mons. Fazio? ¿Escandalizan a la Iglesia los autores y organizadores de la “corrección filial”?

DrShaw: Escándalo es un concepto complejo, que debe usarse con cuidado. Se da un escándalo cuando las palabras o acciones de una persona causa que otros pequen. Puede ser deliberado- ‘escándalo formal’- o inadvertido- ‘escándalo material’. También es posible que la gente ‘haga escándalo’ sin justificación, tal como los fariseos que acusaban a Nuestro Señor de blasfemar, cuando Él simplemente estaba diciendo la verdad.

En lo que concierne al católico común y corriente, cuando vemos que está sucediendo algo aparentemente malo dentro de la Iglesia, debemos estar conscientes de que el conocimiento de esto que está malo, por una vasta audiencia, puede causar que la gente peque: sería erosionar su fe, hacerla descuidar sus deberes religiosos, o, si no es católica, endurecerla a las verdades del Evangelio. Por esta razón, podemos decir que no solo eso es un escándalo si, digamos, un sacerdote es demasiado aficionado a la bebida, sino también que una persona que revele estas cosas, causa escándalo.

Sin embargo, la situación es complicada, por el hecho de que al revelar un vicio privado también está mal, por que es detractación: daña el buen nombre del sacerdote, lo que es una materia muy seria.

Cuando las cosas malas que suceden dentro de la Iglesia no son tanto defectos privados como injusticias graves para con los demás, y especialmente cuando comienzan a ser informadas, existe el instinto de buscar la protección para la Iglesia, negándolas, procurando desmentirlas o encubriéndolas. Sin embargo, lo que se ha hecho evidente en estas últimas décadas es que, por comprensible que sea este instinto, debe ser resistido. En primer y principal lugar, va en contra de la justicia. En segundo lugar, causa verdaderamente escándalo, porque quienes son conscientes de la realidad de la situación y de las reacciones de los católicos ante ella, se marchan de la iglesia, por nuestra aparente indiferencia por la justicia. En tercer lugar, incluso en los términos más restringidos del manejo de la mala publicidad, muy a menudo es contraproducente, especialmente en el largo plazo.

Estas son las duras lecciones que dejó la crisis del abuso sexual por clérigos, talvez la más costosa educación que los católicos hemos tenido, en la historia.

Los no católicos, especialmente los cristianos no católicos más serios, que sospechan del rol del Papa en la Iglesia, se escandalizarán muy profundamente por la impresión de que, cuando un papa habla y escribe de manera aparentemente en discrepancia con la enseñanza previa de la Iglesia, los fieles católicos callan. Les confirmará la caricatura de católicos como esclavos del Papa, con el cerebro lavado.

Respecto del oficio del Papa, los católicos son vulnerables de un modo diferente, dado que ven lo que parece ser un Papa ofreciendo una salida a difíciles enseñanzas morales, serán tentados de ignorar dichas enseñanzas, en sus propias vidas: a menudo, sin duda, tentados a ir más allá de cualquier cosa directamente justificada por las palabras del Papa. El escándalo de tales católicos se profundizará con el silencio de los fieles católicos, especialmente de los pastores y académicos conocidos previamente por su defensa de dichas enseñanzas.

No caben dudas en esta situación de los signatarios, ‘revelando la desnudez de su padre’: el hecho al que llaman la atención es evidente para todos. Sin dudas, la aparición de una discrepancia entre las indicaciones del Papa Francisco acerca de la correcta interpretación deAmoris Lætitia, y las enseñanzas del Papa Juan Pablo II y la tradición en general, es algo que enfatizan, por sobre todo, los que se presentan como partidarios del Papa Francisco. La única cuestión pendiente es si los pastores y académicos católicos darán la impresión, a su vez, de actuar como veletas y simplemente cambien sus creencias, para acomodarlas al punto de vista oficialmente sancionado: manteniéndose prestos a dar un paso atrás, de ser preciso, con el siguiente papa. Ciertamente causaría escándalo si los no católicos estuviesen preparados al menos para hacer algunas preguntas insistentes acerca de lo que está pasando.

Talvez los críticos de los firmantes quieren decir, no obstante, que la Correctio causa escándalo por revelar divisiones en la Iglesia, que sería mejor ocultar. Nuevamente, sin embargo, estas divisiones han sido enfatizadas por los supuestos guerrilleros del Papa, que han criticado a los que aún sostienen sus puntos de vista según las enseñanzas del Papa Juan Pablo II cuando, según ellos, han sido superadas. Lo que se necesita, donde hay divisiones, es un diálogo respetuoso y la resolución de las diferencias.

