miércoles, 9 de octubre de 2013

Hugo Zepeda. Va entre la ortodoxia y el sensacionalismo

Comentario del Fraile:
     Este extraño personaje que aparece continuamente en televisión es un hombre de misa tradicional. Pero lo más curioso es lo menos tradicional. El es un sacerdote de la Orden de Santo Domingo que colgó la sotana para casarse. Se dedicó a la política, a hacer clases de teología y luego a la televisión y junto con eso estudió derecho.
     Es realmente un personaje extraño, que va entre lo tradicional y lo liberal. Seguramente en YouTube deber haber videos de él. En televisión estudio fenómenos paranormales lanzando una serie de supuestos teológicos que parten de una ortodoxia pero se alejan paulatinamente posteriormente con sus interpretaciones personales.
      Desconozco el motivo de sus fluctuaciones teológicas. Tal vez será por la televisión y el sensacionalismo que debe reinar en ésta para poder vender. Sin duda, su modus operandi obedece más a un hombre que tiene ciertas deficiencias de personalidad más que a una persona que resguarde su equilibrio y su fidelidad a Dios. En todo caso, tubo una sólida formación teológica que jamás podrá ignorar.
     Juzguen ustedes por sí mismos al personaje. Al profesor le gusta hablar del tema apocalíptico.


      

HUGO ZEPEDA COLL: “Siempre he pensado que puede venir el fin del mundo"

HUGO ZEPEDA COLL

Este es temor recurrente en la historia de la humanidad. Cientos de profecías, películas, estudiosos, locos y charlatanes han tratado de mostrar y adivinar cuándo ocurrirá. Hugo Zepeda es una de las voces nacionales que más saben del tema y cuenta algunos de sus miedos y creencias.

