sábado, 7 de octubre de 2017

La omisión de los cristianos.

                     Sociedades cristianas hoy en día han sido descristianizadas , por medio de leyes promulgadas en parlamentos de sociedades liberales. Toda la sociedad permanece en silencio frente a la arremetida diabólica . Un gran silencio inunda los corazones de quienes un día fueron bautizados como católicos. No importa cuándo dañinas sean las nuevas leyes, sin embargo, mientras a mí no me afecte directamente no me interesa.
                      Mientras más avance el mal en la sociedad, más probabilidades tiene de alcanzarnos. Aunque nos hagamos los tontos, el mal avanza y arrasa cual huracán todo lo que se le antepone a su paso. En medio del desastre siguen apareciendo nuevos profetas de los tiempos de la Edad del Hombre, quiénes se esfuerzan por profundizar aún más los cambios que revolucionan  a nuestra sociedad. Las grandes masas aplauden eufóricas a estos nuevos líderes. Los jóvenes alzan sus pechos como cual soldado que gana una batalla. Los críticos y rebeldes al nuevo sistema permanecen arrinconados entre cuatro paredes vociferando al televisor todo aquello que les molesta y les ofende.
                    La tristeza invade los corazones de un pequeño grupo de fieles de cristianos que ponen su otra mejilla ente la afrenta de sus enemigos. Los Atalayas permanecen como perros mudos sin ladrar. Todo ocurre muy rápido, todo ocurre sin que nadie alcance a analizar los efectos de la mordaza. Ejércitos de libertinos recorren las calles de las grandes metrópolis. Perros vagos acompañan la multitud acéfala, masas de hombres oligofrénicos que caminan sin rumbo.
                  La desesperanza se vuelve la esperanza de muy pocos. La suerte está echada, como dirían los romanos, ya no hay nada más que hacer. Mientras tanto, una minoría casi imperceptible espera la Segunda Venida de su salvador. Ellos gritan desde el interior de sus almas : " Cristo vuelve, Cristo vuelve; vendrá sobre una nueve y por medio de una gran señal de Cruz en el cielo."
               Hace más de dos mil años, el cristianismo apareció en el mundo anunciando una nueva nueva, anunciando que ha nacido el salvador, que ha venido el Cristo a este mundo, a salvar a las almas del pecado y de la condenación eterna. El Cristo fue derrotado aparentemente por medio de una muerte violenta en una Cruz. Y fue en esa Cruz el comienzo de su victoria. Ya pasaron dos milenios y ese mensaje sigue estando intacto para quienes siguen a ese mesías. No importa cuán grande aparezca su derrota ante los príncipes de éste mundo, esos fieles seguidores de su maestro saben que tienen su victoria asegurada.
              Vendrá cuando menos se lo esperen sus enemigos, y los aplastará, cuan insectos . Vendrá el llorar y rechinar de dientes como nunca antes se escuchó gemir en la tierra. La historia humana tendrá su final, vendrá sobre ella el Juicio de Dios, para quienes se prepararon será un momento de alegría, y para los que lo despreciaron será su gran tormento.
              El día y la hora sólo la conoce Dios, no obstante, las señales son más nítidas cada vez.

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