domingo, 20 de octubre de 2013

Ambigüedad y escándalo

El Efecto Francisco:
Enviado por Moderador el Jue, 10/10/2013 - 14:21.
Nuevamente, conviene repetir que cuando se señalan estas cosas uno no pretende ni juzgar el fuero interno (¿quién soy yo para juzgar a alguien?) ni atribuir a la intención del papa los efectos que sus gestos y sus palabras causan. Si en algún momento se expresa un juicio de interno, dése ya por retractado. No juzguéis y no seréis juzgados, dice el Señor. Amén. Por lo tanto no sabemos si esta es su intención, pero sí podemos saber que este es el resultado. Y también podemos presumir que él es consciente del resultado de sus dichos y gestos.
Así como resulta obvio que la abstinencia de juicio debe ser absoluta cuando se trata de las intenciones o motivos internos de cada uno para hacer lo que hace y se reserva a Dios, quien juzgará a cada uno en particular y en el Juicio Final a todos, así podría esperarse que resulte obvia la otra cara de la cuestión, la necesidad de juzgar los hechos, sus causas y consecuencias, pero no es así.
No tan obvia hoy en día
No resulta tan obvia hoy en día la necesidad de juzgar los espíritus, los hechos que producen estos espíritus y sus consecuencias. Y abstenerse de este juicio supone renunciar al ejercicio del discernimiento espiritual y moral,  convertirse en una persona con criterios amorales bajo falsa capa de “caridad” o “buen espíritu evangélico”.
Según este falso criterio, no se puede decir nada sobre nada ni nadie en términos de valor moral o verdad doctrinal. O más bien, todo debe juzgarse como bueno ya que cada uno obra y cree según su conciencia (recta o no, se omite aclarar, además, omisión que hizo el propio Francisco en la entrevista a Scalfari…). Hoy parece no existir certeza sobre las verdades de la Fe, sino tan solo la necesidad de una “búsqueda”. ¡Como si la Verdad no nos hubiese sido revelada por Dios y por el Verbo hecho carne, y atesorada por la Iglesia por mandato divino!
Aquí hay un error grave y no se necesita de la asistencia de teólogos para descubrirlo. Nos basta el catecismo. O un buen comentario del párrafo citado de los evangelios. Por ejemplo, el de Straubinger a Mt. VII, 1 y ss. “Se prohíbe el juicio temerario. S. Agustín observa al respecto: “Juzguemos de lo que está de manifiesto pero dejemos a Dios el juicio de las cosas ocultas” (Lc, VI,37; Rom, II, 1) Hay en este sentido una distinción fundamental entre el juicio del prójimo que nos está absolutamente prohibido, y el juicio en materia de espíritu que nos es recomendado por  San Juan, S. Pablo y el Mismo Señor. (VII,15:  I S. Juan IV, 1; I Tes, V,21; Hech. XVII, 11; I Cor. 2,15).  Hasta aquí el ilustre comentador.
Deber de juzgar los espíritus
“Carísimos, no creáis en todo espíritu, sino poned a prueba los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido del mundo”. (I Jn. IV, 1) ”… porque el hombre carnal no acepta las cosas del Espíritu de Dios, como que para él  son una insensatez, por cuanto hay que juzgar de ellas espiritualmente. El espiritual, en cambio, lo juzga todo, en tanto que él mismo de nadie es juzgado.” (I Cor. 14-15).
Parece suficiente demostración de lo dicho.
“Desambiguar”
Ha habido una creciente alarma entre los obispos más conservadores por el tenor de las declaraciones de Francisco. En particular las entrevistas dadas a distintos medios.
Nosotros hemos querido “desambiguar” algunas de estas declaraciones, sobre todo para evitar que muchos católicos preocupados que visitan este sitio sientan la tentación de desesperar, y atribuyan al Papa dichos heréticos que no son tales hasta tanto el propio papa los sostenga pertinazmente, es decir, no “desambigüe” lo que ha dicho y ya no pueda ser entendido de varias maneras. Pero ocurre que en la mayoría de los casos, luego aparece otra declaración que aclara o al menos quita alguna duda, con lo cual debemos presumir que lo dicho de un modo tan inquietante no estaba dicho en el sentido que todos lo entendieron.