Por: Ignacio Ossa / Fotos: Ronny Belmar
HUGO ZEPEDA COLL
Hugo Zepeda es un gran conversador, de ésos que pueden pasarse horas hablando de cualquier tema. Lo que sea. Pero sin duda que el hombre tiene sus favoritos y por los cuales es reconocido. Si bien él se define como licenciado en teología, porque teólogo le parece presuntuoso, el tema de las profecías y el fin del mundo son su fetiche, más todavía cuando según el calendario maya estaríamos a dos años que nuestro planeta deje de existir. Zepeda tiene 74 años y es dueño de una energía envidiable. Trabaja más de 60 horas semanales, dictando clases en diferentes universidades, vive en el Parque Bustamante, en un distinguido departamento rodeado de libros, tantos que muchas veces –por no decir la mayoría– no logra encontrar lo que anda buscando, sino hasta que ya no le es del todo útil. Confiesa que le fascina vivir ahí y que no lo cambiaría por nada del mundo. Si no está rodeado de sus libros, está en su natal Coquimbo, donde se arranca cada dos semanas y donde, además, dicta clases. Zepeda aparece todos los jueves en el “Buenos días a todos”, donde Camiroaga y compañía lo interrogan sobre los más diversos temas, normales y paranormales, sin complicarse con ninguno. Su barba blanca y su voz profunda son una marca registrada cuando se habla de asuntos del más allá. Sin embargo, él se declara incompetente a la hora de asegurar cuándo será el fin del mundo. Sí cree saber el cómo y está lejos de todas las películas de ciencia ficción que cada cierto tiempo sacuden la taquilla y se llevan tantos millones de dólares como malas críticas de los especialistas. Así como cree en un proceso más lento de degradación, también confiesa que muchas veces ha pensado en que “estamos cerca del fin”, sobre todo durante la Guerra Fría y el inminente riesgo de una guerra nuclear. “En esa época sentía que en cualquier minuto iba a venir el fin. Era cosa de apretar un botón y se desataba una guerra que hacía desaparecer el planeta. Por lo demás, todavía puede ocurrir o que una fisión no se pueda controlar y se provoque una destrucción masiva”, asegura.
–Bueno don Hugo, ¿se acaba o no el mundo el 2012?
–Siempre se tejen muchas leyendas y mitos sobre el 2012. Incluso, muchas personas señalan el día y mes del fin del mundo. Pero esto merece un análisis más profundo. Ya se han hecho nuevas interpretaciones del calendario maya, en que se plantea que sería el 4012 el año del fin del mundo. Las fechas y los tiempos, sobre todo en estos aspectos astronómicos, son diferentes a los que conocemos nosotros. El principal aspecto de la profecía maya está en que un rey profeta que ellos tuvieron dijo que 60 años después de que su tumba fuese descubierta ocurriría una catástrofe y ese descubrimiento fue hecho por un sabio mexicano en 1952. También se habla de que Nostradamus había anticipado el fin del mundo, pero eso sería por el año 3600 y ya estaremos bastante viejos para esa fecha. Pero a las que hay que darles importancia es a las profecías bíblicas.
–O sea, ¿no cree mucho en el calendario maya ni en Nostradamus?
–No creo mucho, aunque sí hay algunas cosas que son verdaderas. Según el Evangelio de San Mateo, el propio Jesús fue consultado sobre cuándo sería la segunda venida. “Esto no lo saben los ángeles, ni siquiera el hijo del hombre. Sólo lo sabe el Padre Celestial”, era su respuesta. No hay un anuncio fijo, pero sí dice que habrá señales constantes que presagian que esto va a ocurrir. Nadie sabe los tiempos. Y lo mismo pasa en otras religiones, donde existe una tendencia a anunciar que el mundo va a terminar. Pero lo que sí va ocurrir es que se producirá un gran cambio en el mundo, un cambio de la Tierra, que ya está ocurriendo. Los cambios climáticos también habían sido anunciados. Se está produciendo un calentamiento global cósmico y nosotros lo estamos apresurando. La responsabilidad corre por nuestra propia cuenta. Todos hablamos del tema y no se hace mucho. Otro cambio que viene es el de nuestra manera de ser y que se ha comenzado a producir con el advenimiento del tercer milenio.
–¿A qué se refiere con los cambios en la manera de ser?
–Con la irrupción de Internet está cambiando la cultura. Todavía no nos damos cuenta, porque los que están experimentando el cambio son los niños nacidos desde el año 2000. Si observa su manera de ver el mundo y se comunican, es totalmente distinto a lo que entendemos por cultura.
–¿Se viene un quiebre social y generacional inminente?
–Esto se va a empezar a notar en unos 15 años. Tienen parámetros distintos respecto del conocimiento y de la ética y las obligaciones con la sociedad. Todo está cambiando y la información se está transformando en el saber, siendo que antes contribuía al saber. Yo creo mucho en lo que San Juan escribió en el Apocalipsis, donde habla de las bestias. Las bestias al servicio de los anticristos y la acción de Satanás.
–Tal como las catástrofes naturales se podían ver anunciadas en algunas profecías o en la Biblia, ¿el fenómeno de Internet también se puede interpretar en algún pasaje y ser tomado como una bestia o catástrofe?
–En el fondo, en las profecías se habla de cambios de cultura, que va a haber menos niños, que cambiarían las personas…
