El estoicismo es una corriente filosófica fundada en Atenas por
procede del término griego stoa, que significa "pórtico". Al parecer,
Zenón impartía sus enseñanzas bajo el "pórtico pintado" (stoa poikile)
del ágora ateniense. Suelen distinguirse varios periodos en la
historia de esta escuela: el primer estoicismo (Zenón, Cleantes
de Assos y Crisipo de Soli), la estoa media (Panecio de Rodas
y Posidonia de Apamea) y el estoicismo tardío y romano
(Séneca, Epicteto de Hierápolis y Marco Aurelio).
De acuerdo con esta escuela o corriente filosófica, la Naturaleza
entera se halla gobernada por una "razón" providente y divina (Lógos)
que dirige sabiamente el "destino" de las cosas y de los hombres.
Es insensato e inútil intentar cambiar el plan de esa providencia divina.
Ocurre siempre lo que tiene que ocurrir, del modo exacto en que
tiene que hacerlo. Por eso, nuestro deber como seres dotados de
razón es aprender a "vivir de acuerdo con la naturaleza"; o, lo que
es lo mismo, de acuerdo con el Lógos eterno que lo gobierna
providencialmente todo. En esta conformidad de la acción con el
Lógos consiste la areté o virtud moral.
Según los estoicos, es "sabio" (phrónimos) el hombre que
acepta y consiente con entereza y serenidad el "destino"
que el "orden" y las "leyes" de la Naturaleza le deparan. Esta
aceptación tranquila del propio destino se alcanza mediante
el control y el dominio de las pasiones, los impulsos y
los afectos por parte de la razón individual, que está en
comunicación con la razón eterna y universal que gobierna
el mundo y que "participa" esencialmente de ésta.
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