Sobre esta ambigüedad papal, recoge Lucrecia Rego de Planas, unas frases interesantes en su Facebook
Hoy: “Nunca hablen mal del otro, nunca se peleen” (9-10-13)
Ayer: “Yo siempre aconsejo a los matrimonios nuevos que se peleen todo lo que quieran, que vuelen los platos si tienen que volar, pero que nunca, nunca, terminen la jornada sin reconciliarse” (6-10-13)
Hoy: “la Iglesia es católica porque es universal, se extiende por todo el mundo y anuncia el Evangelio a todos los hombres y todas las mujeres” (9-10-13)
Ayer: “Yo creo en Dios, no en un Dios católico, porque no hay Dios católico, sólo hay un Dios” (2-10-13)
Hoy: “La Iglesia no es un grupo de élite, sólo para unos pocos. La Iglesia no tiene cierres, es enviada a todo el mundo, a toda la humanidad.” (9-10-13)
Ayer: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres” (16-03-13)
Hoy: “todos tenemos que abrir nuestras puertas y salir para anunciar el Evangelio” (9-10-13)
Ayer: “El proselitismo es un disparate solemne, no tiene sentido” (2-10-13)
¿Alguien entendió qué debemos hacer? ¿anunciar o no anunciar, pelearnos o no pelearnos, Iglesia para todos o Iglesia para los pobres, Dios Universal o un Dios que no es católico...? Estoy confundida, pero sin duda me gusta más lo de hoy que lo de ayer.
Es obvio que juzgamos esta praxis de la ambigüedad nefasta para los católicos, porque mueve a algunos, la mayoría de hecho, a creer que se aceptan cosas contra la doctrina y con ello quedan justificadas las conductas pecaminosas. Y por la ley del menor esfuerzo, la mayoría se queda con el sentido que más le gusta. Y a otros, como queda dicho, a llegar al extremo de juzgar al papa como hereje. (O sea, como sostenedor pertinaz de doctrinas falsas).
Como no puedo juzgarlo, no puedo ni culparlo ni exculparlo. Queda la cosa ahí. Ese juicio será de la misma Iglesia.
A mi ver, lo más grave de este modo de proceder o praxis modernista es el efecto de hecho en el clero y la feligresía. Hablamos en otro lugar sobre lo que los “medios” concluyen de los dichos del papa. No podemos olvidar lo que el clero concluye de los mismos dichos. Claro que el estamento clerical debería tener una formación más sólida para interpretar y de hecho hay varios obispos que han manifestado gran perplejidad por algunos dichos papales.  Y otros que han querido salvar esta situación asegurando que los periodistas no reflejan lo que el papa ha dicho. Pero los progresistas aprovechas para hacer lo que suponen legitimará la Iglesia en poco tiempo. Así, los obispos alemanes han admitido a los divorciados en pecado mortal oficialmente a la comunión. Lo cierto es que la Santa Sede, que yo sepa, no desmintió nada hasta ahora. Solo una (nuevamente) ambigua declaración del Vocero papal llamando a "no anticiparse". (!)
De modo que más allá de un eventual llamado a silencio con la prensa, que parece haberle sido sugerido al Papa (aunque dudamos de los buenos resultados de tan atinada sugerencia) parece que debemos prepararnos espiritualmente para que la confusión llegue al paroxismo. Dios dirá cuando sea el momento de poner fin a esta crisis gravísima en que la Iglesia está tan opacada que no parece ya (aunque lo sea) maestra de verdades, sino propagadora de confusión.
Conviene recordar (vigilar y orar) lo que se ha creído siempre, en todas partes y por todos los católicos, que es la Sagrada Tradición de la Iglesia.  Y volver al Magisterio preconciliar, porque ante la duda se impone anclarse en la certeza. Para entender el porqué y “desambiguar” lo que se dice a diario, el catecismo Mayor de San Pío X, al alcance de todos. La Encíclica Pascendi de San Pío X, que analiza y desenmascara los errores que hoy campean en la Iglesia. Y el santo rosario cotidiano, preferiblemente en latín, lengua que el demonio odia y teme.  Y de paso nos exime de traducciones más que discutibles de las oraciones.
También diría que sin un regreso a la misa tradicional, es muy difícil comprender qué tan lejos nos hemos ido del recto camino. No meramente la misa nueva en latín. La Tridentina.
Si nos anclamos en la Tradición estaremos a salvo. Si concedemos algo a esta ola que sacude a la Iglesia es muy probable que nos lleve, poniendo en serio riesgo nuestras almas y las de aquellos que dependen de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Solo se publicarán comentarios constructivos y que no contengan groserías y sean mal intencionados.