Si vamos a hablar de obligaciones filiales, debemos recordar que al único Padre al que debemos lealtad definitiva es a nuestro Padre Celestial. En lo que toca a los papas, también les debemos lealtad, no solo al que ocupa actualmente el puesto de papa, sino a todos los papas que han ejercido el oficio de enseñar la fe que les dio ese Padre Celestial. La Correctioes un acto de lealtad y de deber hacia nuestro Padre Celestial y a nuestros padres humanos en la fe, más especialmente a aquellos papas que han transmitido las enseñanzas sobre el matrimonio y la Eucaristía, dadas por Jesús mismo, en obediencia a Su Padre.

La “corrección filial” ha llamado poderosamente la atención de los medios de comunicación, tanto católicos como seculares. ¿por qué los autores y organizadores la hicieron pública? ¿Y porqué no es “despliegue de desunión”, como sugiere el argentino vicario general del Opus Dei?

Los católicos preocupados de la dirección del debate sobre el matrimonio y la Comunión y sus temas relacionados, han hecho intentos reiterados para expresar sus preocupaciones, de manera de no crear la impresión pública de oposición a la persona del Papa. El ‘Llamado filial’, firmado por 800.000 personas, fue parte de un debate convocado por el Papa Francisco, antes de Amoris Lætitia. Del mismo modo, la carta de los 13 cardenales y el llamado a los cardenales de ‘los 45 académicos y pastores’, no fueron pensados como documentos públicos. Obviamente, de esta manera, estas iniciativas observaban tanto la letra como el espíritu de Mateo 18:15-17, hablando primero entre hermanos, en privado.

Las ‘dubia’ de los cuatro cardenales, como la Corrección, solo se hicieron públicas cuando el Papa Francisco declinó de todas maneras discutir el asunto con los cardenales. Esta no es la historia de un grupo de católicos que quiere atacar la persona o el cargo del actual Papa.

También debe resaltarse que el Canon 212 permite y alienta a los laicos católicos no solo a manifestar sus preocupaciones a sus superiores, sino también entre sí. Esto último es necesario donde hay peligro para la fe y de escándalo para los católicos comunes y corrientes, que no es abordado por las autoridades: en este caso, el Santo Padre. Este es el caso, claramente, en el que las autoridades han declinado responder a un llamado no público. La desunión es exhibida de un modo muy público, por las conferencias episcopales, tales como las de Alemania y de Polonia, dictando contradictorias orientaciones para la aplicación deAmoris, no por los que, preocupados por la desunión, piden un acto del Magisterium que podría ponerle fin.

Es verdad que la Corrección está redactado en una forma más dura que las iniciativas previas: esto refleja la escalada de la seriedad de la situación y la ausencia de una respuesta del Papa Francisco a los documentos previos.

¿Puede señalar un pasaje de las Escrituras, un Doctor o Padre de la iglesia o talvez una famosa obra literaria que ilustre su argumento?

Ambos testamentos de la Biblia están llenos de ejemplos de subordinados que critican a sus superiores en público. La crítica de los jefes de Israel, por profetas y sacerdotes, desde la pública humillación de Saúl, por Samuel, pasando por la denuncia  del Rey Acab, por Elías, hasta el ataque al tetrarca Herodes, por San Juan Bautista, son, en general, la crítica de la autoridad oficial y siempre sancionada divinamente, por personas que pudieron ser inspiradas por Dios, aunque carecieran de una posición institucional. Este patrón es llevado a su extremo lógico en la condena de los ancianos, por el profeta Daniel, que entonces no era más que un niño (Daniel 13:45 y sgtes.). Nuestro Señor, mientras destripaba a los jefes de los sacerdotes, escribas y fariseos, reconocía, no obstante, que ellos tenían el “trono de Moisés”, lo que significaba que el pueblo debía escucharles con autoridad, a pesar de todas sus falencias. (Mateo 23- 2-3).

También hubo quejas en privado , siendo un ejemplo notable la crítica del profeta Natán, al Rey David, pero incluso esto no pretendía echar tierra al asunto. Natán habla del inminente castigo de Dios a David: “Porque lo hiciste en secreto, haré esto delante de todo Israel, a pleno sol” (2 Samuel 12:12). En los demás casos, es bueno asumir que los profetas se habían percatado de que el momento para la discusión en privado había pasado. (Mateo 18:15-17) También podemos considerarlo así, en el enfrentamiento entre San Pedro y San Pablo (Gálatas 2:11).