–¿No se referirían quizás a cambios producidos por seres alienígenos?
–Yo creo que existen los ovnis, lo que no creo que es vengan de otra galaxia. Esto es producido aquí. No sabemos cuáles son los centros de investigación que hay en el mundo, fuera de los gobiernos y las universidades, puede haber muchas cosas. Creo que ya se están clonando seres humanos. Desgraciadamente, como la técnica le está comiendo los talones a la ciencia... Todavía no se anuncian los principios científicos, cuando la técnica ya está operando. No se ha descifrado el genoma humano y estamos en condiciones de clonar. Por eso no sabemos los efectos a futuro de algo así. La segunda bestia, la de la persuasión, es sutil y va ir de a poco dominando el mundo y nadie va a poder comprar y vender si no se tiene grabado en la frente o en la mano el número de la bestia, el 666.
–Me imagino que eso es algo simbólico, pero de todas maneras, ¿hay señales que hablen de que esa segunda bestia se está metiendo en el mundo actual?
–Mire, cuando usted va a comprar, nadie le pregunta el nombre, le preguntan el RUT, que es un número simbólico, como lo es el 666. Ahora un número nos reemplaza y roba la esencia del hombre. Incluso a uno le piden la huella digital. El nombre está desvalorizado. Todos estamos reemplazados por números, lo que somos está al descubierto, nuestros gustos, ocios, sueldos… Todo. El ser humano está siendo despersonificado y ha perdido su intimidad.
–¿Hay vuelta atrás?
–No. Esto es un cambio absoluto.
–¿Por qué le tememos tanto a la muerte o al fin del mundo si es algo que siempre se nos ha dicho que vendrá inevitablemente?
–Es natural inquietarse frente al misterio. Solamente la religión nos da la esperanza de otra vida, entonces imagínese cómo sería sin ella. Además, se nos olvida que en la vida no todo va por la vía material.
–La desnaturalización del ser humano, que se escribió en el Apocalipsis, ¿vendrá en conjunto con las catástrofes naturales o son procesos aparte y que no tienen relación?
–Creo que todos estos cambios se están produciendo. Nos asombramos frente a un maremoto o un terremoto, pero no lo hacemos frente a la disminución de los hielos. Estamos frente a los veranos e inviernos más rigurosos del último tiempo. Hemos contaminado el planeta de una gran manera y el ejemplo viene de Europa. Los países del primer mundo han realizado la depredación del planeta.
HUGO ZEPEDA COLL
–¿Esa depredación del primer mundo, a la que alude, tiene alguna referencia en la Biblia o alguna profecía del fin del mundo?
–Sí, pero la interpretación no se puede ampliar mucho. En el Apocalipsis hay una extensa referencia al Imperio Romano, que era el primer mundo. Un imperio poderoso, bien organizado, con una excelente higiene, de un adelanto urbano extraordinario. El derecho romano sigue vigente hasta hoy. Aun así, eran capaces de tener un circo, de mandar a los gladiadores a que se mataran, mandar a los cristianos para ser comidos por los leones… todo de una crueldad inaudita. Cuando se crece sin los valores básicos, no valen de nada los adelantos. Esa es la gran lección del mundo. A nosotros también nos gusta el pan y el circo.
Le preguntan en la calle
–¿Cuántas veces se ha anunciado el fin del mundo?
–Infinidad de veces. Para el año 1000 se anunció y se concedieron todo tipo de indultos generales, se condonaron deudas y todo el mundo se preparó. Para el 2000, lo mismo, y no se por qué, quizás porque alguna vez se dijo que no iba a haber mil más. Todas estas cosas se atribuyen a la Biblia y luego lo juntan con lo que dijo Nostradamus, el calendario maya, San Malaquías y se arma un gran confusión. También se anunció después de las guerras mundiales. Lo mismo que con la invasión napoleónica, las guerras religiosas de la época de La Reforma, la guerra entre los cristianos y los turcos, la Caída de Constantinopla también se creyó que era el fin del mundo, porque el sultán dijo que iba a hacer pastar su caballo en el altar mayor de la Basílica de San Pedro. Luego de eso apareció un cometa y una mula parió en Vía Julia en Roma. Todo tipo de signos.
–Actualmente no se ven ese tipo de anuncios.
–Actualmente se ven muchas cosas también. Hasta hace unos pocos años, la madre Cecilia de Elqui anunciaba el fin del mundo y que los elegidos serían rescatados por un ovni. Lo dijo con hora y fecha.
–Pero eso más bien es catalogado como locura y no se le da importancia.
–Pero hay que tener cuidado. Hay mucha gente que está hablando de esto. En las calles mucha gente me pregunta cuándo se acaba el mundo.
–¿Y se la jugaría por algo?
–No, porque no lo sé. Y nadie lo sabe, sólo el Padre Eterno. Lo único que se puede hacer es ver las señales bíblicas que se dan lentamente. Los profetas de Israel, antes de la llegada de Jesucristo, hablaban de estos signos. Hay que estar preparados.
–¿Piensa que será algo furioso y que el mundo va a arder?
–Va a haber nuevos mundos. Lo de la destrucción me trae un poco de dudas. Cristo no solamente va a renovar lo espiritual, sino lo material. Todo el fruto de la acción creadora de Dios se va a renovar para confluir en Cristo.
–¿Alguna vez ha temido que venga ese momento, el fin del mundo?
–Siempre he pensado que puede venir.

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