Comentando este último episodio, Santo Tomás de Aquino escribió: ‘Donde hay un peligro inmediato de peligro para la fe, los prelados deben ser reprendidos, incluso públicamente, por los súbditos. De esta forma, San Pablo, que era súbdito de San Pedro, le reprochó públicamente’. (Comentario sobre la Epístola de las Gálatas 2:14).

Debiera recalcarse que, cuando un subalterno critica a un superior, asume un gran riesgo, como queda demostrado en algunos de los casos mencionados. No solo obra por celo por la justicia, sino por amor al superior. Es un tema particularmente desarrollado por Shakespeare, en Cuento de Invierno,  y hasta con mayor fama en El Rey Lear. En esta, Lear destierra a Cordelia y al Duque de Kent por hablar de verdad y de justicia, cuando él esperaba halagos. Ellos solos, sin embargo, se revelan después como súbditos leales.

No es a la crítica a lo que más debieran temer aquellos en puestos de mando, sino a la adulación. Como lo expresó el Papa Francisco: ‘El hipócrita es capaz de destruir una comunidad. Mientras habla cortésmente, juzga ruinosamente a una persona. Es un asesino’.

Nuevamente: “El hipócrita siempre recurre al lenguaje para adular, ‘alimentando la propia vanidad’.”

Mons. Fazio ha dicho que el Opus Dei, como todos los católicos, “siempre está con el Papa”. ¿Concuerda en que siempre es importante “estar con el Papa”?

Por supuesto que concuerdo en que nosotros, católicos, siempre debemos estar con el Papa. Pero debemos entender correctamente  lo que significa realmente “estar con el Papa”. “Estar con”, bien entendido, significa amar: eso, por cierto, también implica ayudar y apoyar, dado que nuestra ayuda y nuestro apoyo están a favor de las palabras y acciones que son ciertas y justas. Ahora, no todas las palabras y acciones que vienen de un Papa son, necesaria y absolutamente, verdaderas y justas. De este modo, en caso de que no lo fuesen, el verdadero amor puede expresarse con justicia en la forma de una corrección. Corregir a alguien que está errado, es parte necesaria del amor humano. Omitir una corrección cuando es necesaria, sin dudas sería un pecado grave. Sabemos que, bajo ciertas condiciones, el Papa es infalible (esto se destaca en la Corrección). Pero está claro, en algunos terrenos, que no estamos bregando con la enseñanza infalible en Amoris , Cap. 8 y, sin duda, al comienzo de Amoris, el Papa Francisco se distancia, en lo que está haciendo, de una contribución al Magisterium, escribiendo (sección 3):

Dado que “el tiempo es mayor que el espacio”, aclararía que no todas las discusiones sobre temas doctrinales, morales y pastorales necesitan ser zanjadas por intervenciones delmagisterium.

Commemorantes tempus superius esse quam spatium, confirmare volumus non cunctas doctrinales, morales vel pastorales disputationes per magisterii declarationes esse absolvendas.

De esta manera, dice que no solo estas cuestiones ahora no son abordadas mediante una especie de declaración magisterial a nivel doctrinal, sino tampoco en los niveles moral ypastoral. Está claro, entonces, que aquí no tenemos, propiamente hablando, ningún magisterium nuevo, ni pastoral ni moral. Se sigue, por tanto, que debemos seguir dando todo nuestro asentimiento y apoyo, en estas materias, al Magisterium que realmente existe, sentado por los papas previos y contrastar cualquier clase de oposición a él, sea que venga de los teólogos o del propio papa, como doctor privado. No basta con decir que sus opiniones están contenidas formalmente en un documento del magisterium, cuando el mismo documento declara explícitamente que está renunciando a hacer declaraciones magisteriales, tanto a nivel doctrinal, como en el pastoral.

¿Le gustaría agregar algo más?

Algo profundamente preocupante acerca de las críticas a los firmantes de la Corrección, específicamente por hablar de problemas que cualquier católico bien informado ya conoce, es la mentalidad que revela, enfocada no en la verdad, sino en las apariencias. Es una tremenda reminiscencia de la mentalidad que opera en las familias abusivas, donde los hijos son enseñados a pretender cosas correctas, cuando no lo son: ciertos temas no deben ser abordados, otros no deben ser mencionados. Esta actitud puede no solo ser apoyada directamente, por el padre abusivo, sino por otros miembros de la familia, que procuran mantener las apariencias y la unidad de la familia. Sin embargo, es profundamente contrario a la salud y sin dudas, vinculado a desórdenes sicológicos en los niños.

Deberíamos temer a semejantes actitudes, aunque bien intencionadas, que invaden la Iglesia. Si hay problemas, deberíamos hablar de ellos y no pretender que no existen.

Gracias por difundir

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